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Por qué celebrar el nombre y no el cumpleaños

LA TRIBUNA ·

FEDERICO SORIGUER / MÉDICO. ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS

Viernes, 19 de marzo 2021, 07:38

En mi infancia se celebraban los santos, no los cumpleaños, que si acaso, eran solo una referencia sin tarta ni velas. Solo más tarde vino ... lo del 'Happy Birthday to You' y las onomásticas pasaron a la historia. Medir el tiempo es un empeño humano desde el comienzo. En el Génesis se comenta que el faraón de Egipto ahorcó al jefe de sus panaderos el día de su cumpleaños. Una desafortunada casualidad que nos permite saber algo de la historia de los cumpleaños. En la cultura griega los niños nacían con un 'daimon', un espíritu que les acompañaba toda la vida y que era recordado cada cumpleaños. De los griegos pasó a los romanos. Con el cristianismo el 'daimon' pagano pasó a ser, y así se traduce hoy, un espíritu maligno, un demonio, por lo que el cumpleaños dejo de ser considerado como fiesta cristiana. No fue ajena a ello la confusión de los primeros cristianos sobre la fecha del nacimiento y muerte de Cristo, pues solo hasta el pontificado de Julio I (337-352) se unificó la fecha del nacimiento de Cristo fijándola el 25 de diciembre. Si la Iglesia podía ya celebrar en paz el nacimiento del Hijo del Hombre también el resto de los hombres podían celebrar su cumpleaños, que se convertía, así, en una fiesta cristiana. También la celebración de la onomástica tiene una larga tradición. En Grecia y en Roma, el cumpleaños y la onomástica solían coincidir, pues el rito tenía la fuerza no sólo «religiosa», sino también jurídica, de vincular al neonato con toda la familia. Con el paso de los siglos, esta costumbre se cristianizó. La tradición de celebrar la onomástica se ha mantenido, sobre todo, en los países de tradición católica pues los protestante no han sido muy amigos de los santos. Hoy todos cantamos, el 'Happy Birthday to You', lo que es una muestra clara de mestizaje, pero también de sucursalismo cultural. Y así hemos llegado a nuestros días, en los que casi nadie celebra el santo, y todos, el cumpleaños. Personalmente me gusta más celebrar el santo que el cumpleaños. Hay muchas razones, todas ellas sobrevenidas para justificar algo que es simplemente una costumbre que viene de pequeño y que me resulta más placentera que la contraria. La onomástica es una hermosa palabra de origen griego, 'onomastiké', o el arte de nombrar. Las cosas, las personas, el mundo propiamente 'no existen' para los hombres, hasta que no son nombradas. Todos los gobiernos totalitarios lo saben muy bien. Quitar y poner el nombre a las cosas es la mayor muestra de poder.

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