Carta a un consejero preso

Debe resultar insufrible enfrentarse a una realidad que supera al más fuerte de los seres humanos, sobre todo cuando esa realidad es consecuencia de decisiones judiciales que mantienen a inocentes en la cárcel, así como al silencio cómplice de aquellos en los que uno confía levanten la voz en su defensa. Dirigentes de tu partido, por ejemplo.

Pues bien, querido amigo, parece que algo se mueve. Supongo que sabrás por los medios de comunicación a los que tengas acceso, o bien por información de tu abogado, que hace unos días el Ministerio de Justicia anunciaba lo siguiente: «El Gobierno tramita los indultos a nueve condenados del caso ERE año después de que lo pidieran». Así rezaba el titular de un periódico de tirada nacional. Y esta es la razón principal por la que he decidido escribirte esta carta. Como podrás imaginar, fue, es, una noticia que me llenó de alegría y esperanza. Pero no solo a mí, también a muchos de los malagueños y malagueñas que apoyamos con nuestra firma la petición de indulto parcial que, en su día (15-9-2022), dirigió tu familia al Ministerio de Justicia.

El indulto es una medida de gracia, una causa de extinción de la responsabilidad penal. Está bien, supone el perdón de la pena, que no es poco, pero mantiene que la persona en cuestión siga siendo culpable. Y esto último nos negamos a aceptarlo algunos de los que hemos comentado la posibilidad del indulto y, por tanto, tu excarcelación. ¿Por qué? Porque sabemos que eres inocente. Es más, hemos llegado a comentar (quizás llevados por cierta euforia) que como tú no cometiste delito alguno, lo que te mereces es la amnistía. Sí, el perdón del delito que no cometiste. Al menos te la mereces mucho más que algunos que encima la reclaman como un derecho.

Recordarás que fueron muchas las voces de destacados juristas que pusieron el grito en el cielo al conocer aquella sorprendente y controvertida sentencia: «extravagancia jurídica», decían unos; «prevaricación judicial», decían otros; muchos, además, creían que aquella sentencia obedecía a otras causas, como la utilización torticera de sus resortes judiciales por parte del enemigo político. No lo sé, no soy jurista, como tú bien sabes, y los jueces también son personas susceptibles de equivocarse. Pero lo cierto es que el propio fallo judicial concluye que ni tú ni los demás encausados os llevasteis un puñetero euro de aquellos 680 millones que, por cierto, sigue abonando el actual gobierno andaluz del PP al fin al que iban destinados: empresas en crisis y sus trabajadores, como tu también sabes. Y si hubo malversación, como dice la sentencia, tampoco ha podido demostrar la justicia a dónde han ido esos supuestos bienes malversados. Pero...

Desde lo políticamente correcto siempre se dice que las decisiones judiciales hay que acatarlas, aunque no se compartan. Hombre, respetar las instituciones en un estado de derecho es un deber democrático. Por eso hay que respetar las decisiones judiciales, aunque algunas parecen tomadas por una justicia tuerta –no ciega– que mira para el lado equivocado, decisiones que causan dolor, destrucción familiar, ruina económica, daño moral irreparable... En estos desafortunados casos, ¿quién respeta al injustamente condenado? Difícil controversia ¿verdad? Que te lo digan a ti.

Desconozco el mecanismo jurídico del indulto, los tiempos, los informes preceptivos, y todos esos formalismos, pero yo y muchos de los que firmamos el documento de apoyo a tu indulto esperamos impacientes que se resuelva pronto, favorablemente, claro.

A otros, no. A otros la noticia les ha sentado como un tiro, y no han tardado en calificarla de «absoluta vergüenza», «sorprendido por el posible indulto a los condenados por los ERE». Así se ha posicionado el actual gobierno andaluz por boca de su portavoz, que además critica que «un político del PSOE perdone a otros políticos del PSOE por robar a todos los andaluces». Igual ese muchacho no se ha leído la sentencia que expresamente dice que no os habéis lucrado, o sea, que no habéis robado a nadie, ni habéis destinado el dinero público a otro fin que no sea el de ayudar a empresas en crisis y garantizar el salario de miles de andaluces. En fin, Consejero, ya conoces el dicho de que cree el ladrón que todo el mundo es de su condición. Por no hablar de las plumas que, al respecto, destilan bilis amargas en vez de tinta china. En fin. Todos tenemos derecho a opinar. Lo malo es que algunas personas confunden justicia con venganza. Y cuando esto sucede, en su corazón sustituyen el perdón y la compasión por el odio, la mentira, la difamación , el insulto, el enfrentamiento,...¡Qué pena!

Bueno, querido amigo, a pesar de todo albergo la esperanza de que haya un gobierno indulgente que te abra las puertas del presidio, donde estaré para darte un fuerte abrazo físico, como este virtual que ahora te envío, y que te ruego hagas extensivo a los que te acompañan en prisión por la misma causa.

Tu amigo.