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Centrolandia

Hay hosteleros que quieren convertir el Centro en una 'zona cero' inhabitable, y hay que darles una respuesta

Txema Martín

Martes, 24 de enero 2017, 08:40

Los hosteleros del Centro -no todos, sino los que hacen más ruido- continúan con su ambicioso plan de convertir el centro de la ciudad en un parque temático con un paso clave para este menester: exigir el destierro de los vecinos del centro mediante la catalogación de zona turística. Poco a poco lo van teniendo fácil porque los vecinos son cada vez menos, y más débiles. En la 'almendra' del Centro hay 5.000 habitantes y 13.000 plazas turísticas, una diferencia que seguirá aumentando porque los hoteles se proyectan a puñados, y gracias a los pisos turísticos el precio de la vivienda ya es prohibitivo si lo que se pretende es vivir en ellos. La propuesta es convertir el barrio en una 'zona cero' inhabitable. Hay que darles una respuesta.

Ellos se permiten estas exigencias porque llevan años operando bajo la complicidad del Ayuntamiento. En Málaga se han modificado e incluso abierto calles a la medida de los empresarios. La peatonalización, que iba a ser beneficiosa para el paseante, ha convertido las calles en campos abiertos para las terrazas. En invierno hay barra libre de veladores, burdas privatizaciones del espacio público. Por si fuera poco, también les instalamos atracciones de feria para que todos vendan más, como la iluminación navideña o una noria intermitente y bastante cutre en comparación con las de otras ciudades. En Málaga se hace todo eso con la coartada de la creación de empleo, pero a cambio algunos hosteleros quieren echar a nuestros vecinos del centro. Deshabitarlo y convertirlo en un decorado de sus negocios.

Los malagueños nos quedamos solos en la batalla de defender nuestra ciudad y sus costumbres. Se entiende la actitud de Ciudadanos porque ese partido es, en sí mismo, una franquicia, y sus dirigentes locales a menudo ni son de Málaga ni han tenido un vínculo con la ciudad más allá de la coincidencia. Resulta decepcionante la actitud del PSOE, que se pone de perfil ante disparates como el hotel de 130 metros en el puerto o La Mundial. Nadie allí se muestra categórico respecto a los asuntos más importantes de la ciudad.

El objetivo parece ser que la ciudad se convierta en un destino ideal para el turismo de bajo coste y borrachera. Como el boicot no sirve de nada cuando los negocios viven del turismo, los ciudadanos también deberíamos exigir más inspecciones de trabajo en estos locales, que no haya ni un solo trabajador sin un contrato por todas las horas que echa. Habría que multar y revocar las licencias de apertura a quienes amenacen con despedir a los trabajadores o lo utilicen como medida de presión. También a los que no estén bien insonorizados. Más controles de sanidad, porque hay calles donde el olor a fritanga es insoportable, y el aceite tantas veces frito es tóxico para la salud. Habría que defender nuestra gastronomía mediante la prohibición de las paellas congeladas y los surtidos de tapas. Habría que acabar con todo esto. Están destrozando la ciudad.

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