Inopia sobre Andalucía

Y de repente Andalucía en el debate a cuatro, entre unos candidatos espídicos, jóvenes y de pocas lecturas. Y el '4 de diciembre', que Pablo Iglesias conocía así como de oídas, en mitad del esperpento dialéctico con récords de audiencia. El patinazo de Pablo Iglesias no fue más que la muestra que muchos tienen de la articulación territorial de España y de la necesidad de agitar banderas carlistonas o comuneras como símbolo del 'no va más' democrático.Vaya tela. Pablo Iglesias anduvo por el Sur en la fecha del 4-D, y algo oyó del día que mataron a Caparrós y en el que la sociedad andaluza -metáfora de la española- salió a la calle a defender que en España se acabaran ya los privilegios, los fueros, las vainas que siempre han privilegiado a los de encima del Ebro. Iglesias quiso sacar florituras identitarias en Andalucía, y acabó quedando como Cagancho en Cabra. Con el silencio ignaro a izquierda y derecha.

Si el conocimiento de Pablo Iglesias sobre la Historia del autonomismo español es el que demostró del debate, podemos esperar muy poco de este señor que quiere asaltar los cielos con cuatro eslóganes manidos y un radicalismo sobre la nada, venido a menos según las últimas estadísticas. Cuando PI quiso equiparar aquel trágico e histórico '4 de Diciembre' a las payasadas plebiscitarias de otros, nadie frenó tal locura. De forma implícita, el resto de los candidatos tragaba con ese vago rumor del federalismo y el derecho a decidir. Bien es cierto que Susana Díaz salió después como fiera herida a cuidar a su pueblo, constituyente y esencia de España: de su España sultana.

Es evidente que de alguna manera nuestra tierra, como Castilla, como Aragón, debe tomar, de nuevo, el papel tranquilo en la defensa de la unidad de España, sin los argumentos etnicistas y quincalleros que todos nos conocemos ya. Señalaremos también que la identificación de Susana con "su pueblo" y su "Andalucía" es de un maternalismo vergonzante, y que las 'Evitas' pasaron de moda hace algunos decenios.

Con la perspectiva del tiempo, ve uno que la vertebración de España se hizo mal, tarde, sin pedagogía, y de esa manera se creó al monstruo que asoma. Además, conviene que en estas fechas en que tanto se dice que nos jugamos, los españoles podamos tener claras un par de cosas: a saber que no nos vengan a tocar ni la patria, ni la cartera, ni las narices.

A los andaluces y al resto de los españoles nos conviene, también, exigirle claridad histórica a esta ristra de mitineros, pedirles una apología tranquila de la Constitución, patriotismo sano y unos gobernantes que tengan clara la institución a la que sirven; líderes que hablen de un tiempo nuevo con conocimiento de causa y de Historia.

Lo de un señor de Vallecas defendiendo el derecho a decidir de los pueblos ibéricos es, simplemente, aberrante. Pasa que los Bárcenas y los ERES no nos dejan ver el cielo limpio de España.