Paco Salazar, a la izquierda, cuando aún era secretario de Investigación y Análisis de la ejecutiva del PSOE. EFE

Sánchez calla mientras las mujeres del PSOE estallan por la gestión del 'caso Salazar'

Varias dirigentes piden llevar a la Fiscalía las denuncias por acoso sexual contra el ex alto cargo de Moncloa y Ferraz llama a la calma

Jueves, 4 de diciembre 2025, 21:24

Una nueva vía de agua se le ha abierto al PSOE en un momento enormemente delicado de la legislatura, a las puertas del nuevo ciclo ... electoral que este viernes comienza con la campaña para las elecciones extremeñas. Y esta vez Ferraz no tiene a nadie a quien señalar más que a sí mismo. La falta de «diligencia», que la formación reconoce, en la gestión de las denuncias de acoso sexual contra el exdirigente y exalto cargo de Moncloa Paco Salazar ha provocado un auténtico terremoto interno del que los adversarios políticos, PP y Vox, se han apresurado a sacar tajada. Pero que, sobre todo, ha golpeado el ánimo de las mujeres del partido. Un terremoto sobre el que Pedro Sánchez, sin embargo, guarda silencio.

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Ayer, en el acto que protagonizó con el candidato de su partido, Miguel Ángel Gallardo, en la localidad extremeña de Plasencia, el presidente del Gobierno eludió la más mínima mención al asunto que lleva coleando toda la semana. El miércoles por la tarde, la secretaria de Igualdad, Pilar Bernabé, convocó una reunión telemática de urgencia para abordar la situación y tratar de calmar las aguas ante la ola de indignación que llegaba desde los territorios, pero sirvió de poco.

El digital 'eldiario.es' había publicado el lunes que, según las afectadas, las dos denuncias registradas desde julio en el canal habilitado al efecto para este tipo de asuntos habían desaparecido del sistema y que la dirección del partido daba por finalizadoel proceso dado que Salazar se había dado de baja como militante la semana anterior. Ese mismo día, la dirección rectificó. La portavoz de la ejecutiva, Montse Mínguez, aseguró que todo se había debido a un fallo pero que las denuncias seguían vivas y el proceso también.

El martes, el mismo medio publicó el descarnado relato de las presuntas víctimas. En esas denuncias, las trabajadoras, que formaron parte de los equipos que el exresponsable de Coordinación Institucional de la Presidencia del Gobierno tenía en la Moncloa, explican cosas como que este «llegaba por la mañana y te decía el buen culo que te hacía ese pantalón o te pedía que le enseñaras el escote»; que en una ocasión «escenificó en medio del despacho una felación con todo lujo de detalles sin venir a cuento»; o que «salía del baño que tenía en su despacho a medio vestir y no se subía la cremallera hasta que estaba cerca de tu cara».

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Sospecha de encubrimiento

En la cita convocada por Bernabé, que según algunas de las asistentes fue tensa y tan breve que a algunas de las convocadas ni siquiera se les dio la palabra, se demandaron explicaciones sobre lo ocurrido y sobre lo que se pretende hacer a continuación. Algunas socialistas defienden que hay que ir a la Fiscalía, si no ahora, una vez el partido culmine el proceso abierto, aunque hay quien advierte de que para dar ese paso habría que contar con las propias denunciantes. Bernabé, que pidió «perdón» a las víctimas por un «fallo» en el funcionamiento del canal antiacoso que atribuyó a su reciente implantación y necesidad de rodaje, defendió que antes de decidir judicializar nada se debe esperar a que la comisión interna «haga un informe fundado con toda la información».

Lo que sobrevuela el ambiente es la sospecha de que el núcleo duro de Sánchez ha tratado de proteger o encubrir a Salazar, que, aunque renunció a todos sus cargos el mismo 5 de julio, ha seguido teniendo contacto con miembros de la dirección. Artículo 14 publicó hace unas semanas la fotografía de la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, comiendo con él en un restaurante madrileño; una cita que ella (que este martes tildó de «vomitivo» su comportamiento) minimizó atribuyéndola al «ámbito privado». En el partido circula además la idea de que actúa, junto a el exjefe de gabinete de Sánchez Iván Redondo, como asesor externo del PSC, aunque esta formación niega relación contractual con él.

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Todas las secretarias de área están convocadas a un nuevo encuentro, esta vez presencial, la semana que viene. Pero tanto en público como en privado son muchas las dirigentes que se quejan del daño causado a la credibilidad de la formación en algo que forma parte de su identidad. Porque, además, llueve sobre mojado, después de Tito Berni, de Ábalos y Koldo. Y el patrón no deja de repetirse. La Fiscalía de Violencia sobre la Mujer de Málaga abrió ayer diligencias preprocesales contra el secretario general del PSOE de Torremolinos por otro presunto acoso sexual. La vicepresidenta Montero admitió ayer que los plazos del partido para resolver estos expedientes son «demasiado largos» y que es preciso un mayor acompañamiento de las víctimas.

«La desafección que están generando entre las mujeres hacia el PSOE es imperdonable», se lamenta una veterana socialista. «Es un desprecio a las mujeres y al feminismo. Toda la que ha abierto la boca, en este tiempo, ha acabado apartada», recrimina otra. Ayer, la exvicesecretaria general del partido Adriana Lastra -enfrentada en su día a Santos Cerdán y José Luis Ábalos- advirtió de que no va a aceptar críticas del PP hacia su partido, después de su propio comportamiento en casos como el del exconsellero de la Xunta de Galicia Alfonso Villares, al que Alfonso Rueda deseó una «pronta resolución de su situación» tras su renuncia cuando la justicia le abrió una investigación por agresión sexual, pero también definió el de Salazar como un caso de «violencia contra las mujeres» que hay que poner en manos de la Fiscalía. Y la que fuera secretaria de Igualdad de la formación hasta 2024, Andrea Fernández, hoy portavoz en la materia en el Congreso, se proclamó «disgustada y dolida» y aseguró que exigirá «las responsabilidades que haga falta».

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