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El diseñador Lorenzo Caprile con Rocío Galatas, una de las promotoras de Pop up chic.
Mercadillo con glamour en Guadalmina

Mercadillo con glamour en Guadalmina

El prestigioso diseñador de vestidos de novia Lorenzo Caprile ejerce de padrino improvisado en Pop up chic

joaquina dueñas

Jueves, 7 de agosto 2014, 01:18

Los momentos difíciles son también una buena tierra de cultivo para nuevas ideas. La compleja situación económica ha llevado a muchos profesionales a tener que reinventarse y a probar nuevas experiencias. Pop up chic es ejemplo de ello. Rocío Galatas, que promueve la actividad junto a María Eugenia Fernández y a Rocío Padura, lo define como un «evento efímero» que presenta nuevas marcas y productos en un entorno significativo.

Se trata de un mercadillo glamouroso que se instala en lugares emblemáticos y elegantes de las ciudades por las que pasa. En Marbella han elegido la pradera del hotel Guadalmina, con el mar y la playa como escenario de fondo. La idea ya se ha consolidado en países como Estados Unidos o Japón y en España lleva dos años en marcha. Este verano ha llegado a la ciudad y en su primera edición ha tenido como padrino improvisado al prestigioso diseñador de vestidos de novia y de ceremonia Lorenzo Caprile, íntimo amigo de una de las organizadoras: «Rocío es como mi hermana», aseguró al llegar por sorpresa. Apareció acompañado por Luis García Fraile, diseñador de interiores y, a la sazón, hijo del periodista radiofónico José María García, Iñaki Oyarzábal, secretario de Justicia, Derecho y Libertades del PP y Jacob Bendaham, otro amigo del grupo.

«El comercio ha cambiado dice Caprile refiriéndose a Pop up chic, volvemos al pasado, a las ferias y mercadillos semanales, porque mantener un local abierto es cada vez más difícil salvo que seas una gran marca internacional. Este tipo de formato es similar a lo que ha ocurrido con la venta por internet», explica.

Paseando entre los 40 puestos instalados encontramos economistas, periodistas o empleados de banca reinventados en artesanos que han hecho de su hobby un oficio y han puesto toda su experiencia previa como profesionales en otros sectores, al servicio de su nueva vocación. Este es el caso de Quelea, con Encarni Martínez al frente que ha pasado de trabajar como graduado social a hacer bolsos, pendientes, carteras o pulseras con papel reciclado o con paquetes de patatas fritas.

Por sus puestos pueden encontrarse otros tesoros como las esmeraldas en bruto traídas de Colombia, cuyo precio ronda los 65 euros, las shakiras, collares hechos a mano de colores realizados por las tribus wuayuu y putamayo, inspirados en las formas y las tonalidades de su entorno o los bolsos de la fundación Puntadas de Libertad, fabricados por presas de una cárcel de Cartagena de Indias. Este evento es diferente en cada ocasión. Aunque la ropa y los complementos siempre están presentes, puede haber sorpresas como el puesto de consultoras de belleza de Mary Kay que hubo en su primera edición marbellí.

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