Parte de la sala interior de El Piropo, en pleno paseo marítimo. M. M.

El Piropo, nueva cocina non-stop en Málaga

Alejandro Domínguez estrena proyecto propio en Huelin con una carta que busca sorprender dando prioridad a la identidad local y al producto de mercado, pero con un aliño exótico

Martes, 9 de septiembre 2025, 00:10

No tenía clara la ubicación. Sí el objetivo: ofrecer al malagueño una cocina honesta, con personalidad y ganas de sorprender. Lo ha cumplido en pleno ... paseo marítimo Antonio Banderas de Málaga. Allí, en el número 5, Alejandro Domínguez ha 'lanzado' El Piropo, una esquina para la «cocina mediterránea con toques internacionales». Ahí se unen sus raíces malagueñas con un bagaje que le ha llevado a países como Alemania, donde trabajó junto a un equipo tan cosmopolita que ha dejado huella en su forma de ver la gastronomía.

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Informático de profesión, este malagueño de Almogía llevaba el gusanillo de los fogones desde pequeño. Lo había mamado en el bar de la familia. Tarde o temprano acabaría entre pucheros. Estudió en La Fonda y, tras su paso por varios restaurantes tanto de Málaga como de fuera de la provincia, el cuerpo le pedía emprender un camino propio. Y lo ha hecho junto a sus amigos, y socios, Fernando de la Cruz y Ana Díaz.

De su casa en Almogía precisamente han tomado el nombre de El Piropo para bautizar este restaurante que abría hace apenas cuatro meses con una carta en la que Alejandro Domínguez ha querido dar prioridad al producto de mercado. Su proximidad con el de Huelin le ayuda. Se nota los lunes, que escasea el pescado. «Por la zona y la cercanía al mar, teníamos que tenerlo en la carta; sin competir con los chiringuitos cercanos, pero con algún guiño», explica el cocinero.

Arriba, terraza del restaurante, con el columpio-photocall. Abajo, ensaladilla rusa y mousse de yogur con mango.

Aquí juegan un papel importante las sugerencias del día, que conviven con una carta en la que hay desde porra con helado de queso de cabra hasta gyozas de verdura al curry rojo, tacos de mogote ibérico con salsa de aguacate, cachopo de pollo, presa ibérica en adobo de cerveza Victoria o pata de pulpo sobre fideos tostados y mayonesa de ajo negro.

Aunque asegura Alejandro que el top lo lideran la ensaladilla rusa con langostinos y mayonesa de su coral, el molletito antequerano de tartar de atún rojo y el mousse de yogur con mango y crumble de almendras. Se pueden probar cualquier día de la semana (no cierran) y prácticamente a cualquier hora, ya que ofrecen cocina non-stop de 12.00 a 23.00 horas. Un equipo de once personas se encarga de ello.

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Con un ticket medio de 20-30 euros, en otoño incorporará novedades como los platos de cuchara

Con un ticket medio de 20-30 euros, Alejandro Domínguez ya avisa de que para otoño prepara novedades, incluidas recetas tradicionales: «La idea es recuperar los platos de cuchara y guisos, como pueden ser unas lentejas con perdiz o un gazpachuelo».

Incide mucho en la elaboración casera de todo y en la experiencia global. «Si haces las cosas con cariño y das un buen servicio, el cliente lo nota en la mesa», considera el malagueño, que en El Piropo cuenta con un espacio para unos ochenta comensales, entre salón y terraza. Capacidad que le ha permitido ya acoger algún que otro evento. Sea como sea, hay una parada obligada: su columpio-photocall.

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