En Malasaña también se comen camperos

Marina Martínez

Lunes, 9 de marzo 2020, 01:08

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Hacía tiempo que le habían echado el ojo a Malasaña. Incluso antes de aterrizar en Chamberí. Sin embargo, los precios de los alquileres se lo ponían difícil. Cifras de hasta 7.000 euros eran inalcanzables. Hasta que se les cruzó un local asequible. Chamberí no cumplía las expectativas, así que no lo pensaron mucho y se mudaron a Malasaña. Concretamente a la calle San Andrés, 32, justo al lado de la plaza 2 de Mayo. Allí sirven la especialidad de la casa: el campero malagueño. Y en 19 variedades para elegir. Además de otras incorporaciones como el bowl o el wrap, surgidos ante la demanda de veganos y celíacos.

Casi cinco años en la capital dan para mucho. No han dejado de crecer desde que Encarni Rodríguez y Francisco Rando aterrizaron en Madrid desde su querido Rincón de la Victoria para exportar una de las señas de identidad de la gastronomía malagueña. Bajo el nombre de Granjero Busca Campero, instalaron su cuartel general en pleno barrio de Chueca (calle Barbieri, para más señas) y desde allí han ido conquistando a propios y extraños. Su formato 'take away' es un aliciente para muchos. Tampoco les deja mucho más el espacio de sus locales (apenas 10 metros cuadrados en Chueca y 15, en Malasaña). Tienen buenos cómplices en apps como Glovo o Just Eat, pero sobre todo les ayuda el boca a boca y el buen posicionamiento en plataformas como tripadvisor o yelp.

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«No es fácil; fuera de Málaga, el campero no es muy conocido, pero poco a poco vamos haciendo que guste», advierte Encarni Rodríguez, destacando la diversidad de perfiles que pasan por sus establecimientos. Desde turistas que llegan a través de Internet hasta clientes de pueblos cercanos. «En Madrid hay mucha movilidad, mucha gente de paso y, al mismo tiempo, buena parte de ella hace vida en el barrio donde reside, por eso para nosotros llegar ahora a Malasaña es casi como empezar de cero porque, aunque está cerca de Chueca, mucha gente todavía no nos conoce», explica la malagueña con cierta confianza, no obstante, en ese camino allanado ya durante casi cinco años a golpe de esfuerzo y de arañarle horas al sueño. No hay que olvidar que habitualmente cierran a la una de la madrugada; los fines de semana, a las seis. Eso sin contar eventos, tanto para particulares como para empresas, entre los que ya es un clásico su punto de encuentro mensual en Medias Puri.

Se adaptan a todo. Su inquietud les puede. Ahora, además, junto a su hija Paula. La ilusión y las ganas siguen siendo las mismas que cuando hicieron las maletas en 2015 para cambiar de aires en Madrid. No han dejado de crecer. Como su carta, en la que siguen entrando novedades. Las últimas, el campero anchoas deluxe o el especial gourmet Libertad, en honor a uno de sus incondicionales de Chueca, Libertad La Pinchos, «que le gusta el campero completo». En este caso, con carne mechada, pollo, bacon, queso, lechuga, tomate y mayonesa. Todo por 6,80 euros. Los hay a partir de 4 euros. También en versión 'pepito' por 3 y 3,50 euros. Desde el de tres quesos o el de salmón hasta el de lomo, el de roquefort, el vegetal camembert o el barbacoa.

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El pan lo pone ahora Panadería Salvador. Semanalmente reciben su pedido directo desde Benajarafe. No es lo único con sello malagueño. También se pueden ver en su nevera las cervezas Victoria, los postres Montero o el Cartojal. Precisamente, esa apuesta por el producto de la tierra les valía recientemente el distintivo de Sabor a Málaga. Lo cuentan orgullosos. Como cuando hablan de su tierra. Saben que volverán algún día. De momento, se conforman con el mes de agosto, el hilo constante del móvil… y las frecuentes visitas de paisanos. Quedan retratados en sus redes sociales. Como otros rostros famosos. Uno de los más recientes, el diseñador Lorenzo Caprile, también conocido como jurado del programa de TVE 'Maestros de la costura'. Uno más para esa lista que aspiran a seguir aumentando.