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Un hipotético regreso del público a los estadios para el final del campeonato plantea dos grandes y trascendentales incógnitas... Por una parte, ¿será posible que ... esto suceda con la evolución actual de la pandemia? Es previsible que aparezca una cuarta ola, lo que dificultaría esta opción. Y por otro lado, ¿es rentable para los clubes abrir los campos con los protocolos que se están analizando y aplicando en este momento? Es posible que estén al límite o quizás no lo sea. En este escenario de dudas, los equipos se encuentran ahora en pleno análisis de cómo pueden poner en marcha la vuelta de los aficionados. En el caso del Málaga, las cuentas apuntan a un aforo máximo en los compromisos de La Rosaleda que ronda los 5.000 espectadores al aplicar las medidas actuales de distancia.
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La Rosaleda dispone de poco más de 30.000 asientos, pero sólo podría utilizarse una parte pequeña del total. Ahora estaría por debajo del 20 por ciento y puede reducirse algo más, incluso, hasta el 16 por ciento. Los aficionados, según las normas que se aplicarían en este momento, deben estar separados por 1,5 metros para guardar las distancias. Los clubes, sin embargo, están haciendo aportaciones a LaLiga en este sentido con el objetivo de concretar mejor el número de personas que acuden a los estadios. Después de este proceso, las referidas cifras pueden cambiar, pero lo harían de una forma poco importante.
Desde LaLiga el propio Javier Tebas se ha mostrado partidario de que el público vuelta antes del final del campeonato, pues se produce un agravio con otros deportes y hasta con el fútbol modesto, donde los aficionados pueden asistir a los campos en muchos casos con los protocolos de las comunidades autónomas. El principal 'handicap' al que se enfrenta el fútbol profesional, sin embargo, radica en las aglomeraciones que se pueden producir en los accesos. Por contra, los seguidores no entienden cómo continúan cerrados los estadios cuando se trata de grandes espacios al aire libre.
Pero en esta historia hay otra parte clave, la económica. Los protocolos relacionados con la pandemia son muy costosos para el propio desarrollo del fútbol, igual que lo sería el regreso del público, siempre que finalmente sea viable y lo aprueben las autoridades (se negaron a que hubiera aficionados en la final de la Copa del Rey). Las exigencias de mantener las distancias de seguridad en la distribución de los seguidores en el campo corre a cargo de los clubes, que deberán utilizar más personal para organizar esta apertura de los estadios.
Los altos costes de la vuelta del público, de esta forma, dejan en el aire la rentabilidad. En el caso del Málaga, ese límite de los 5.000 espectadores marca también el mínimo para conseguir algunos ingresos extras. En el caso de que la asistencia fuese, en su caso, menor, el club se vería obligado a subir el precio de las entradas, algo que tampoco quiere hacer de ninguna forma. Pero queda abierta cualquier opción sobre el aforo final de los estadios, pues LaLiga está analizando si se pueden modifican los parámetros actuales.
La vuelta del público, en cualquier caso, estaría rodeada de un proceso complejo y costoso. LaLiga está decidida a que al final de la temporada haya algunas jornadas con aficionados en los campos, pero no está claro que el Gobierno dé el visto bueno a esta iniciativa. La curva de la pandemia sigue en alza y es previsible que en las fechas previstas (al final de este mes o en mayo) la situación no aconseje poner en marcha este regreso, que sería más bien simbólico para arrancar la campaña que viene con más aficionados en los estadios. La decisión deberá tomarse en las próximas semanas, pero queda en el aire que sea factible...
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