El Málaga, fiel a su destino en sus citas fuera de casa (0-0)

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Como se preveía, las rotaciones fueron protagonistas en la propuesta del Málaga. Sólo tres jugadores de campo (Puga, Álex Pastor y Víctor García) repitieron en el once respecto a la última jornada. Pellicer quería piernas frescas en la primera de las dos citas ligueras entresemana del curso y tiene muy claro que todos sus futbolistas pueden ser importantes. Por eso descansó un fijo como Manu Molina y también Dioni, a día de hoy muy asentado como el 'nueve' titular. Y pese a la 'rajada' de Mel el sábado tras el 4-0 de su equipo en Granada, no hubo revolución en sus filas, quizás porque no hay más cera que la que arde.

Lo cierto es que fue el cuadro local el que mantuvo la iniciativa, con un punto de ansiedad en su juego, con demasiadas prisas por llegar al área rival, pero el Málaga no era capaz de controlar mejor el juego. Los avisos fueron llegando. Primero, Sergio González cabeceó fuera un saque de esquina, rematando sin vigilancia al segundo palo. Luego, la torpeza de Víctor García derribando a Luismi Cruz, el más desequilibrante y entonado del Tenerife, casi pisando la cal lateral del área. Tras la consulta al VAR, Ais Reig señaló el punto de penalti, y el más veterano, Enric Molina, corroboró las sensaciones de un equipo colista. Casi nada le va bien. Ejecutó el lanzamiento con su zurda al lado natural, tratando de ajustar tanto que se le fue fuera, pero por si acaso Alfonso Herrero, que ya ha visto cómo tres penaltis que le lanzan este curso no han acabado en gol, se había estirado al perfil correcto.

Comenzó entonces el recital del portero que más paradas hace entre los de Segunda División. Sendos lanzamientos frontales del joven Aarón Martín encontraron manos fuertes para rechazar, y Enric Gallego, muy poco atinado, tampoco empaló en el área un balón que en otras circunstancias, con viento de cara y con la confianza en cotas máximas, hubiera golpeado con violencia las mallas de la red.

Apenas había noticias del Málaga, que superada la media hora de juego, empezó a controlar más el balón, con un intercambio de posiciones entre Antoñito y Lobete. Fue el jerezano, a tres minutos del descanso, el primero en rematar, con una buena respuesta del malagueño Salvi Carrasco, pero al Málaga, más paciente, menos tenso, le sobraba timidez.

En una suerte de 'déjà vu' de sus actuaciones este curso, en las que suele empezar sufriendo y acaba mandando, el Málaga fue evolucionando a su escenario natural. Primero, con la entrada de Manu Molina tras el descanso por un invisible una vez más Juanpe. El orden cartesiano del onubense, con muchos cambios de orientación en su repertorio, y creciendo más en cada partido, le dio mucho al equipo, y el Tenerife fue reculando, más y más con las nuevas opciones que introducía desde el banco Pellicer. La oportunidad de que dispuso Medrano en un remate cruzado con otro guante salvador de Herrero, fue realmente algo esporádico.

El Málaga jugó ya mucho más cerca del área rival, aunque falto de remate. No suma el balón al larguero tras un rebote con Mellot a tiro de Lobete (en su única acción destacada del partido), porque este recibió un pase de Castel estando el atacante en fuera de juego. Parecía que el Málaga podía darle la puntilla al colista, pero no terminaba de meterle mano al partido. Por un momento Pellicer mantuvo dos puntas en el campo, con la entrada de Dioni, aunque se deshizo el 4-4-2 convencional con el recurso a Dani Lorenzo por un Castel sin fortuna alguna.

Faltaba atrevimiento, desborde, último pase, definición.Sólo Puga parecía 'on fire' desde su carril, pero se adivinaba hacia donde se dirigía el partido, hacia el mismo destino que las cinco salidas anteriores. Lo intentó Dioni, con un testarazo al larguero, y también Gayá, en un remate poco cómodo en el área, pero el sino de este Málaga es sumar de uno en uno. ¡Otra vez!