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El desarrollo turístico, la presión urbanística y la contaminación son algunos de los factores que ponen en peligro a la siempreviva malagueña, una especie botánica única en el planeta, que sólo se puede encontrar en una franja costera entre Málaga y Granada.
Concretamente, esta planta perenne, que siempre crece pegada a abruptos suelos en el litoral, sólo tiene en la actualidad poblaciones conocidas distribuidas entre las localidades de Torremolinos y la granadina Almuñécar. Además de la primera, se encuentran pequeñas colonias y muy dispersas de la siempreviva en otros cuatro municipios de la costa malagueña, como son la propia capital (Peñón del Cuervo), Rincón de la Victoria (El Cantal Bajo), Torrox y Nerja (sobre todo en el paraje natural de los Acantilados). A ellos hay que unir el antes citado territorio de Almuñécar, en la zona conocida como Punta de la Mona, junto a La Herradura.
Esta planta autóctona, que lleva apellido malagueño, sólo se puede ver en zonas abruptas y acantilados que estén muy soleados y muy cerca del mar, ya que para su supervivencia requiera de las salpicaduras saladas que les tienen que llegar de las olas cuando éstas rompen en estos lugares.
Aunque hay otras siemprevivas -género 'limonium'-, la malagueña es inconfundible en sus hábitats. Suelen florecer entre el invierno y primavera. Aunque su flor podría servir para su identificación, no es tarea fácil. Es más, quienes han estudiado al detalle esta singular planta coinciden en señalar que para saber si se trata de esta especie u otra hay que atender a caracteres microscópicos. Incluso es más concluyente su hábitat costero para determinar que se trata de este tipo de siemprevivas y no de otro.
Pero esta especie tan exclusiva de esta franja litoral, de nombre científico 'limonium malacitanum' corre un grave peligro. De hecho, hoy esta planta, que está incluida dentro del Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas con la categoría de En Peligro de Extinción.
A pesar de que en los últimos años se han hecho algunas repoblaciones e incluso se han protegido con vallados algunas colonias, hoy la balanza, desgraciadamente, pesa más por el lado de las amenazas. El desarrollo turístico y urbanístico de paseos marítimos y otras construcciones en los últimos años ha propiciado una reducción de sus colonias. A ello hay que unir otros factores negativos como la contaminación, la competencia con especies invasoras o la acción directa del hombre, con pisoteos, con el corte o la extracción de las flores o incluso de las plantas completas. Esto ha llevado a la fragmentación y el aislamiento de las pocas colonias que hay hoy entre Torremolinos y La Herradura (Almuñécar).
La siempreviva malagueña, incluida dentro del «Plan de recuperación y conservación de especies de dunas, arenales y acantilados costeros», suele estar situada hoy relativamente cerca del agua y, por tanto, con el desarrollo turístico de buena parte del litoral, muy accesible -quizás, demasiado- para las personas. Esta especie, que hace un siglo estaba en lugares apartados, recónditos y escarpados, hoy está en enclaves turísticos tan conocidos como El Cantal, el paraje natural de los Acantilados de Maro, La Carihuela, los Baños del Carmen o el Peñón del Cuervo. Con la construcción de paseos marítimos y otras infraestructuras empezaron su problemas para sobrevivir.
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