Gabriel Gutiérrez Tejada: «El pinsapo está en expansión en Málaga y puede salir del peligro de extinción»
El coordinador regional del Plan de Recuperación advierte de que los grandes incendios forestales son la mayor amenaza para la especie
Gabriel Gutiérrez Tejada, 52 años, recoge el testigo de uno de sus maestros, José López Quintanilla (Pepe Quintanilla), el histórico coordinador regional del Plan de ... Recuperación del Pinsapo. El asesor técnico de la Dirección General de Política Forestal y Biodiversidad de la Junta está al frente de la conservación de una de las especies más emblemáticas de Málaga y Andalucía. Gutiérrez Tejada, quien se presenta a sí mismo como «forestal», llega a este ámbito de la conservación con ideas novedosas, que ya está poniendo en práctica sobre el terreno.
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–¿En qué situación se ha encontrado el pinsapo cuando ha llegado a este ámbito?
–Me he encontrado un gran trabajo hecho por el anterior coordinador, que no solamente lo ha sido de ese plan de recuperación, sino que ha dedicado prácticamente toda su vida profesional a gestionar montes con pinsapos. De hecho, ese es el motivo por el que lo seleccionaron en 2011, y desde entonces no ha parado de realizar actuaciones de recuperación, de una manera u otra. Por tanto, frente a la situación decimonónica, de regresión de la especie en sus zonas tradicionales, lo que yo me encuentro, cuando ya ha transcurrido prácticamente el primer cuarto del siglo XXI, es una especie francamente recuperada. Del pinsapo podríamos decir, si obviamos la catalogación formal, que no está en riesgo de extinción, sino que está en expansión. Se regenera de forma natural, con mucha solvencia en su núcleo y refugio. Está ocupando nuevos nichos de su área potencial con cierta facilidad y con una gran cantidad de trabajo muy bien realizado desde el punto de vista de la gestión forestal. Además, el equipo que ha dirigido Pepe (Quintanilla) ha tenido la habilidad de crear todo un ecosistema humano, muy bien engranado en todo el ámbito de recuperación de la especie, fundamentalmente en las provincias de Málaga y Cádiz. El equipo se refuerza con algunas incorporaciones en ambas provincias y posiblemente a cortísimo plazo en otras, donde vamos a empezar a ensayar proyectos de refugio climático y zonas de expansión, también con la colaboración de otras comunidades autónomas como Aragón.
«Vamos a empezar a ensayar proyectos de refugio climático y zonas de expansión del pinsapo»
–Entonces, ¿podemos decir que el pinsapo ya no está en peligro de extinción?
–Podemos decir que estamos trabajando para valorar su descatalogación como especie en peligro de extinción, para pasarlo a vulnerable o incluso a una categoría inferior de vulnerabilidad. Con la premisa, eso sí, de que su hábitat sí es altamente vulnerable, en particular al riesgo de un gran incendio forestal. Esa es la clave del asunto.
La amenaza del fuego
–¿Es el fuego la principal amenaza que tiene hoy por hoy el pinsapo?
–Claro, porque los grandes incendios forestales son perturbaciones que pueden afectar a 5.000 ó 10.000 hectáreas, y la superficie del ámbito del pinsapar es menor de esas 10.000 hectáreas. Entonces, una perturbación que afectara a esa zona nos generaría un grave problema. En cualquier caso, de cara al manejo de la especie, una reducción en el grado de vulnerabilidad es positiva porque facilitaría ampliar las posibilidades de actuar en determinadas zonas.
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«El ámbito del pinsapar es menor de las 10.000 hectáreas que puede alcanzar un gran incendio»
–¿En qué sentido?
–Pues por ejemplo, que las entidades colaboradoras, como por ejemplo la Cruz Roja, y como es posible que a no mucho tardar también los voluntarios del Jardín Botánico de La Concepción en Málaga, puedan dar salida a los ejemplares que están cultivando, en colaboración con el Plan de Recuperación. Y que pudieran salir también al monte, no solamente en actuaciones que se hacen en los cascos urbanos o en su entorno. Con una trazabilidad, de principio a fin, para que podamos utilizar esas plantas para actuaciones de repoblación forestal.
–¿Hacia dónde se encamina el pinsapar que hemos conocido hasta ahora? ¿Cómo va a ser en el futuro?
–Hay diferentes situaciones. Lo que heredamos de otros siglos era una versión restringida de un sistema forestal, y así nos encontramos un pinsapar puro, homogéneo y coetáneo en algunos casos. A partir de ahí, vamos a tener un bosque más o menos irregular, que según las zonas será puro o mezclado con otras especies de coníferas y de frondosas, según vamos bajando en altitud. Además, aparecen dispersos pinsapos dentro de zonas más o menos adehesadas, con encina y quejigo, y zonas más abiertas. En fin, una amplia gama, muy superior a la que encontramos en la situación inicial, en la que el pinsapo se restringía a zonas por encima de 1000 metros de altitud y donde lloviese más de 1000 l/m2 al año. En realidad, el pinsapo es mucho más tolerante a la sequía de lo que tradicionalmente se ha venido entendiendo: tiene un temperamento cambiante, muy delicado en las primeras edades, pero muy robusto conforme se va desarrollando el ejemplar. Y al mismo tiempo, una enorme capacidad de colonización de suelos de diferente naturaleza. Con lo cual vamos a encontrar un área más extensa y con paisajes más variados.
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«Una reducción de la vulnerabilidad sería positivo porque permitiría actuar en determinadas zonas»
–Siempre hemos dicho que el pinsapo es una especie netamente malagueña y gaditana, pero ahora se expande a otros territorios. ¿Dónde podemos encontrar pinsapos?
–De igual modo que en la dinámica natural, a nivel geológico, la especie o más bien el género Abies ha sufrido cambios importantes en su distribución. La teoría más plausible es que desde latitudes boreales, en las que todavía predomina el abeto formando grandes extensiones homogéneas, fue bajando y desplazando en latitud en función de las glaciaciones y los periodos interglaciares. En un periodo de retraimiento como el sucedido en el Holoceno, se quedan determinadas localizaciones en particular en el sur de la Península Ibérica, en el occidente bético y en las sierras malagueñas y gaditanas esos pequeños refugios de pinsapo. Por otra parte, como el resto de abetos mediterráneos, en esos movimientos hasta el cabo de la Nao incluso más al norte dentro de la Península Ibérica tenemos constancia de que se está expandiendo de forma natural.
«Vamos a un bosque más irregular, mezclado con otras especies de coníferas y frondosas»
–¿Y las repoblaciones?
–Lo estamos expandiendo con el plan de recuperación a otras zonas de las provincias de Málaga y Cádiz, donde vamos a iniciar unos ensayos para localizar posibles refugios climáticos a futuro para la especie en las sierras de Sevilla, en varios puntos de Granada y Sierra Nevada, en Cazorla (Jaén), e incluso en Almería, en el entorno de Filabres. Estamos hablando de ubicaciones a más de 2.000 metros de altitud. Además, históricamente es una especie que se ha utilizado en la Península Ibérica y a nivel europeo para colecciones botánicas en jardines, y también para ensayos de repoblaciones experimentales.
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Gestionar el monte
–Además de los pinsapares andaluces hay uno muy importante en Aragón. ¿Cómo va?
–Sí, el pinsapar de Orcajo, en la provincia de Zaragoza, donde está en mezcla con pino algareño y pino silvestre, y donde está demostrando que frente al decaimiento de estas otras dos especies de pinos, el pinsapo es muy resistente, con una gran capacidad de adaptación y se está regenerando a ojos vista. De hecho, por este motivo vamos a firmar un protocolo de colaboración con el gobierno de Aragón para compartir experiencias y conocimientos sobre el manejo de la especie y probar ensayos a mayor escala.
«Las actuaciones forestales tienen que contar con el compromiso de toda la sociedad»
–Por último, ¿hasta qué punto es importante la implicación de la sociedad en la conservación?
–Es fundamental, por varias cuestiones. Primero, porque no tendría sentido hacer algo a espaldas de los intereses de la sociedad. Las actuaciones forestales se hacen a futuro, con plazos muy largos, pero tienen que contar con el compromiso del conjunto de la sociedad. Por otro lado, los planes de recuperación de una especie tan carismática como es el pinsapo sirven para que diferentes grupos sociales entren en contacto con el bosque y comprendan de primera mano sus necesidades. Y no es precisamente abandonarlos a su suerte, como en determinados ámbitos se han propugnado. La gestión forestal es absolutamente necesaria, a través de técnicas clásicas adaptadas a los tiempos actuales se puede recuperar un taxón vulnerable, como ha sido el pinsapo durante toda la historia en la que lo conocemos a nivel científico, y se ha conseguido sacarlo del peligro de extinción. En eso, la sociedad es fundamental, y de hecho gran parte del plan de recuperación en los últimos años se ha apoyado muchísimo en la colaboración ciudadana.
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