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Miles de mariquitas han invadido las terrazas y los balcones en amplias zonas del litoral de Málaga capital y municipios cercanos, como Rincón de la Victoria y Torremolinos. Se trata de un fenómeno recurrente, que aparece siempre en esta época del principio de la primavera, después de una subida brusca de la temperatura y más si, como ahora, sopla viento fuerte que arrastra a estos pequeños insectos hasta depositarse en las ventanas y sobre el alféizar de estas. De ahí que no todos los años se reporte su presencia (la última vez que ocurrió a este nivel en Málaga fue en el año 2012, según la hemeroteca de SUR). En las últimas horas numerosos lectores se han dirigido a SUR.es para informar sobre la abundante presencia de estos coleópteros en sus hogares, que comenzó a notarse especialmente este domingo en terrazas y ventanas.
Las mariquitas, de la familia de los coccinélidos, no son peligrosas, a lo sumo molestas, y su eclosión se extiende durante un par de semanas. Fuentes municipales explican que no se consideran plaga porque son inofensivos para el ser humano y para el medio ambiente; antes bien al contrario, son beneficiosas porque se alimentan de pulgones, que sí causan daños a la vegetación. De hecho, las mayores concentraciones se producen estos días cerca de donde hay árboles plagados de estos, porque son su territorio de caza. Actualmente, se crían en cautividad y se usan para el control ecológico de plagas tanto en agricultura como en jardinería. Además, son útiles para la reproducción de las plantas y la alimentación de las aves y reptiles. En la provincia hay unas 50 variedades distintas y la tradición popular considera que son animales beneficiosos, que atacan a las plagas, por lo que siempre han sido muy respetadas por las gentes del campo, que han transmitido este cariño a los niños a través de juegos.
En todo caso, aunque el confinamiento ha reducido mucho el tráfico, conviene advertir a los ciclistas, motoristas y patinadores para que estos días tengan precaución al paso por zonas costeras y en lo posible usen las viseras de los cascos, por el riesgo de que los insectos puedan golpear en los ojos. También se amontonan en los cristales de las ventanas y barandillas.
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