La comisión de ética y garantías de PSOE de Andalucía decidió la pasada semana crear una gestora en la agrupación de Fuengirola tras la crisis ... abierta al no convocarse una asamblea extraordinaria pedida por los militantes y donde se iba a censurar a la ejecutiva hasta ahora encabezada como secretaria general por Carmen Segura, que es, además, la portavoz en el Ayuntamiento. Este es, por el momento, el último episodio de la turbulenta historia del socialismo fuengiroleño, enredado desde hace tres décadas en un laberinto al que no encuentra salida y marcado, según fuentes consultadas, por dos factores: uno externo, que es el exitoso modelo de gestión del PP que le ha consolidado en la Villa Blanca y otro interno, derivado del anterior, que son las continuas luchas orgánicas.
Aunque ya había cuitas de poder desde prácticamente los primeros años ochenta del pasado siglo, hay que situarse a principio de los noventa para encontrar el germen de la actual situación del PSOE de Fuengirola. En noviembre de 1993, la entonces alcaldesa popular Esperanza Oña dimitió antes de que se debatiera la moción de censura presentada por los socialistas junto a dos de los cinco integrantes que tenía el partido Solución Independiente (SI) y que hasta ese momento habían apoyado al PP. Unos días después se convirtió en regidor el socialista Luis Pagán –ya había sido alcalde y presidente de la Diputación– quien se mantuvo en el cargo hasta 1995. Ese año, Oña ganó por mayoría absoluta. Una victoria que tanto con ella como candidata como con la regidora desde 2015, Ana Mula, el PP ha venido repitiendo en cada elección municipal. Hoy gobierna con quince de los veinticinco concejales de la corporación frente a los cinco socialistas.
«Aquella moción de censura no se entendió en el municipio. Además se produjo en un momento donde, a nivel nacional, la marca del PSOE estaba en horas bajas. Esos dos elementos explican el declive electoral que el PSOE viene sufriendo desde entonces en Fuengirola», explica una fuente conocedora de la realidad política de la localidad. «A ello se une la actitud dura, hosca y contundente que Oña ha tenido con la oposición durante sus años de mandato y que ahora sigue Mula, lo que ha provocado que los líderes socialistas en la oposición se hayan ido quemando», añade esta fuente.
«El PP le ha cogido el tranquillo a la ciudad y ha gestionado bien los recursos. Esta situación ha hecho que la ciudadanía no vea una necesidad de cambio», afirma una fuente
Durante estos años, han sido cinco los socialistas que han intentado el asalto a la Alcaldía sin conseguirlo: Luis Pagán, Salvador Moreno (dos ocasiones), Moisés Sánchez, Javier García León (tres ocasiones) y Carmen Segura. «El PP le ha cogido el tranquillo a la ciudad y ha gestionado muy bien los recursos. Esta situación ha hecho que la ciudadanía no vea una necesidad de cambio», sostiene otra fuente consultada, quien agrega que los populares han situado a Fuengirola como uno de los grandes feudos del partido en la provincia. En este sentido y analizando las 16 ciudades de más de 20.000 habitantes, desde 1995 el PSOE ha tocado poder en todas ellas excepto en tres: Alhaurín de la Torre, la capital –aunque aquí el PP perdió en dos ocasiones la mayoría absoluta y necesitó de pactos– y Fuengirola, donde los populares gobiernan en solitario desde hace 28 años.
«Grupúsculos que no se pueden ver»
Esta fortaleza del PP ha tenido como consecuencia el debilitamiento del PSOE, que en estos años no ha logrado forjar un liderazgo fuerte que sea una alternativa al poder del PP en la localidad, lo que ha provocado una situación de «cainismo» en el partido, según destaca una fuente. «Cuando las expectativas de poder se ven lejos, se desatan las guerras internas por el poder orgánico», añade otra fuente. «El partido en Fuengirola lleva muchos años instalado en luchas de poder internas y hay relaciones personales muy tensas», apostilla una tercera fuente.
En lo que coinciden todos los consultados por SUR, es que en el seno del PSOE de Fuengirola conviven a día de hoy diferentes «grupúsculos que no se pueden ver» y que entre ellos se han producido «numerosas traiciones» que hacen complicada la convivencia en el partido y en el grupo municipal, con numerosos enfrentamientos.
Sobre la última crisis, las fuentes argumentan que el origen está en que como candidata a la Alcaldía en las elecciones locales del pasado 28 de mayo, Carmen Segura confeccionó una lista «donde no se tuvieron en cuenta los equilibrios internos en el partido». «Eso se puede hacer si tienes unos buenos resultados, pero si no es así…», expone uno de los consultados.
Ahora será la gestora presidida por Rafael Granados la que deberá pacificar las revueltas aguas. «El partido necesita un tiempo de calma para coser las heridas y ser generosos para crear una sinergia de la que pueda brotar un nuevo liderazgo que no tiene por qué ser personal, sino colectivo y con las vistas puestas en el medio y largo plazo», concluye una de las fuentes.
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