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La celda de Muñoz es ahora almacén de los enseres del resto de mazmorras.
La celda del preso Julián Muñoz en la cárcel de Málaga

La celda del preso Julián Muñoz en la cárcel de Málaga

La mazmorra del exalcalde de Marbella en la antigua prisión de la capital conserva el nombre del reo español con más condenas

Francisco Griñán

Domingo, 26 de octubre 2014, 02:07

El lugar está abandonado y los cientos de cerrojos que antes impedían el paso de una galería a otra no se usan desde hace un lustro. Pero como si se hubiera detenido el tiempo, las puertas de las mazmorras todavía guardan los nombres de los últimos presos que las habitaron. En la celda central, un nombre no pasa desapercibido: «Julián Muñoz Palomo». La identificación del exalcalde de Marbella está escrito a bolígrafo, debajo del rótulo de otro reo con el que compartía aquel cubículo pequeño, que ahora aparece lleno de colchones. La puerta está abierta y no tiene barrotes. En esa zona de la cárcel no hacían falta porque eran las celdas de tercer grado destinadas a los presos en la última fase de su condena. Y entre ellos estuvo el Cachuli, que fue el último inquilino del presidio antes de su cierre.

El convicto más mediático de la historia reciente de la corrupción política en España, condenado por la operación Malaya -y un amplio número de casos más- y expareja de la tonadillera Isabel Pantoja, pasó en octubre de 2008 de la cárcel de Alhaurín a la de la capital, donde se encontraba la Sección Abierta para los presos que solo tenían que acudir a dormir y disponían de los fines de semana libres. Entre los últimos inquilinos de esta antigua cárcel estuvo Julián Muñoz, al que los medios solían esperar a las puertas de la prisión para arrancarle alguna declaración o, en el peor de los casos, grabarle por la calle hasta que cruzaba las amplias puertas del centro penitenciario.

Cinco años después

Cinco años después de cumplir su condena, su celda todavía conserva su nombre, aunque su estado ya no es el mismo que cuando el exalcalde acudía a dormir. El resto de celdas del pasillo han sido reconvertidas como oficinas temporales para rodajes de cine y publicidad, pero curiosamente la de Julián Muñoz nadie se ha atrevido a usarla. Alguien decidió que la que ponía el rótulo «Julián Muñoz Palomo» sería el almacén de los enseres del resto de mazmorras. Y así sigue.

Espartana y sencilla, la celda solo dispone de una pequeña ventana que da a un patio. Frente al cristal, el dibujo de un personaje femenino montado a caballo. «Nos dijeron que se lo pintaron para que le recordara a la Pantoja», afirma uno de los vigilantes de la antigua cárcel que ahora pertenece al Ayuntamiento de Málaga y que espera destino y fondos para su rehabilitación. Paradójicamente, ahora es la expareja de Muñoz, la propia cantante, la que se enfrenta a la cárcel en una semana clave en la que ha comenzado a pagar la multa de 1,1 millones de euros por blanqueo de capitales y ha pedido la suspensión de su condena de dos años de cárcel.

Julián Muñoz pasó casi un año viendo cada mañana esa imagen ecuestre en el patio de la antigua Cárcel Provincial de Málaga. Un mes antes de que cumpliera su pena y saliera en libertad, en agosto de 2009, la prisión fue clausurada definitivamente y el reo fue nuevamente trasladado. Pero como si se hubiera detenido el tiempo, su celda conserva todavía el nombre de su famoso inquilino y recuerda que, aunque cumplió su castigo en 2009, ahora vuelve a estar encarcelado. Las sentencias que lo consideraban culpable continuaron llegando y Cachuli siguió sumando años a sus delitos y faltas del pasado. No en vano, Muñoz ha sido condenado en más de medio centenar de causas por corrupción y ostenta el título de reo español con más condenas.

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