Desembalse por seguridad en El Limonero tras la intensa crecida del Guadalmedina por la DANA
La presa, construida en 1983, ha vuelto a ser determinante para proteger a la ciudad, dado que el río se desbordó en Casabermeja. La operación de limpieza, planificada en cuatro horas, ha suscitado gran curiosidad
La acumulación de sedimentos es el principal enemigo de los embalses. Les resta capacidad y puede taponar sus órganos de desagüe. Un buen mantenimiento es ... clave en todas, pero más en las de laminación de avenidas, en las presas diseñadas para proteger a las ciudades. Es el caso de El Limonero, inaugurada en 1983, que ha sido otra vez vital para frenar la crecida intensa del Guadalmedina. El miércoles el río llegó a desbordarse en Los Alcaide (Casabermeja). Este viernes tocaba maniobra especial para limpiar los desagües de fondo de tanto fango y arrastres.
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Ha sido una operación extraordinaria. Las ordinarias se hacen el primer miércoles de cada mes. Algún despistado paseaba con su mascota por el cauce unos minutos antes, pese al cierre de los accesos al cauce con una cadena y las advertencias en redes por parte del Ayuntamiento. En todo caso, la maniobra ha sido controlada y progresiva, monitorizada por el servicio de Aguas de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural. Minutos antes, la Policía Local pasaba por los puentes del cauce urbano avisando de la inminente riada, que, a modo de curiosidad, la última vez sorprendió y puso en aprietos a una piara de jabalíes. Mucha curiosidad en todo el tramo urbano y bastante contenido compartido por redes.
6,9 hectómetros cúbicos
El caudal del desembalse al río Guadalmedina, a través de esta operación, se ha situado entre los 25 y los 37m3/s, durante las cuatro horas. Cuando empezó la operación, a las nueve de la mañana, el nivel del embalse eran 6,9 hectómetros cúbicos. A las diez, había bajado un poco, a 6,8.
La acumulación de tierra en los embalses es algo complicado de evitar. De hecho, periódicamente se hacen batimetrías para actualizar su capacidad. En este caso, son exactamente 22,34 hm3. Eso sí, nunca está a mucho más del 25% porque hay que dejar un resguardo importante ante eventuales riadas.
Agua sin turbidez
Otra misión del procedimiento es la de garantizar el abastecimiento y la buena calidad del agua. Esta presa no es de regulación, pero, como nota curiosa, tiene una pequeña potabilizadora y una conducción propia e independiente hacia la planta de tratamiento de El Atabal. Esto significa que, como ya ocurrió en 1989 tras las inundaciones, si hay una avería en el canal principal, contaminación o cualquier problema, el agua de este pantano sería un seguro de vida para la ciudad. En todo caso, en los últimos años, por mor de los caudales ecológicos y de la sequía, apenas ha estado suministrando 1 hectómetro cúbico al año. Es el agua que consume Málaga ciudad en una semana o menos.
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Tomillar y Limonero, reservas estratégicas
Esta maniobra de limpieza también se desarrolló el lunes en los embalses de cabecera del Guadalhorce a través de la presa hidroeléctrica del Tajo de La Encantada (Álora). Tras esa operación, durante unos días, Emasa está tomando todo el consumo de la ciudad desde el pequeño embalse del Tomillar, en el arroyo Pilones (Campanillas), dado que los recursos habituales de los pantanos son puro fango en estos días. Pilones y Limonero son reservas por lo tanto estratégicas.
No cabe duda de que este embalse, que anuló al de El Agujero, construido tras la riada de 1907, es un seguro de vida para Málaga. Ahí están las hemerotecas y los centenares de víctimas mortales que ha dejado el 'Río de la Ciudad' a lo largo de los siglos.
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