Los míticos bazares están en crisis. Donoso

El comercio chino se reinventa en Málaga

El cambio de hábitos y el auge de las ventas on line obligan a estos empresarios a adaptarse a las nuevas necesidades y a diversificar sus negocios

Lunes, 29 de septiembre 2025, 00:10

Desde agujas para coser, pasando por herramientas, decoración, objetos de cocina, juguetes hasta cargadores de móvil o cualquier utensilio básico para la casa o la ... oficina. A finales de los 90, los bazares chinos proliferaron en Málaga gracias a un comercio que ofrecía entonces variedad de productos, a precios económicos y que podían adquirirse prácticamente a cualquier hora del día.

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Dos décadas después, el cambio de hábitos de la sociedad, la competencia de las grandes superficies y el auge de las plataformas de comercio electrónico, como Amazon, Aliexpress, Temu o Shein han hecho mella en estos emprendedores, que buscan alternativas para adaptarse a los nuevos tiempos. Porque lo que antes se resolvía bajando al 'chino' de la puerta de casa ahora se hace aún más rápido y cómodo a golpe de click sentado en el sofá, y lo que antes se encontraba a un precio irrisorio se ha encarecido a consecuencia de la inflación y unos alquileres cada vez más altos y unas facturas de agua y luz disparadas.

Los bazares ya no resultan tan atractivos ni competitivos como antes; tampoco los restaurantes chinos, que para mantenerse en pie incorporan ahora en sus cartas platos asiáticos e incluso japoneses para atraer a una clientela que hace veinte años recelaba de esos sabores más exóticos.

En pleno proceso de reinvención, los nuevos modelos de negocio rompen con el estereotipo al que estos empresarios nos tenían acostumbrados, pero continúan reivindicando su papel en la economía local con nuevas apuestas: bares de tapas, salones de manicura, peluquerías y tiendas de ropa. Visto lo visto, Ge, empresario chino, fue un visionario hace 15 años cuando decidió abrir una tienda de moda en calle Pelayo. «No había negocios similares en la zona y pensé que podría funcionar».

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Los emprendedores chinos apuestan ahora por los negocios de ropa. Donoso

Llegó hace 24 años a España y tras pasar ocho en Barcelona se trasladó a Málaga atraído por la familia. Desde entonces regenta Lencería Mabi. No le va mal, asegura. «Podía ser peor, porque la gente compra cada vez más por Internet. Lo bueno es que mi tienda está en un barrio donde vive mucha gente mayor y a la que le sigue gustando venir, tocar la ropa y probársela», explica parcamente en un español básico. Pese a las dificultades, asegura que fue un «acierto».

Susana (así prefiere que la nombremos), que aterrizó hace diez años en Málaga procedente de Shanghái, resiste con su bazar frente al Hospital Civil gracias a la fidelidad de una clientela que sigue recurriendo a este comercio, especialmente ahora, en el inicio de curso. «Las familias vienen a comprar cosas para el cole y de paso se llevan otras», resume así la esencia del negocio que sigue siendo rentable, pero que deja menor margen de beneficio: «Si quiero que la gente siga viniendo, tengo que poner los precios más baratos», explica resignada esta empresaria que no se plantea dar el salto a otro tipo de negocio.

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La población china en la capital se eleva a 3.342 personas

El espíritu emprendedor de esta nacionalidad (en la provincia de Málaga hay censados 8.237 chinos y de ellos 3.342 en la capital, según datos del INE actualizados a 2024) se refleja en los datos que proporciona la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), pues es la más predominante en este régimen, concretamente, un 14% de los afiliados extranjeros al RETA en España son de procedencia china (66.515). Además, más de la mitad de los ciudadanos chinos en edad laboral (55%) son emprendedores, frente al 45% que trabaja por cuenta ajena en el régimen general, siendo la única comunidad que tiene más trabajadores autónomos que trabajadores por cuenta ajena en España.

Eduardo Abad, presidente de UPTA, reconoce la capacidad de readaptarse y reinventarse de estos empresarios, que en lugar de seguir con la misma fórmula, «han sabido orientar sus esfuerzos hacia el sector servicios, que es ahora el principal ámbito donde están consolidándose las nuevas actividades económicas», declara.

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La comunidad china se sube al boom de los negocios de manicura. Donoso

Es el caso de Kelly, que antes del verano abrió su negocio de belleza en calle Esperanto: Nails Arte, subiéndose así al boom de las manicuras y pedicuras en una zona con mucha competencia. «Atendemos una demanda con un servicio que nos distingue», expresa esta empresaria de 35 años, que llegó hace dos décadas a España procedente de Zhejiang para reunirse con sus padres, que entonces regentaban un restaurante chino. «Ahora han incorporado a su carta productos más asiáticos, aunque mantengan los platos chinos más clásicos. Se entiende porque los clientes se han acostumbrado a nuevos sabores. Es como cuando yo llegué a España y mi madre me dio un bocadillo de jamón serrano. «Entonces no me gustó nada; ahora me encanta», expresa.

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