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El local ya ha sido desmantelado por completo. Salvador Salas
La Casita de la Patata, el pionero de Málaga, cierra tras 30 años en La Malagueta

La Casita de la Patata, el pionero de Málaga, cierra tras 30 años en La Malagueta

La caída de la facturación y problemas con el alquiler abocan al cierre al histórico negocio ubicado en el paseo de la Farola

Juan Soto

Málaga

Miércoles, 27 de enero 2021, 18:31

El Covid-19 se ha cobrado una nueva víctima en el sector hostelero. La Casita de la Patata, el primer negocio de este tipo que abrió en Málaga, se ha visto abocado al cierre por culpa de la situación económica y sanitaria tras más de 30 años en La Malagueta. Ubicada en el paseo de la Farola, sus propietarios sirvieron el pasado jueves sus últimos platos a una clientela que se ha mantenido fiel desde el primer día.

La Casita de la Patata comenzó a servir sus primeras papas asadas en el año 1989 en un pequeño tenderete de plástico en el morro del Puerto de Málaga, y dos años después se trasladó al actual local del paseo de la Farola que ahora ha bajado la persiana. Por su pequeño salón han pasado diferentes generaciones de malagueños y visitantes que ahora han llenado las redes sociales de mensajes de cariño y despedida.

José Antonio Bernabé y Ana Ramírez, los propietarios del establecimiento, han terminado este miércoles de recoger todo lo que les quedaba en el local. Con enorme pesar y la voz entrecortada, lamentan que ni la crisis anterior, ni las obras del Muelle Uno acabaron con ellos como ha hecho el Covid. «Ese negocio era nuestra vida, en la que hemos invertido todas nuestras energías y ahorros».

El negocio comenzó a funcionar en el morro del Puerto de Málaga. SUR

Recuerdan que ellos empezaron con este tipo de negocio en la capital tras coger la idea de la vecina Granada, en donde había uno parecido que tenía mucho éxito. Como en aquella época era una zona muy frecuentada por las parejas, pidieron una autorización al Puerto de Málaga y montaron un pequeño tenderete de plástico que posteriormente hicieron de madera. «Poco a poco nos fue conociendo la gente y venían a buscarnos de toda la ciudad», apunta él.

El cambio de ubicación se produjo en el año 1991, cuando el Puerto les notificó que debían abandonar la zona por unas obras que se iban a realizar. Entonces encontraron un pequeño local de 60 metros cuadrados en el paseo de la Farola que no han abandonado desde entonces. La mudanza la realizaron en tres meses, por lo que les dio tiempo a llevarse con ellos a todos sus clientes. En todo estos años han funcionado muy bien gracias a familias completas y visitantes de otras provincias.

Sin experiencia previa

José Antonio rememora que comenzaron con apenas dos tipos de patatas y sin ningún tipo de experiencia en el sector, por lo que fueron los propios clientes los que les fueron guiando sobre sus gustos. «Me pedían que les echara queso, o atún, y así fuimos haciendo la carta». Así hasta el punto de contar con clientes-amigos. «Lo estamos pasando casi más mal por ellos que por nosotros», razona.

Con enorme tristeza, dice gráficamente que el cierre se produce por problemas económicos y con el alquiler, ya que llevaban varios meses sin ingresar un euro e incluso han tenido que adelantar dinero a los trabajadores. «Ha sido una retirada a tiempo antes de que el barco se hunda... aunque en realidad ya está hundido». En el negocio han llegado a trabajar hasta siete personas, pero en esta última época ya sólo estaban trabajando el matrimonio con ayuda del hijo.

¿Y el futuro? José Antonio y Ana, con 59 y 60 años, confían en poder empezar de cero, como ya hicieron tras las obras del Muelle Uno que les dejaron casi en la bancarrota. En la actualidad tienen un pequeño puesto de madera en Alhaurín de la Torre que volverán a abrir cuando pase lo peor de la pandemia. «De algo tendremos que comer», dice ella. El negocio se encuentra en la avenida Isaac Peral. «El problema es que los clientes que quieran vernos van a tener que venir un poco más lejos», añade.

El cierre de este negocio emblemático coincide en el tiempo con otro especializado en patatas asadas que también tenía gran fama en el Centro: Las Papa's del Museo, que abrió en el año 1991 en la calle San Agustín. Dos emblemas de la ciudad que ya han bajado la persiana por Covid-19.

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