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Los nuevos fármacos que han salido al mercado para combatir la hepatitis C han supuesto un avance terapéutico espectacular, ya que consiguen la curación de ... hasta el 98 por ciento de los pacientes. Así lo pone de manifiesto en esta entrevista el presidente de la Sociedad Española para el Estudio del Hígado, Raúl Andrade, que es catedrático de Medicina en la Universidad de Málaga (UMA) y director de la unidad de gestión clínica de digestivo del Hospital Clínico Virgen de la Victoria. El doctor Andrade expresa la conveniencia de que el Ministerio de Sanidad elabore un plan nacional contra la hepatitis C.
–¿Cuál es la situación de la hepatitis C en Andalucía en general y en Málaga en particular?
–El panorama de la hepatitis C ha cambiado radicalmente en España desde la llegada de unos fármacos nuevos. Somos uno de los países que ha tratado y ha curado a más pacientes (más de 150.000) gracias a esos medicamentos en proporción a su población. La situación de Málaga es similar a la del resto de España. Quedan ya muy pocos enfermos sin tratar que sepan que sufren la hepatitis C.
–¿Qué otro paso considera prioritario que hay que dar para arrinconar más aún al virus C de la hepatitis?
–Desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado estamos tratando de convencer al Ministerio de Sanidad para que haya un plan nacional para la eliminación de la hepatitis C. Somos uno de los países que estamos mejor situados para conseguir el objetivo marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que busca que en 2030 la mortalidad por hepatitis C y B se haya reducido en el mundo. Creo que hay que ser un poco más ambiciosos. Comprendo que la pandemia del coronavirus ha marcado otras prioridades, pero hay que seguir avanzando en este tema.
–¿Y qué pacientes siguen sin ser tratados y, por tanto, continúan empeorando de su dolencia?
–Pues algunas personas que sufren la enfermedad y que no saben que la tienen, que son bastantes menos que antes. Para sacar a luz esos casos están las políticas de cribado y de diagnóstico. El Ministerio de Sanidad hizo un estudio de seroprevalencia en 2019 y se comprobó que hasta los 40 años la población tiene muy poca hepatitis C. A partir de esa edad es cuando hay algo que se conoce como enfermedad oculta, es decir, sin diagnosticar.
–¿La eficacia de los tratamientos es lo que ha reducido mucho los casos de hepatitis C?
–Claro. Al tratar a tantos pacientes, ha disminuido la transmisión. Si se cura a muchos enfermos, esas personas dejan de ser un reservorio de infección. Ahora lo que se está haciendo es una política de microeliminación de la enfermedad en lo que nosotros llamamos grupos vulnerables, entre los que están las personas con problemas de drogadicción, que son muy difíciles de meter en el sistema sanitario, ya que eluden ir al médico.
–¿Los fármacos que se les dan a los pacientes curan la enfermedad al cien por cien?
–Prácticamente al cien por cien. La cifra de curación está situada en el 97 o 98 por ciento. Los pacientes que no se curan es porque no siguen bien el tratamiento o por una resistencia del organismo a los fármacos, algo que sucede en muy pocos casos. Cuando eso pasa, hay una alternativa, que consiste en dar otro tratamiento, pero reforzado, con lo que se logra la eliminación de la enfermedad en casi la totalidad.
–O sea, que esto ha sido un avance muy importante para vencer una enfermedad grave.
–El tratamiento que tenemos ahora contra la hepatitis C es como era la penicilina para las bacterias. Incluso se cura la infección en pacientes que están en un estado muy avanzado. Gracias a los medicamentos que han recibido han mejorado tanto que se les ha sacado de la lista de trasplante de hígado. Esto ha sido un avance terapéutico espectacular. Uno de los mayores hitos médicos de los últimos 20 años ha sido el mejor conocimiento de este virus y el poder desarrollar tratamientos eficaces que curan a los pacientes. Esto se ha producido en muy pocas enfermedades.
–¿En qué consiste el tratamiento que se aplica contra el virus C de la hepatitis?
–Hay dos compañías que suministran estos fármacos. El tratamiento de una consiste en tomar una pastilla al día y el de la otra, dos pastillas diarias. Los resultados son similares. Además, el periodo de duración del tratamiento es cada vez más corto. Se ha pasado de seis meses continuados a ocho semanas.
–Supongo que el coste que tienen esos medicamentos tan eficaces es elevado.
–Son tratamientos caros, pero se han abaratado mucho su precio. Cuando estos fármacos salieron al mercado, un tratamiento costaba 40.000 euros por paciente; hoy el importe es de entre 5.000 y 6.000 euros.
–¿Cree que podrá llegarse a la erradicación de la hepatitis C en fechas futuras?
–Erradicar una enfermedad infecciosa sin vacuna es muy difícil, pero como el tratamiento es tan extraordinariamente eficaz y cura a casi todos los pacientes, la vacuna ha perdido un poco de interés. El tratamiento realmente erradica la infección, la elimina por completo. Antes de estos medicamentos, la hepatitis C afectaba a entre el uno y el uno y medio por ciento de la población, mientras que en el estudio de seroprevalencia hecho por el Ministerio de Sanidad en 2019 la infección activa era del 0,22 por ciento.
–¿Cómo se produce el contagio del virus?
–El virus se contagia por sangre a través de comportamientos de riesgo como compartir jeringuillas, por el uso de material sanitario no bien esterilizado o por entrar en contacto la sangre de un infectado con la herida de otra persona. También puede producirse un contagio por relaciones sexuales, pero no es algo frecuente. El problema de este virus es que no da la cara hasta que la enfermedad está muy avanzada. La gente vive muchos años con el virus sin saber que lo tiene, lo que hace que el hígado se vaya inflamando hasta producir una cirrosis o un cáncer hepático.
–¿De qué modo ha afectado la pandemia a la detección de la hepatitis C y a la aplicación de los tratamientos?
–Ha habido retrasos, aunque han tenido menos impacto y trascendencia en términos de salud que la demora en el diagnóstico de un cáncer. En el año de pandemia se ha tratado a menos pacientes y ha habido un número menor de diagnósticos de hepatitis C.
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