

Secciones
Servicios
Destacamos
Francisco Jiménez
Viernes, 12 de agosto 2016, 00:07
Entonces no lo sabía, pero el 1 de julio de 1991 no sólo cambió radicalmente el concepto de verano que Carolina López tenía hasta ese momento, siempre ligado a esas inmensas playas de arena fina y grandes dunas de Mazagón.
Carolina López es doctora en Pedagogía, pero hace 25 años decidió dar un giro a su vida y se vino a Málaga para tomar las riendas de dos restaurantes de McDonalds. Actualmente, es propietaria de cinco establecimientos en la provincia, estando al frente de una plantilla fija de 170 trabajadores.
Entonces, esta mujer nacida en Sevilla, criada en Huelva y formada en Madrid aún no era consciente de que acabaría echando raíces en Málaga ni que aunque los veranos los seguiría pasando junto al mar, a partir de ahora lo haría trabajando. Entonces, ni siquiera había imaginado que al cabo de los años se convertiría en la reina del fast food en la provincia. Ese día, Carolina y su marido José Antonio tomaron las riendas del primer restaurante que McDonalds había abierto en Andalucía (el del entonces centro comercial Pryca Los Patios) y del ubicado en la plaza de la Marina. Actualmente gestiona la franquicia de cinco establecimientos de la cadena del Big Mac: dos en la capital (Los Patios y junto a Ikea), dos en Torremolinos (Los Álamos y el recién inaugurado en el Centro) y uno en Benalmádena. De esa lista se cayó el pasado diciembre el de la plaza de la Marina, que ahora lo lleva directamente la cadena.
«Va a ser la primera vez en 25 años que voy a poder ver los fuegos tranquilamente, porque esa noche en Málaga es tan intensa que en el restaurante de la Marina trabaja hasta el apuntador», comenta con entusiasmo, pero también dejando entrever cierta melancolía por dejar atrás tantas vivencias en el interior de esas cuatro paredes. «Desde entonces, el verano para mí siempre ha sido igual a feria. Con uno de mis restaurantes en pleno Centro, las fiestas las vivíamos muy intensamente», rememora. Recuerda con cariño ese primer verano en el que, esta vez, eran sus padres los que venían desde Huelva a pasar las vacaciones con ella. Pero también le pone banda sonora a esa época con la canción estrella de aquel verano: La bilirrubina de Juan Luis Guerra. «Escucho esa canción y me veo marcándonos un baile detrás del mostrador con los empleados para celebrar que habíamos batido el récord que ya teníamos a nivel nacional dentro de McDonalds, el del número de personas atendidas por hora». Ese buen ambiente procura mantenerlo siempre, aunque su familia McDonalds ha seguido creciendo hasta conformar una plantilla fija que supera los 170 trabajadores.
Lo llamativo es que a día de hoy todavía continúan una quincena de los que formaron parte desde los inicios. «Terminábamos reventados, pero al menos una noche por semana salíamos con todos para tomar unas copas. Nunca olvidaré ese verano», comenta Carolina con una sonrisa, a pesar de que fue el primero del fin de sus vacaciones estivales. «Son los meses más fuertes de trabajo, así que las escapadas las dejamos desde entonces para otros periodos del año. Además, la verdad es que tampoco me gusta irme de Málaga en verano, ya que es cuando más ambiente tiene, más bonita está y más actividades hay. ¡Si aquí es donde viene la gente de vacaciones!» exclama. De hecho, ahora que sus dos hijos son ya mayores, procura disfrutar al máximo con su marido y sus amigos. «Ahora que estamos más liberados, salimos tres o cuatro noches por semana», admite. Hablando de sus hijos, la pregunta es de cajón: «¿alguno continuará con el negocio?». En principio, Roberto se antoja complicado ya que su vida profesional está orientada hacia el mundo del cine, pero Claudia sí que parece haber heredado el espíritu emprendedor de su madre. Aunque por ahora vuela por libre, ya que acaba de abrir una tienda de cocinas y muebles en Torre del Mar. «¿Quién sabe? Yo jamás había pisado un McDonalds y acabé aquí», añade Carolina.
Giro radical a su vida
¿Y qué hace una doctora en Pedagogía que colaboraba con una editorial de libros de texto aprendiéndose la receta de un Big Mac? La respuesta está en José Antonio Cano, su marido. «Siempre ha tenido gran habilidad para ponerme a trabajar», bromea. Pero lo cierto es que fue su esposo, al que conoció con 16 años en esos veranos en Mazagón que pasaba en la casita de sus padres, quien le metió el gusanillo a la vuelta de un viaje de trabajo en el que coincidió con un amigo que se dedicaba a buscar nuevos emplazamientos para la cadena. «Volvió entusiasmado, y luego me regaló el libro McDonalds, la empresa que cambió la forma de hacer negocios en el mundo. Entonces, ya era yo la entusiasmada», recuerda.
Así que unos años después de haber pasado por la Complutense de Madrid, volvió a otra universidad, la de la Hamburguesa que Ronald McDonald tiene en Chicago para formar a todos los franquiciados y responsables de los restaurantes. «Es un máster que tienes que completar durante tres semanas, el final de la formación, en el que te enseñan a liderar el negocio y a sacarle el máximo partido». Y bien que lo sabe Carolina, y dan fe sus trabajadores. «No hay ningún secreto, sólo contar con la gente adecuada, con la formación idónea y un gran compromiso. Un cliente me preguntó un día qué les daba a mis empleados para tenerlos tan entusiasmados. Yo le contesté que nada, que son ellos quienes me dan a mí, porque uno solo no puede hacerlo todo». Ésa es la premisa que lleva por bandera esta empresaria a la que, ni antes ni ahora, se le caen los anillos cuando toca echar una mano en el restaurante. «Si antes me ponía detrás del mostrador, ahora que acabamos de estrenar servicio en mesa no tengo problema en llevar una bandeja al cliente o explicarle cómo funcionan los quioscos digitales».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.