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El doctor Fernández de Rota.
Fernández de Rota: «Cuando tengo a un enfermo malo voy a verlo todos los días y a todas horas»

Fernández de Rota: «Cuando tengo a un enfermo malo voy a verlo todos los días y a todas horas»

Este especialista en cirugía ortopédica y traumatología deja el Hospital Clínico al jubilarse, pero seguirá ejerciendo en la sanidad privada

Ángel Escalera

Miércoles, 25 de noviembre 2015, 01:13

Tras una destacada trayectoria profesional en la sanidad pública, Juan José Fernández de Rota, especialista en cirugía ortopédica y traumatología, ha decidido jubilarse y dejar su trabajo en el Hospital Clínico, donde ha brillado especialmente en la cirugía de columna, de la que es uno de los más reconocidos expertos nacionales. El doctor Fernández de Rota da por cerrada su etapa en el Clínico, pero seguirá ejerciendo su profesión en la sanidad privada.

¿Por qué ha decidido jubilarse de la sanidad pública?

Yo estaba trabajando en el Hospital Clínico y podría haber seguido, pero lo he dejado. Eso no sé qué significa: si que me he jubilado o que me he ido. Aunque tengo edad para jubilarme, me habían aprobado que continuase dos años más, hasta los 67, tras cumplir una serie de requisitos. De pronto, decidí que no quería trabajar más en el hospital. No me parece bueno ir a trabajar solo para ganarme el sueldo. Me gusta hacerlo para sentirme realizado y servir a los demás. Siempre me he sentido un buen funcionario, un funcionario de corazón.

Ha dejado usted el Clínico, pero eso no significa que se retire de su profesión, porque creo que continúa ejerciendo en la sanidad privada, ¿verdad?

No me retiro de mi profesión. Ni muchísimo menos. Tengo mi consulta privada y, además, estoy contratado por el Parque San Antonio para hacer la cirugía de columna.

¿Cuándo empezó su trayectoria en la sanidad pública?

Comencé en el Hospital Civil en 1975. Me especialicé en cirugía ortopédica y traumatología en el servicio de Enrique Queipo de Llano. Y dentro de mi especialidad, aunque he hecho de todo, me he dedicado fundamentalmente a la cirugía moderna de la columna. Cuando empecé, ese tipo de cirugía estaba en mantillas.

¿Y cómo es ahora la situación de la cirugía de columna?

No tiene nada que ver. La espalda es uno de los puntos débiles de nuestra anatomía; esas dolencias han creado muchos problemas a la población. Los principales avances que ha habido han ido acompañados de mejoras en la ingeniería de los materiales y de las instrumentaciones. Antes un paciente operado de una escoliosis (desviación de columna) tenía que estar en un lecho de escayola seis meses tras la intervención; ahora a las 48 horas se levanta. Ha habido grandes avances en el conocimiento teórico, en los materiales y en la anestesia.

¿Qué otras ventajas destaca de las mejora que se han registrado?

Pues que los riesgos quirúrgicos se han minimizado. Antes se le ofrecía cirugía de la columna a un paciente y salía por pies, es decir, que no quería ser operado, porque sabía cuáles eran los resultados. En la actualidad, la mayoría de enfermos piden la cirugía, incluso aunque no esté indicada la intervención. La cirugía de columna está inventada para grandes problemas, no para mínimas molestias.

Cómo médico, ¿qué es lo que más le satisface de su profesión?

Las personas nos gratificamos por nuestra propia autoestima, por hacer las cosas bien y porque ese trabajo tenga una repercusión beneficiosa en los demás. Yo, cuando tengo un enfermo malo, voy a verlo todos los días y a todas horas. Y voy a verlo porque yo no puedo vivir con esa preocupación. Creo que lo que busca la mayoría de la población es que su autoestima repercuta positivamente en los demás.

Ahora que ha cerrado su etapa en la sanidad pública, pero que sigue en el ámbito privado, ¿mantiene intacta la ilusión por su trabajo?

Tengo muchísima. El día que me falte la ilusión seré un viejo. En el momento en que se acaban los proyectos empieza la vejez.

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