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Ester Requena
Lunes, 14 de julio 2014, 01:31
¿Por qué hay tantas botellas de aceite en esta capilla?. Raro es el día en el que no se escucha esta pregunta entre las decenas de visitantes, cruceristas incluidos, que se acercan a diario a la Parroquia de Santiago, una de las principales iglesias del Centro de Málaga y en la que se bautizó Picasso. Los guías dan la respuesta rápidamente, casi sin pensar, y se afanan en explicar en varios idiomas la tradición de las Ánimas y por qué se les ofrece aceite. Mucho aceite. Porque solo en lo que va de año en la capilla han dejado nada menos que 15.810 litros, 5.671 solo en los últimos tres meses.
La de las Ánimas es la mayor devoción de nuestra parroquia junto con el Cristo de Medinaceli, detalla Manuel Aranda, colaborador de esta iglesia y tesorero de Cáritas de Santiago. Él es uno de los encargados de retirar las botellas que se acumulan a diario en la capilla que preside el cuadro de Niño de Guevara -discípulo de Alonso Cano- del siglo XVII y delante del que siempre hay gente rezando, pidiendo y dejando una botella de este líquido. Cuenta la tradición popular que hay que ofrecerle a las Ánimas aceite para que nunca se apaguen las velas y así se cumpla lo que se ha pedido. Pero para las velas que iluminan el óleo apenas se necesitan unos diez litros de aceite al año. Y no todo el que llega a Santiago, que en 2013 alcanzaron los 22.000 litros. Este año podría llegar perfectamente a los 30.000.
¿Y qué pasa con las miles de botellas de aceite que sobran? Se ceden gratuitamente a un total de 26 organizaciones de Málaga que ayudan a los más desfavorecidos, como es el caso de distintas cáritas parroquiales, casas de acogida, congregaciones religiosas, ongs... Un aceite que incluso viaja a El Puerto de Santa María, Granada y Puente Genil. A cada entidad se les da entre 150 y 200 litros. Y tanto de girasol como de oliva, aunque éste llega en menor porcentaje. Por cada tres botellas de girasol suelen dejar una de oliva.
Esta tradición de ofrecer oro líquido a las Ánimas se remonta a la creencia de que estas almas en el Purgatorio pueden interceder por nosotros. Una de las versiones asegura que a estas Ánimas se les debe ofrecer aceite y velas para que se alimenten y puedan trabajar de noche y así cumplir las peticiones", recuerda Francisco Aranda, párroco de Santiago.
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