El almacén de los juguetes viejos

Hobby Gómez es una de esas tiendas que parece que siempre han estado ahí porque después de casi 40 años en La Unión es parte de la historia del barrio. Solo su estética la hace peculiar. La masificación de sus escaparates, sus pasillos atestados de disfraces colgados al techo, el color antiguo de sus cajas, le dan un aire vintage capaz de conquistar al coleccionista más exigente. ¿Quién no quería de niña una casa de muñecas? Y cuanto más grande, mejor. Pues en este local las hay para elegir. La tienda fundada por Dolores Sánchez y Francisco Gómez es uno de los pocos comercios en los que aún se pueden encontrar esas muñecas y coches que fueron parte de nuestra infancia. Verdaderas reliquias descatalogadas hace décadas con las que algunos buscan hoy día hacer negocio en los foros de coleccionismo o Ebay. Pero ese es otro mercado. Ricardo Gómez, hijo de los fundadores y actual responsable del local, busca otra salida a todos esos artículos que un buen día dejaron de venderse por el boom de las grandes superficies y las nuevas formas de entretenimiento.

Mantenemos su precio original, solo se cambiaron los importes de pesetas a euros, no queremos lucrarnos con estos juguetes sino dar salida a un stock incalculable, explica el joven. El motivo: Al comprar como almacenistas, el volumen de los pedidos era muy grande y se nos quedó colgado. El sector cayó en picado y a partir de ahí sobrevivimos reinventándonos. Incapaz de concretar las referencias que copan las estanterías, intuye a grosso modo unos cinco mil coches Scalextric (con decenas de pistas y ampliaciones), miles de puzzles, cientos de disfraces y una colección de trenes y barcos de marquetería de lo más completa. Son artículos que tienen mucho tirón y se pueden adquirir completos o por piezas para hacerlos desde cero. Nos especializamos en modelismo naval precisamente por eso, a los aficionados les resulta más asequible adquirir las piezas poco a poco, relata Ricardo.

Consciente de que los juguetes tradicionales están en horas bajas, Ricardo mantiene el negocio como papelería, sin dejar a un lado la promoción de los tesoros escondidos en el almacén. Hay clientes que vienen solo por darse el gusto de encontrar algo de su época y abuelos que traen a sus nietos para comprarles ese juguete que tuvieron sus padres, pero eso no da para comer, comenta. De ahí que la tienda se haya especializado en libros de texto y productos de campaña como las comuniones para resistir a la crisis y a las obras del metro.

Llaman la atención las cajas de Meccano, una de las jugueteras más relevantes de los 90 gracias a productos de éxito como los Dinky Toys o sus series de ferrocarriles. También los buques de la armada inglesa y francesa de hace dos siglos, cuyos kits de montaje son una verdadera joya, al igual que las muñecas ochenteras de Baby Feber, Pocas Pecas, los Osos Amorosos, o las colecciones de cartas de superhéroes tan cotizadas en internet. Y así un sinfín de artículos para nostálgicos.

Los fundadores aún recuerdan las colas hasta las cuatro de la madrugada que hacían los vecinos del barrio en la víspera de Reyes, sabedores de que esos tiempos no volverán. "Era otra época en la que las familias demandaban juegos participativos y tradicionales como los nuestros. Ahora triunfan los videojuegos y las nuevas tecnologías por lo que los comercios de este tipo hemos pasado a mejor vida", dice Dolores Sánchez con tristeza, pero sin perder un ápice de la ilusión con la que abrió en los 70 el local que ha sacado a su familia adelante. Y solo por eso, por los buenos recuerdos, Dolores, Francisco y Ricardo se esfuerzan a diario en conservar los modos y formas de las antiguas tiendas de barrio, donde el trato con el cliente es cercano, casi familiar. "Aguantaremos lo que se pueda con la mejor cara, reinvetándonos como siempre hicimos". Y quién sabe si algún día quedará vacío el almacén de los viejos juguetes.