Jesús, uno de los agricultores que trabaja los huertos sociales de Villanueva del Trabuco. a.j.
Huertos sociales

La vida brota en la antigua depuradora de Villanueva del Trabuco

Terrenos sin uso han dado paso a varios huertos sociales y a un vivero que busca ser un espacio de ocio y encuentro vecinal

Lunes, 26 de julio 2021, 00:18

En 2012, las fuertes inundaciones que sacudieron a la comarca de Antequera arrasaron las instalaciones de la estación depuradora de Villanueva del Trabuco. Casi una ... década después, la vida comienza a brotar en ese espacio inutilizado gracias a los vecinos. Los terrenos albergan ahora doce huertos sociales, a los que ahora se les ha sumado un vivero municipal que busca convertirse en un lugar de ocio y encuentro para los trabuqueños. «Hemos reformado este lugar para convertirlo en un espacio multidisciplinar en beneficio del pueblo», cuenta el alcalde, José María García, que explica que el vivero producirá las plantas que embellecerán las calles del pueblo.

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Además de producir nuevas plantas, el invernadero acogerá aquellas flores y macetas que se encuentren en mal estado en el pueblo, para recuperarlas y posteriormente devolverlas a su lugar. El encargado de darle forma a este proyecto es Ismael, el nuevo responsable del vivero. «Estamos en proceso de acondicionar todo el vivero. El objetivo es seguir mejorándolo». De esta forma, las plantas podrán adaptarse rápidamente a la climatología del municipio.

Una vez que avance el proyecto, el regidor explica que la intención es realizar actividades con los escolares, para enseñarles todos los entresijos de un huerto y de un vivero. «Será muy ilustrativo, ya que además podrán conocer de primera mano la estación depuradora. Es un conjunto muy educativo».

Aunque está en desuso, la parcela alberga una zona de bombeo que hace las veces de embalse y de riego para los huertos. Uno de los doce agricultores de estas plantaciones sociales es Jesús, que riega sus cultivos dos horas al día gracias al abastecimiento de agua no potable que recoge desde el biodisco de la antigua depuradora. Según cuenta, suele acudir con su hija al huerto para que esté en contacto con la naturaleza. «Me gusta que aprenda a ver y valorar de dónde sale un tomate, por ejemplo».

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Es su segundo año como agricultor aficionado, y reconoce que no le fue muy bien en el primero. «El año pasado no me salió ni una cosecha buena», recuerda. Su novatada fue la de poner las semillas demasiado cerca una de la otra. «Fue un desastre, la mata no creció absolutamente nada».

Después del fracaso de la temporada pasada, ahora asegura que ya ha recogido varias hortalizas. En su cosecha se encuentran cebollas, tomates o calabacines. Todo lo que ha aprendido se lo debe a sus compañeros los «octogenarios» como llama cariñosamente a sus amigos agricultores, que le aconsejan cada día. «Cuando cae el sol se sientan a hablar, y yo siempre me acerco para escucharles», asegura Jesús, que reside en Villanueva del Trabuco desde hace ocho años.

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Estos huertos sociales están destinados a desempleados, personas con diversidad funcional o jubilados, y busca ser una actividad de ocio y entretenimiento, además de ser una fuente de abastecimiento para familias con dificultades. «Yo siempre había querido tener una pequeña parcela para aprender a cultivar y en cuanto me enteré de esta iniciativa pregunté al ayuntamiento», relata Jesús, que espera poder renovar la concesión de esta parcela, un trámite que se realiza cada dos años.

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