Soldados intercambian sus armas el Jueves Santo. :: sur

El himno del Jueves Santo en Ronda

'El Novio de la muerte' cuenta la historia de Baltasar Queija, un caído de la guerra que guardaba una foto de su difunta novia

A. OJEDA

Lunes, 27 de febrero 2017, 00:38

Un estruendo de tambores que retumba por la garganta del Tajo; caballeros legionarios pisando con paso firme el asfalto; y la rudeza de unos brazos ... que portan a un Cristo yacente en su Buena Muerte. Ese es el escenario en el que procesiona el titular crucificado de la Hermandad del Ecce Homo cada Jueves Santo en Ronda, mientras lo mecen con notas que cantan: «Nadie en el Tercio sabía, quién era aquel Legionario, tan audaz y temerario que a la Legión se alistó». Estos son los primeros versos del 'Novio de la muerte', una popular composición que, durante décadas, ha representado a uno de los cuerpos de elite del ejército español como es la Legión y que sin duda alguna se ha convertido en la seña de identidad de esta importante Hermandad rondeña: el Ecce Homo.

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La mayoría de los ciudadanos solo asocian la canción al mundo cofrade, sin embargo la historia que se menciona es auténtica y está basada en la persona de Baltasar Queija Vega. Se trata de un camarero español de poco más de un metro y medio de altura que decidió alistarse a principios del pasado siglo en la Legión española -anteriormente conocida como Tercio de Extranjeros- para defender su patria de los rifeños en los parajes del norte de África. Este es el perfil del primer militar caído en combate de este cuerpo, creado y dirigido en principio por Millán Astray para combatir en la vanguardia de la batalla y evitar la sangría de bajas que se estaba produciendo en Ceuta y Melilla. La historia cuenta un triste fallecimiento que se produjo el 7 de enero de 1921 y que inauguró la lista de caídos de una de las futuras unidades de elite de nuestro ejército.

A pesar de que la canción guarda un lugar especial en los corazones de los cofrades, lo cierto es que la historia de Baltasar Queijo Vega podría haber caído en el olvido de no ser porque, según cuenta la leyenda, sus compañeros hicieron un curioso hallazgo en su cadáver. Este consistió en una foto que había escondida en su camisa y que contenía unos tristes versos dedicados a su novia muerta en los que, según se cuenta, se basó posteriormente la canción del 'Novio de la Muerte'. El tema ha ido metamorfoseándose.

Primero nació como un tema ligero que se interpretaba en los cafés cantantes, lugares en los que había pequeñas orquestas para escuchar música mientras las ciudadanos tomaban un trago. Después se convirtió en una marcha militar de ritmo legionario -160 pasos por minuto-. Luego dio el salto y se convirtió en una marcha procesional lenta para el Cristo de la Buena Muerte de Ronda y el Cristo de Mena de Málaga. Finalmente, llegó a ser el himno de los caídos de la Legión. Es curioso que algo que nació como una cancioncilla haya acabado convirtiéndose en lo que se ha convertido: el 'himno' del Jueves Santo en Ronda.

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