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Morante de la Puebla y El Juli salen a hombros en la Goyesca de Ronda

Morante de la Puebla y El Juli salen a hombros en la Goyesca de Ronda

Miguel Ángel Perera fue el único torero de la terna que se fue a pie de la plaza de Ronda, por la negativa del presidente a concederle la oreja del sexto

Antonio M. Romero

Sábado, 6 de septiembre 2014, 12:17

Se cumplían sesenta años desde que Ronda decidió rendir tributo al considerado creador del toreo a pie, Pedro Romero. Seis décadas del nacimiento de la Goyesca, una corrida que con el paso de los años, el trabajo del recordado Antonio Ordóñez y ahora de su nieto Francisco Rivera, y el marco incomparable de la plaza de piedra de la Real Maestranza de Caballería han hecho que este festejo adquiera solera y se convierta en una de las grandes citas taurinas de la temporada española.

Para conmemorar esta efeméride el actual empresario, Rivera Ordóñez, conformó un atractivo cartel con tres de las máximas figuras actuales del escalafón, y una ganadería, Zalduendo, de las preferidas por las figuras. Y fue precisamente eso lo que falló en el festejo, la materia prima, el toro, ya que las reses del hierro extremeño que saltaron al más que bicentenario coso no dieron opciones a un triunfo redondo y de los que marcan época. Fue una tarde de detalles sueltos de los tres espadas que estuvieron muy por encima de los bureles y que terminó con la salida a hombros por la puerta grande Pedro Romero de Morante de la Puebla y de El Juli; no les acompañó Perera y no porque no hubiera dado sobrados argumentos sino debido a su fallo a espadas en el primero de su lote y por la negativa del presidente, Juan Harillo, a conceder la oreja pedida por el respetable en el último del festejo.

Datos

  • Seis toros de Zalduendo, de correcta presencia y sin gran aparato en las cabezas. Descastados todos, aunque de juego desigual varios resultaron nobles, pero también insulsos y flojos, mientras que otros mansearon y se defendieron con genio y temperamento.

  • Morante de la Puebla media estocada perpendicular y descabello (silencio); estocada (dos orejas).

  • El Juli estocada trasera caída (oreja); estocada trasera (oreja).

  • Miguel Ángel Perera pinchazo y estocada desprendida (oreja tras aviso); pinchazo hondo y descabello (gran ovación tras petición de oreja y aviso).

  • Morante y El Juli salieron a hombros.

  • La plaza se llenó en la edición número 58 de la tradicional Corrida Goyesca.

Mal empezó la tarde cuando saltó al ruedo Truhán, un toro que desde el principio dio síntomas de una manifiesta flojedad. Morante se estiró con un ramillete de verónicas rematadas con una media mientras el zalduendo perdía las manos, lo que deslució el recibimiento. Tras un puyazo trasero, el zalduendo salió cayéndose, lo que provocó las protestas del público. El palco cambió el tercio y a partir de ahí, el burel se fue poco a poco apagando. En la muleta, el diestro sevillano lo intentó con ayudados por alto, pero el animal no tenía fuelle para moverse. Vistas las nulas opciones que ofrecía, el de la Puebla abrevió y se fue a por la espada. Dejó un pinchazo y un golpe de descabello.

El escenario mejoró algo en el cuarto de la tarde. Después de su triunfal encerrona del pasado año en esta misma plaza, se puede decir sin miedo a equivocarnos que Morante es un torero muy querido y esperado en Ronda, a lo que se une la legión de morantistas que le siguen por las plazas españolas. Por ello, había una gran expectación por ver al sevillano en su mejor dimensión. Y se vio en el segundo de su lote. Brillante recibimiento con cinco verónicas y una tijerilla de aires belmontinos. A Receloso apenas se le picó en el caballo, aunque a su salida perdió ligeramente las manos, lo que provocó cierto runrún en los tendidos; murmullos que se volvieron olés cuando Morante elevó a la máxima categoría la chicuelina con cuatro de estos pases y una media personalísima de gran sabor. En ese momento, se vio que al matador le había gustado el toro y lo demostró en la faena de muleta iniciada a pies juntos en la puerta de chiqueros y continuada en el centro. Fue un trasteo de menos a más, en cuyos primeros compases, el zalduendo perdió en varias ocasiones las manos desluciendo la faena, mientras que en la parte final surgieron los retazos de torería del sevillano con muletazos sueltos muy lentos y largos, pases de pecho de gran sabor, trincherillas de remate que fueron auténticos carteles de toros y una tanda por la derecha templada y al ralentí, lo que caldeó los tendidos. Una bellísima obra a la que le puso la mejor rúbrica con una gran estocada y el premio de dos orejas.

No tuvo suerte en el sorteo El Juli ya que dentro de la mala corrida de Zalduendo le tocaron los dos toros más ásperos y complicados. En una temporada especial para él, al diestro se le vio muy entregado a lo largo de la tarde. Intentó lucirse a la verónica en el recibimiento a Receloso, un toro brusco en la embestida. Ajustado quite por chicuelinas tras un puyazo trasero. El Juli brindó al público una faena donde demostró que es un torero poderoso y capaz de domeñar a los toros. Comenzó el trasteo con dos pases cambiados por la espalda muy ajustados en el centro del ruedo, a los que siguieron unos mandones doblones por bajo para someter al burel. A partir de ahí fue un trasteo in crescendo, donde el madrileño metió en la canasta al toro por ambos pitones a base de suficiencia, quietud y firmeza. El pero a su actuación fue la mala colocación de los aceros, una estocada muy trasera y caída, casi en la barriga del animal. A pesar de ello, el bonancible público que llenaba los tendidos pidió las dos orejas.

En la batalla

Revisor, el quinto de la tarde, fue un toro incierto y brusco de salida y que fue a peor a lo largo de la lidia. No pudo El Juli estirarse con el capote. En el caballo se le pegó fuerte y en banderillas llevó la cara muy arriba. El zalduendo llegó a la faena de muleta con la cabeza alta y buscando al torero. No se amilanó el diestro madrileño que dio batalla a la guerra planteada por el burel. Valentía y firmeza fueron las armas de gladiador utilizada por El Juli en esta faena de muleta en la que nunca le perdió la cara a la pelea. Sonó fuera de lugar La Concha Flamenca no era faena para pasodoble de florituras. Mató de estocada algo trasera perdiendo la muleta y necesitó de un golpe de descabello para mandar al desolladero al mal toro del hierro de Zalduendo.

Miguel Ángel Perera está cuajando una buena temporada, de la que dejó constancia en Ronda con una completa e interesante actuación. El extremeño instrumentó un buen templado recibimiento al tercero de la tarde por verónicas a pies juntos rematadas con una media. En el caballo apenas se le picó y Narrador quedó crudo. Quite del diestro de la Puebla de Prior donde mezcló tafalleras, gaoneras y cordobinas. La faena de muleta fue de menos a más a base de insistencia. En los primeros tramos, Perera estuvo aseado por ambas manos ante la insulsa embestida del burel; en la parte final llegaron los momentos de mayor intensidad con el arrimón, donde el matador puso toda la raza y la casta que le faltó al zalduendo en un alarde de valor. Con los pies atornillados al albero instrumentó pases por ambas manos sin enmendar la plana completados con circulares completos, rematados con ajustadas manoletinas dejándose venir al animal de lejos. Con las dos orejas en la mano, un pinchazo sin soltar antes de cobrar una estocada trasera y algo desprendida dejó el premio en un trofeo.

Ante el hecho de que sus dos compañeros tenían ya la salida a hombros garantizada, Perera salió a por todas en el último del festejo. Sin embargo, sus ilusiones se encontraron con un toro, Vocerío, manso que no contribuyó al éxito. En el recibimiento con el capote quedó un verónica y una media templadas; lo llevó galleando al caballo por chicuelinas; no le pegaron en varas; y realizó un quite por chicuelinas. Brindó al público una faena donde logró dos buenas tandas, largas y templadas, por el pitón derecho, pero a partir de ahí el toro de rajó y buscó las tablas. El diestro extremeño lo intentó por ambos pitones pero el zalduendo buscó descaradamente la huida Dejó un pinchazo y un descabello. El palco no atendió la petición de oreja y se fue andando de la plaza, auque dejó una gran impresión entre los aficionados.

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