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J. MORENO
Martes, 23 de febrero 2021, 00:02
madrid. 23 de febrero de 1981. Era media tarde cuando el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero irrumpió en el Congreso para dar un golpe a la joven democracia. En la distancia estaba Victoria Prego (Madrid, 72 años), presenciándolo desde los estudios de RTVE en Prado del Rey. Fue uno de los pocos testigos que vio en directo todo lo que acontecía en la Cámara Baja. «Lo recuerdo como un momento muy importante y angustioso por la duda que teníamos sobre lo que podía ocurrir, pero también con la satisfacción íntima de estar en el corazón de la historia de España», rememora la periodista.
La jornada para Prego comenzó con normalidad. TVE le encargó el seguimiento de la investidura del candidato de la UCD a la Presidencia del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, e informar en la primera cadena a través de avances informativos cada cuarto de hora. «Cuando entró Tejero estábamos en uno de los descansos del avance. No transmitíamos en directo las imágenes. Me fui al sótano, donde estaba la sala de magnetoscopios, y desde allí, junto a otros doce compañeros, seguimos lo que transmitían las tres cámaras de televisión con la puerta de la sala cerrada», cuenta la profesional, entonces treintañera.
La televisión no informaba del intento de golpe de Estado, pero en Prado del Rey empezaban a ser conscientes de la gravedad de lo ocurrido. El realizador, José Marín Quesada, ordenó seguir grabando. Un guardia civil subió a la tribuna del Congreso para intentar paralizar la transmisión. «No intentes tocar la cámara que te mato. Desenchufa eso», amenazó entonces el agente al cámara Pedro Francisco Martín.
El profesional apagó el piloto rojo, pero continuó emitiendo en el circuito interno de TVE y las imágenes llegaron a sus instalaciones donde se encontraban, entre otros, Prego y el director de informativos, Iñaki Gabilondo. «Lo seguimos en directo, con la duda de que no teníamos ni idea de si el golpe iba a triunfar o fracasar. Si triunfaba, había que sacar las imágenes de España para enviarlas al mundo entero, y si fracasaba había que emitirlo en cuanto se pudiera», explica. «Y además no queríamos que se supiera que la cámara estaba transmitiendo. Si lo hubieran sabido, se la habrían cargado y no tendríamos las famosas imágenes del intento de golpe de Estado», apunta.
Tras la entrada de los golpistas al Congreso, los militares tomaron los edificios de TVE y RNE en Prado del Rey. En la radio se puso música militar. Además, dejaron a los trabajadores marcharse a sus casas, pero un grupo reducido de profesionales prefirió seguir en el trabajo. «Nos quedamos muy pocos», señala Prego.
Sobre la 1.15 horas, el rey Juan Carlos I realizó el discurso que desbarató del todo el golpe. Gabilondo presentó un avance en el que leyó un teletipo con la retirada de las tropas del general Milans del Bosch de las calles de Valencia. Le acompañaban Rosa María Mateo y Prego, que dieron las reacciones. «La televisión no influyó ese día porque no pudo hacer nada. Al día siguiente sí, porque transmitió las imágenes que afortunadamente teníamos. Pero sí demostró que la democracia no es una cosa que se conquistaba ya, sino algo que había que defender todos los días», concluye.
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