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Viernes, 1 de abril 2016, 21:32
El burkini (contracción de burka y bikini) ha llegado a Francia y su irrupción ha despertado ciertas reticencias en París, capital de la moda, donde se han alzado voces en contra de esta tendencia que es La difusión de códigos islámicos en marcas de ropa femenina despierta reticencias en la capital de la moda donde comienzan a elevarse voces en contra de esta tendencia que tiene apariencia de pijama de neopreno con capucha.
El burkini es en realidad un traje de baño para mujeres musulmanas y ha llegado al mercado de la mano de Marks & Spencer, que lo vende como cualquier otro bañador en su web, a 49,50 libras o 62,95 euros. Con su venta la polémica se ha generado ya que se debate si es ético normalizar la venta en serie de una prenda que discrimina a la mujer.
Desde Inglaterra se han alzado en contra en las redes sociales donde piden que no "den alas a esas barbaridades", pero en Francia la ministra de Familia, Infancia y Derechos de las Mujeres del Gabinete Hollande, Laurence Rossignol, ha declarado que la venta de burkinis es una sumisión a misóginos y conservadores religiosos y añadió que las mujeres que están a su favor son como los negros que apoyaban la esclavitud. Lo que está en juego es el control social sobre el cuerpo de las mujeres. Cuando las marcas invierten en este mercado textil islámico están eludiendo sus responsabilidades y promoviendo que se encierre el cuerpo de las mujeres, dijo. No se puede trivializar y considerar inofensivo el hecho de que grandes marcas inviertan en un mercado que pone a las mujeres musulmanas en una situación de tener que llevar eso, añadió.
Junto a la política, el empresario Pierre Bergé, ex pareja del legendario Yves Saint-Laurent fallecido en 2008, ha gritado a los cuatro vientos: "¡Renuncien al dinero, tengan convicciones!".
"Los creadores de moda no tienen nada que hacer en el terreno de la moda islámica", aseguró el presidente de la Fundación Bergé/Saint Laurent.
"Siempre pensé que un creador de moda está para hacer más bellas a las mujeres, para darles libertad, no para hacerse cómplice de esta dictadura que impone esa cosa abominable que consiste en ocultar a las mujeres, que las obliga a vivir a escondidas".
Según Bergé, "las mujeres tienen derecho a usar velo, pero no sé porqué nos dirigimos hacia esa religión, sus hábitos y costumbres totalmente incompatibles con los nuestros occidentales de libertad".
El mundo árabe como inspiración
Además, a la venta de los burkinis se está uniendo la creciente ola de colecciones de diseñadores y marcas occidentales inspiradas en el mundo musulman. Así, Dolce & Gabbana, pareja de diseñadores que normalmente se inspiran en la sensualidad de la mujer italiana, fue la primer gran marca occidental que este año decidió atacar el lucrativo mercado musulmán -estimado en 260.000 millones de dólares anuales- con una colección en la que abundan velos y túnicas hasta los tobillos.
El gigante sueco H&M de difusión masiva le siguió los pasos recurriendo a mujeres musulmanas veladas para la campaña publicitaria de "modest fashion" (moda modesta), apelación eufemística que designa a esta tendencia compatible con el rigor islámico. Y es que para la empresa sueca sus "colecciones permiten a cada cual vestir su personalidad, sin alentar una opción de estilo de vida particular".
Por último, no hay que olvidar que Zara, Mango, Oscar de la Renta y Tommy Hilfiger ya habían hecho coincidir oportunamente el año pasado modelos recatados con el mes de Ramadán.
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