
Eres una zorra. Una perra, una loba, una lagarta. Eres un coñazo, una fulana. Ahora repitan todo lo anterior, pero cambien el género. Un zorro ... es un tipo listo; un perro, alguien avispado; un lagarto, como mucho, uno de los malos de aquella serie de nuestra infancia con extraterrestres invasores que merendaban ratas peludas y blancas. El coñazo se convierte en algo cojonudo y un fulano nunca tiene demasiada importancia. El mundo empieza en el lenguaje, termómetro y espejo, historiador cabal a partir de la carga de significado que acompañe a cada palabra más allá de su sentido literal. Y si la historia la escriben los vencedores, el lenguaje también lo han modulado ellos, nosotros, los hombres.
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Lo planteaba con pericia aquella exposición vista el año pasado en el Museo Carmen Thyssen, 'Perversidad': el mito de la mujer fatal como una construcción del patriarcado para hacer frente al auge feminista del siglo XIX. Ahora un libro, un cuento para adultos, toma esas palabras convertidas en insultos para darles la vuelta y sumarlas a la reivindicación igualitaria. 'La perra, la cerda, la zorra y la loba' es la historia escrita por Luis Amavisca e ilustrada por Marta Sevilla. Ambos lanzaron una campaña de micromecenazgo en Internet para financiar la publicación del volumen y han superado el objetivo marcado, así que es cuestión de tiempo que el libro asome por las casas de los mecenas y por las librerías.
'La perra, la cerda, la zorra y la loba' es la penúltima aventura de Amavisca, que hace ya unos años lanzó desde aquí la editorial NubeOcho. Sus libros están en una veintena de países de varios continentes, se traducen a media docena de idiomas y abordan cuestiones como la igualdad, la diversidad y el feminismo. Los Reyes Magos le acaban de traer a V uno de los pocos títulos de su catálogo que aún no tenía. Ahora que empieza a leer ella sola, coge el libro de su hermano pequeño, lo analiza en silencio durante su buen rato y suelta: «Papi, esto de aquí está mal. Dice que una familia es un papá, una mamá y un niño y no es así, ¿verdad?». Será porque antes escuchó las historias de 'Las princesas más valientes', conoció a Clara Campoamor o hizo un montón de preguntas en cada noche compartida con los niños de 'Vivan las uñas de colores'.
Ahora tiene varios libros por estrenar y ese momento de la noche es uno de los mejores del día. V con todas las portadas delante, extendidas sobre la cama, meditando qué le apetece como si estuviera frente al mostrador de una heladería. Tiene pinta de que hoy caerá 'Una canción para cada emoción', la nueva entrega del Inspector Drilo, aunque puede que venza la pereza del inglés y elija 'Searching', que va sobre la necesidad de valorar lo que tenemos cerca.
'Searching' es obra de Olga de Dios, nuestra nueva autora de cabecera, madre de Monstruo Rosa, Monstruo Azul, Pájaro Amarillo y Rana de Tres Ojos. El año pasado, La Seño de los Cuentos leyó las aventuras de Monstruo Rosa y V y su madre estuvieron varias semanas enfrascadas para poder sacarlo de la biblioteca pública del pueblo y luego se quedó con ese asunto pendiente hasta que los Reyes Magos al fin lo han resuelto. Con Monstruo Rosa han venido Pájaro Amarillo y Rana de Tres Ojos. Y querida Olga, si por casualidad estas líneas llegan hasta ti, por favor, un cuento ya para el personaje con el mejor nombre de la pandilla: Bicho Pelota.
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M y V comparten ahora los libros de Olga de Dios como antes lo hicieron con 'La jirafa Rafa' y 'Carteras y carteros'. Esos volúmenes cuadrados de cartón de NubeOcho que M abre por las mañanas con toda la pachorra del mundo en medio del follón cotidiano para salir pitando, siempre tarde, al colegio y la guardería. M pasando las hojas gruesas, despatarrado sobre la alfombra del salón, haciendo los sonidos que emiten los animales. V leyendo sus primeras palabras, paladeando cada letra, construyendo cada sílaba como el redoble de la erre, un motor que arranca y deja escapar «zzzzorrrrra» cuando su madre le pone la portada del libro que, entre las dos, como otras trescientos y pico personas, han ayudado a que vea la luz. Y con él, otra forma de nombrar las cosas, otra manera de reconstruir el mundo.
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