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miguel ángel oeste
MÁLAGA
Domingo, 7 de julio 2019, 23:33
Uno. Las series belgas que vemos tienen una calidad indudable. No sé si todas tienen el nivel de series como 'Tabula rasa' o 'Enemigo ... Público'. Seguramente no, pero sin duda las series que nos llegan suelen ser estimulantes. 'Operación éxtasis' ('Undercover'), creada por Nico Moolenaar, que llega a través de Netflix, es una coproducción entre Bélgica y Holanda que aspira a ser global, tanto por su modelo de policías infiltrados y tráfico de drogas como por el melodrama, así como por los referentes que toma prestados.
Dos. Basada en hechos reales, 'Operación éxtasis' ('Undercover') está ubicada en Limburg, que se encuentra en la frontera entre Bélgica y Holanda. Una ciudad idílica, la mayor producción de fruta de Europa, pero que presenta un lado oscuro, pues a su vez se la considera 'la Colombia del éxtasis', ya que es el lugar donde se produce la mayoría del éxtasis de Europa y desde donde se trafica.
Tres. La serie parte de un planteamiento que puede resultar una convención del género negro-criminal. Para atrapar al mayor fabricante y traficante de éxtasis de Europa, Ferry Bouman, la policía infiltra a una pareja de policías en un camping en el que Bouman pasa los fines de semana junto a Danielle, su mujer, y el resto de integrantes de la organización. Los agentes infiltrados, Bob/Peters y Kim/Anaouk se acercan a la pareja con la intención de ganarse su confianza, pero las cosas no resultarán sencillas.
Cuatro. A partir de este planteamiento que, como es obvio, presenta multitud de variantes –por poner dos, desde la película de Scorsese 'Infiltrados', a la última temporada de 'Line Of Duty', de la que también hablaremos- la serie se despliega sobre varios vértices, pero siempre teniendo en el centro la psicología de los personajes y la querencia por crear un microcosmos en el camping que juega a favor de las dinámicas personales que se establecen entre los protagonistas.
Cinco. 'Operación éxtasis' ('Undercover') se da tiempo en desarrollar los perfiles de los personajes y las líneas de acción de los mismos, buscando siempre generar cierta empatía en el público y un evidente acercamiento por el naturalismo a fin de captar cierta verosimilitud de los hechos narrados. Los creadores saben definir el mundo mafioso, las rencillas y envidias internas que se dan en el grupo, y también cómo esos elementos externos (Bob/Peters y Kim/Anaouk) van a ir limando las pautas con las que se movían hasta ese momento. Las líneas de fuerza de los personajes se gradúan y modifican constantemente. Las tensiones entre Bob y Kim por establecer los pasos a seguir en la operación, siempre en movimiento; las tensiones entre los agentes infiltrados y los superiores; las dinámicas entre estos y los subalternos de Ferry Bouman, que desconfían de los agentes infiltrados. La serie basa su potencia en la sólida composición de personajes. No sólo en el apartado psicológico, también en el físico, en la manera de andar y hablar de cada uno, en el comportamiento de unos y otros.
Seis. A la vez nos encontramos con una narración eficaz que sabe manejar el tiempo, especialmente conseguido en el ecuador de la serie –el episodio cinco–, y en la manera de desplegar el suspense. Cada capítulo terminará con un 'cliffhanger' que hará que el telespectador quiera continuar esta historia de dobles vidas, engaños, venganzas, corrupciones y traiciones entre policías y traficantes. La puesta en escena trata de pasar desapercibida, excepto cuando marca las debilidades de los personajes. En este sentido, hay primeros planos elocuentes, decisiones tomadas con sutileza, pero a la vez quizá, sobre todo a partir del episodio seis, una tendencia por los círculos concéntricos que viene a desequilibrar en ocasiones el tono. Esto ocurre sobre todo cuando la serie se sale de la trama policiaca y se adentra más en los terrenos de los dramas personales de los diferentes personajes. En este aspecto se echa en falta una elaboración menos precipitada y explicativa.
Siete. A medida que la serie avanza la tensión dramática de los primeros cinco episodios, más logrados y sólidos narrativamente, se va diluyendo poco a poco. De hecho, la salida a Francia, con la operación montada por la policía resulta atropellada, carente de la minuciosa credibilidad por la que se preocupaba en el comienzo. A pesar de todo, 'Operación éxtasis' ('Undercover') es una ficción que propone temas interesantes –por ejemplo, cómo los policías implican a inocentes para lograr sus fines…–, que sabe manejar casi siempre la intriga, que muestra con bastante pericia los 'cliffhanger' –el del final de temporada, dejando abierta las puertas a una segunda, es una estupenda muestra– y que además cuenta con unos actores que imprimen registros y matices cuando la puesta en escena se olvida o no sabe hacerlo.
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