El Perú de Santiago Roncagliolo

El histórico despegue de la narrativa latinoamericana que supuso el boom de los años 60 y 70 vino marcado por el signo de las literaturas nacionales, empañadas de realismo mágico y de un propósito fundacional de raíz faulkneriana donde pesaba más el signo telúrico y colectivo que el individual. Desde aquel hito, las generaciones siguientes han buscado distintos caminos. Lo que resulta inédito en este contexto de búsqueda es un libro de relatos como el que acaba de publicar el escritor peruano Santiago Roncagliolo en el que logra trazar un fino retrato sociológico de su país.

Este volumen reúne una excelente docena de cuentos que no pretenden, al menos explícitamente, brindar al lector una instantánea de la actual sociedad peruana y que, sin embargo, lo consiguen por esa razón misma. 'Barras y estrellas', el que abre la colección, narra y describe una amistad anodina entre el protagonista que habla en primera persona y Carlitos, un compañero de estudios igualmente anodino en cuya vida se producen varias tragedias familiares que este va encajando anodinamente también y en las que se puede vislumbrar, sin tintes dramáticos, el problema del narcotráfico o la inseguridad de la que adolece ese país. La única pasión de ese personaje son los Estados Unidos, pero la vive con la misma apatía con la que encaja el inconveniente de su obesidad o el interés que una chica siente por él de forma inmerecida.

La parsimonia ante hechos directamente trágicos será también la que marque la reacción de la chica que protagoniza el último cuento del volumen, 'El pasajero', una rubia que se ruboriza porque el compañero que le ha tocado en el asiento de un autobús se ha percatado de que tiene el pecho bañado en sangre. La violencia irrumpe en estos relatos como algo natural que no se superpone a la conducta cotidiana de unos personajes de hoy que a la vez podrían ser perfectamente norteamericanos o europeos en sus costumbres y hasta en sus rarezas, a las que el texto presta una divertida atención. Entre estos, hay algunos a los que Roncagliolo atribuye ciertos actos, errores o vicios que carecen de un sentido lógico o siquiera interesado, pero en los que vuelven a incurrir una y otra vez, sin una motivación clara que los justifique. ¿Por qué en los tiempos de estudiante el protagonista de 'Donde Marcela' accedió a pasar las noches en la cama de aquella compañera vestido y sin el menor ánimo de hacerle el amor? ¿Por qué, una vez pasados los años, cuando él ya se ha casado, sigue a esa antigua compañera para repetir mecánicamente el mismo ritual de acostarse con ella sin tocarle un pelo? ¿Hay otras formas de la infidelidad que no son exactamente sexuales? Tampoco era esa una chica que le fascinara. Por el contrario, conocía sus defectos más bien disuasorios, como su empeño en perseverar en un difícil oficio, el de actriz, para el que no estaba dotada, lo que a él no le impide seguirla y espiarla como si se tratara de un verdadero amor.

Roncagliolo no se ha propuesto en este libro hacer una literatura nacional que nos diga cómo es el Perú de hoy, pero lo logra, sin embargo y de una manera especial, en esos relatos protagonizados por compatriotas que han cruzado el charco atlántico para caer por nuestro país. Un ejemplo tan gráfico como hilarante nos lo ofrece el titulado 'Asuntos internos', en el que el que el narrador peruano echa de menos, en un encontronazo que él y un amigo español tienen con la Policía, el modo en el que se hubiera resuelto dicho incidente en su tierra.

Pese a sus dosis de humor, 'Lejos...' es un texto que posee un lado dramático: el del contraste que viven muchos peruanos cuando, tras haber disfrutado de un alto estatus social y profesional en su país, reciben, al llegar a España, el trabajo de cuidar ancianos como primera gran oferta laboral.