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Félix Palacios
De la risa al asombro: La conspiración musical de Antílopez

De la risa al asombro: La conspiración musical de Antílopez

El dúo onubense llega a la París 15 el sábado para despedir su último trabajo 'Dibujo Libre'

claudia san martín

Viernes, 10 de enero 2020, 00:08

La charla se torna distendida pasados los primeros minutos. La música se posiciona encima de la mesa como tema favorito, haciéndose hueco entre los cafés y las infusiones. Hemos venido a hablar de ella, honestamente.

Miguel Ángel Márquez escucha atento a su compañero de escenario, Félix López, mientras explica lo sencillo que es crear una canción que guste a un público amplio si se mete todo en 'el pack que funciona': Artista joven, fórmula musicalmente pegadiza y una letra fácil de recordar que hable de la chica que te gusta. «Hay patrones musicales de 'mainstream' que si los sigues, encajas una 'letrita de amor' y encima tienes una voz bonita, ya ha nacido un nuevo artista», explica Félix, a lo que Miguel suelta una carcajada que resuena. «'Letrita de amor'. ¡Qué bonito eso para un título de una canción!», completa entre risas para apoyar las palabras de su amigo. La inspiración llega en cualquier parte, eso está claro, y quién sabe si 'Letrita de amor' se postula en un futuro como nuevo single de estos comediantes de la canción.

Antílopez gasta un descaro impredecible que acompaña a la risa y una personalidad y un carisma de película premiada. Es un dúo musical inesperado, dicharachero, bufón, burlesco, teatral (que no teatrero) y maneja una calidez musical para quedarse boquiabierto. Estos dos amigos de Huelva comienzan a cultivar su afán por la música como empiezan la mayoría de los grandes y buenos artistas: Ensayando en un garaje (en su caso en el de la abuela de un amigo). Cercanos siempre a las chirigotas carnavalescas, Miguel Ángel y Félix comienzan presentarse a concursos como banda; algunos de ellos los llevan a entrar en estudio y grabar su primera recopilación, pero algo se tuerce en el camino y deciden continuar su marcha como dúo a guitarra y voz. Les fue más que bien, desde luego. Su canciones sonaban de lujo, se metían al público en todos los bolsillos de sus vestimentas y, llevando «una vida de vedette», van definiendo su estilo y rodando hacia un proyecto Antílopez más consagrado: 'Chiripop Absurdo Depresivo con Catarsis Tragicómica', como a ellos les gusta definirlo.

Cuando ven que en las fiestas con amigos el juego de canción y letra absurda, graciosa y crítica tiene cabida en su repertorio, deciden encajarlo en sus shows rompiendo la cuarta pared del teatro que se crea en un concierto. Estos espectáculos llevan mucha música, pero también monólogo y atrezzo. Miguel explica cómo le dan vueltas y vueltas a su 'set list' para poder encajar las canciones y conjugarlas como una representación, resultando un auténtico show muy mimado: «Cuando escuchas cualquier disco no se te pasa por la cabeza que en el concierto vas a ver a dos 'clowns' (payasos) riéndose de ellos mismos», relata. Ambos le ponen voz, música y letra a las canciones de los tres álbumes que Antílopez ofrece en el mercado.

El último, 'Dibujo Libre', ya los trajo el pasado marzo al Teatro Cervantes en formato acústico; ahora llegan «con la banda ancha» a la París 15 para darle un buen achuchón de despedida a esta recopilación de 16 temas de genialidad y juegos de palabras más sorpresivos que sorprendentes. Será el próximo sábado 11 cuando se suban al escenario de esta sala malagueña con un formato que ellos mismos reconocen que no tenían pensado llevar a cabo: Arropados a las espaldas por su banda sin abandonar su cómica 'monologuística'.

La tertulia con Antílopez, ya con el café apurado y las risas borbotando, se dirige a comentar el panorama musical actual. Félix y Miguel son muy claros con lo que ven, y se definen como «una empresa de ultramarinos que lo está petando», entre risas, siempre. En esta reflexión, reconocen que algunos de sus temas perdurarán en el tiempo para estas generaciones que ahora obvian otro tipo de realidad más allá del mainstream, aunque no se les recuerde a ellos como autores de las mismas. «Como en 'Ser Músico', por ejemplo, tiene esa especialidad que no la deteriora el tiempo. Una fórmula infalible, da igual en el contexto que cantes esa canción porque hay un gran equilibrio entre lo que estás cantando, el cómo y el público», explica Félix con el brillo en los ojos de la ilusión más latente que nunca: Una vida entera por y para un sentimiento que sólo puede arrancar la grácil, arrebatadora y diamantina magia de la música.

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