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La Orquesta Filarmónica en acción.

La Catedral suena con la OFM

La Filarmónica de Málaga grabará piezas inéditas del maestro Iribarren en el 250 aniversario de su muerte

Regina Sotorrío

Martes, 20 de diciembre 2016, 01:11

Para el gran público, pero su nombre figura entre los grandes compositores del siglo XVIII. Juan Francés de Iribarren estampó su firma en más de mil obras que reflejan las tendencias musicales de su tiempo, algunas con letras encargadas a los prestigiosos poetas de la Corte de Madrid. Lo hizo todo sin salir de Málaga, desde el coro de la Catedral de la que era maestro de capilla. Aquí murió y aquí fue enterrado tras 34 años de servicio en los que sentó las bases del Archivo de Música, desorganizado y descuidado hasta entonces, con una máxima: Lo que se escriba para la Catedral de Málaga se queda en la Catedral de Málaga. Empezando por su inabarcable legado, cientos de manuscritos con lamentaciones, arias, cantadas, motetes y salves de los que solo se ha investigado e interpretado un mínimo porcentaje.

En 2017, justo 250 años después del fallecimiento del maestro Iribarren, una parte de la Catedral de Málaga volverá a sonar en las cuerdas y metales de la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM). La OFM, con la colaboración del segundo organista de la Catedral Antonio del Pino, desarrollará una labor de arqueología musical y grabará una docena de piezas inéditas del compositor.

A finales de abril, una veintena de profesores de la Filarmónica darán de nuevo vida a unos manuscritos del XVIII con un sonido desconocido para cualquier oído contemporáneo. «No hay más referencias de estas músicas que los originales que se guardan en un estado excepcional de conservación en el Archivo de la Catedral», indica Del Pino, que lleva años indagando en los fondos catedralicios y transcribiendo esas complejas partituras centenarias que carecían de anotaciones, como sí tienen las actuales para que puedan volver a sonar en unos instrumentos del siglo XXI.

Son obras de «enorme dificultad» que, asegura el especialista, «solo pueden afrontarse con profesionales de gran solvencia». Las describe como piezas «de gran agilidad vocal, melodías deliciosas del nuevo estilo que en las Catedrales españolas se puso de moda a inicios del XVIII. De la polifonía renacentista se pasa al estilo italiano, donde cobra importancia la voz con el acompañamiento. Son como arias de ópera con texto sacro».

El también director de la Capilla de Música Maestro Iribarren centrada en la recuperación del legado musical del templo malagueño y la OFM trabajarán para que la sonoridad sea «lo más fiel posible» a lo que era una capilla de música en el siglo XVIII. Por eso será un grupo de no más de 20 músicos los que participen en la grabación en la sala de ensayos de la Filarmónica, y lo harán con instrumentos adaptados. Los violines usarán los arcos barrocos que actualmente utiliza la Joven Orquesta Barroca de Andalucía, el proyecto didáctico e historicista de la Filarmónica. Y se recurrirá a vientos barrocos propiedad de algunos profesores de la OFM. Violín, chelo, órgano, trompa y fagot compondrán la agrupación tal y como era más de 200 años atrás, que abordará las partituras con las técnicas y las dinámicas de entonces.

Solo se tomarán una licencia. Si en el siglo XVIII eran los niños quienes ponían voz a esas composiciones las mujeres no podían cantar en las misas, aquí lo hará la soprano Eugenia Boix. «Una maravilla para este tipo de música», apostilla Juan Carlos Ramírez, gerente de la OFM.

Para la Filarmónica será el tercer disco con piezas rescatadas de la Catedral de Málaga, pero el primer monográfico de Iribarren. Con Alexander Rahbari a la batuta, la OFM editó La música en la Catedral de Málaga, con composiciones de Iribarren y Jaime Torrens, su discípulo y el primer maestro de capilla que pudo trabajar en una Catedral finalizada y con los dos impresionantes órganos gemelos de Julián de la Orden. El maestro Iribarren falleció antes de ver completo el templo. Luis Naranjo facilitó las orquestaciones y dirigió la Coral Cármina Nova en aquella grabación.

Anteriormente, Octav Calleya en el atril y el organista de la Catedral Adalberto Martínez-Solaesa habían editado Obras para órgano y orquesta. Siglo XVII con singulares piezas de José Barrera yEsteban Redondo (en ninguna otra Catedral española quedan registros de partituras de para órgano y orquesta).

El disco coincidirá con el 250 aniversario de la muerte de Iribarren y servirá de homenaje a una figura imprescindible para entender y valorar la historia musical de la Catedral de Málaga. Y se espera que no sea el único tributo. «La sociedad de Málaga a través del mecenazgo tiene que volcarse con este aniversario. Málaga no es del todo consciente del pasado glorioso que tiene en la música del siglo XVIII», reflexiona Del Pino. Quizás lo descubra en 2017.

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