El escritor Raúl Tola, ayer, en el Parque de Málaga, después de la entrevista. francis silva

Raúl Tola, director del Festival Escribidores: «Los escritores no cambian el mundo, pero sí a los lectores»

El certamen literario arranca este miércoles con una charla entre el premio Nobel Mario Vargas Llosa y el premio Princesa de Asturias Leonardo Padura

Martes, 21 de febrero 2023, 01:05

Anda por Málaga ultimando la inauguración este miércoles de la segunda edición de Escribidores, el festival literario que tiende puentes entre América y Europa. El ... responsable de que el tráfico por esos puentes sea fluido es el escritor y periodista Raúl Tola (Lima, 1975), que ha confeccionado un atractivo programa que parte del encuentro en la Sala Unicaja de Conciertos María Cristina del Premio Nobel Mario Vargas Llosa con el premio Princesa de Asturias Leonardo Padura, incluye la intervención por videoconferencia de Isabel Allende y abordará la situación de muchos escritores actuales que, como el resto de ciudadanos latinoamericanos, siguen encontrando en Europa y España el lugar en el que escribir en libertad. El también director de la Cátedra Vargas Llosa nos cuenta en esta entrevista la presencia de autores de ambas orillas en este encuentro internacional -desde Manuel Vilas a Pilar Adón, pasando por Luis Mateo Díez, Sergio del Molino, Antonio Soler, Santiago Roncagliolo y Rodrigo Blanco Calderón, entre otros- y el crecimiento del certamen que se expande este año de Málaga a otras ciudades andaluzas.

Publicidad

-¿Cuál es el objetivo de la segunda edición de Escribidores?

-Cuando lo ideamos, pensamos en un festival que sirviera para que conversaran dos tradiciones literarias tan afines y cercanas como la de América y Europa utilizando Málaga y Andalucía como bisagra. Y queremos repetir esa idea esta edición.

-¿Qué citas no debemos perdernos?

-Mario Vargas Llosa con Leonardo Padura será un encuentro increíble. Dos escritores fundamentales en nuestro idioma que van a tener un diálogo fantástico, que además tendrá como moderadora a Marisol Schulz, directora del Festival de Guadalajara y una de las principales gestoras culturales de nuestro idioma ya controla ese monstruo que es la segunda feria del libro más importante del mundo. La presentación de Isabel Allende el jueves será muy importante y la mesa redonda de cierre del sábado, que incluye a Luis Mateo Díez, Mathias Enard y David Foenkinos va a ser muy interesante. Es un festival que apunta a la excelencia y es más ambicioso que el año pasado.

-En esta edición, además de Málaga se realizarán actividades en Sevilla, Granada y Almería. ¿Tenemos Escribidores para rato?

-Efectivamente, el año pasado tuvimos una única sede en Málaga y en esta edición será en cuatro. Ya dijimos la primera edición que Escribidores había llegado para quedarse y ahora decimos que hemos llegado para quedarnos y crecer. El festival ya es un punto obligatorio en la agenda cultural de Andalucía y en esto ha sido fundamental el apoyo del público que ya el pasado año demostró la avidez y entusiasmo por la literatura en Málaga. Esa es una de las razones por las que expandimos los eventos y para que Escribidores siga creciendo año tras año.

Publicidad

«El festival ya es un punto obligatorio en la agenda cultural de Andalucía y en esto ha sido fundamental el apoyo del público que ya el pasado año demostró avidez y entusiasmo por la literatura»

raúl tola

Director de Escribidores

-En el corazón de Escribidores está el vínculo literario entre hispanoamérica y España, que tuvo un antes y un después con el 'boom' del realismo mágico que marcó el siglo XX. ¿En qué momento estamos ahora?

-Aquel fenómeno literario fue el descubrimiento cultural de latinoamérica, pero también de una nueva forma de narrar en español. Aquella generación de Borges, Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar y los que vinieron luego oxigenaron el idioma y mostraron nuevas formas de contar y temáticas fascinantes sobre las que se podía escribir en español. Esa relación pervive, pero no es tan fluida como entonces y se ha perdido algo del diálogo, por lo que esa es una de las razones de existir de Escribidores y de la propia cátedra de Vargas Llosa para que en España se sepa más de América Latina y viceversa. El gran idioma de la Mancha, como dijo Carlos Fuentes, es una enorme riqueza para todos los participantes de esta gran lengua vehicular que es el español. En festivales como Escribidores personas de quince países diferentes podemos comunicarnos gracias a la misma lengua franca.

Publicidad

-Además del idioma, ¿cuánto ha tenido que ver lo político para esa relación de España y Europa como refugio de escritores iberoamericanos?

-Ahora tenemos un evento único ya que es la primera vez en la historia que una persona cuya obra no está escrita en el idioma francés ingresa en la Academia gala. París era la gran ciudad mágica de la literatura para los escritores del 'boom' latinoamericano, a la que llegó Vargas Llosa y a sus 86 años ha sido la primera persona que escribe en español y se incorpora a la Academia. Eso ha contribuido a que Francia sea el país invitado de Escribidores y es un mérito más a los que nos tiene acostumbrados Mario Vargas Llosa, que además ha contribuido a que se expanda la literatura en francés entre los hispanohablantes. Muchos, gracias a él y sus ensayos, conocimos 'Los miserables' o las obras de Camus, Sartre y tantos escritores galos.

-Aquella circunstancia no es del pasado, sino que sigue estando presente en países como Venezuela o, más recientemente, El Salvador.

-Entonces, los autores pensaban que para escribir tenían que ir a Francia porque en sus países con dictadores turbulentos no lo podían hacer. En esta edición vamos a tener un espacio dedicado a dejar claro lo que pensamos sobre la libertad y la democracia con Sergio Ramírez, que está invitado a Escribidores y que acaba de perder su nacionalidad salvadoreña, junto a 200 compatriotas suyos. En realidad no ha perdido su nacionalidad, sino que formalmente se la ha quitado Daniel Ortega, con lo que contribuye a confirmar su estatus de dictador enloquecido. Estará el sábado con Jesús Ruiz Mantilla en el que seguro se hablará de eso y después estará en la mesa de cierre del festival. Con su presencia hemos querido decir que nosotros consideramos que la libertad y la democracia son dos valores indesligables y queremos protestar abiertamente por lo que le ha ocurrido a Sergio, a Gioconda Belli y a otros nicaragüenses. Una represalia más absolutamente disparatada, arbitraria y penosa del gobierno de Ortega.

Publicidad

«Sergio Ramírez está invitado a Escribidores y acaba de perder su nacionalidad salvadoreña. En realidad no ha perdido su nacionalidad, sino que formalmente se la ha quitado Daniel Ortega, con lo que contribuye a confirmar su estatus de dictador enloquecido»

raúl tola

Director de Escribidores

-Parafraseando a César Vallejo, usted diría 'me duele Perú'.

-Pues sí y me duele más en momentos como los actuales en los que una crisis política que se extiende durante los últimos seis años ha llevado al país a una situación de caos, anarquía e incertidumbre. Duele el Perú y duele mucho.

-En uno de sus últimos artículos, al hilo del libro de Sergio del Molino sobre Felipe González, hablaba de que Perú no tiene una idea de país como tuvo en su momento la transición española.

–Uno de los dramas, una de las grandes tragedias que está ocurriendo ahora en el Perú es la falta de liderazgos democráticos que sepan sacar al país de la crisis que está atravesando y lo conduzcan a un lugar mejor. Uno analiza la situación peruana y no encuentra esos liderazgos que, en el caso de España, contribuyeron a la transición democrática y insertar España en Europa tras una dictadura que casi duró 40 años. En el artículo, no solo me refiero a Felipe González, sino también a Adolfo Suárez, que desmontó desde dentro la maquinaria franquista. Liderazgos de esa naturaleza que tengan una idea de país están faltando en Perú y lo que vivimos es una ofensiva de las mafias que piensan exclusivamente en sus intereses, muchas veces delincuenciales.

Publicidad

-Vargas Llosa y Leonardo Padura abrirán con un recorrido por los personajes que han marcado su vida. ¿Cuál le ha marcado a usted?

-Sin duda, Vargas Llosa. Crecí en un país muy pobre, en gran crisis, viví el gobierno de Belaúnde, de Alan García y en un país muy violento. Para mí lo normal era el terrorismo, vivir en una ciudad donde las ventanas de las casas estaban cruzadas con cinta adhesiva para para que, cuando explotaran los coches bomba, los vidrios no saltaran e hirieran a las personas. Eso era normal para mí. Descubrir que existía un escritor con una proyección internacional, con una obra tan potente como el propio Vargas Llosa, que aprovechaba los dramas del Perú para hacer esta literatura irrepetible, fue para mí increíble. Fui un lector y seguidor de Vargas Llosa, como escritor y como ciudadano, y terminar dirigiendo su cátedra y trabajar con él estrechamente, para mí es un enorme honor. Un honor que se puede comparar con el que sintió ese joven idealista peruano que llegó a París para empezar a escribir y de pronto termina en la Academia Francesa.

-En lo literario, ¿cuál es la gran aportación del autor de 'La ciudad y los perros' y 'La fiesta del Chivo'?

-Muchos. Uno de ellos es la gran revolución técnica, esa capacidad que desarrolla de cambiar el punto de vista del narrador, el punto de vista del tiempo aprendida de Faulkner, pero perfeccionada y apropiada por el propio Vargas Llosa que resulta absolutamente extraordinaria, sorprendente y novedosa. También está la capacidad que tiene de apropiarse del Perú para convertirlo en una gran metáfora del mundo. Quien lee las novelas de Vargas Llosa, no importa dónde esté, se identifica con lo que ocurre en esos libros que ocurren en un espacio tan concreto como es el Perú. Y además, gracias a la literatura, ha encontrado explicaciones y claves del hecho de ser peruano y de las contradicciones y dificultades que atraviesa el país, que creo que solo se puede encontrar desde la literatura.

Noticia Patrocinada

-¿Cuál es la misión del escritor hoy día? ¿O más bien, del escribidor?

-Ha ido cambiando. Con Sartre se tenía la idea de que el escritor debía cambiar el mundo. Hoy día eso es muy ambicioso e incluso diría que irreal. Los escritores no cambian el mundo o, por lo menos, no cambian el mundo de la manera que lo decía Sartre, pero sí lo cambian de manera pequeña cuando logran tocar una fibra en sus lectores con las historias que les cuentan y cómo las cuentan. Eso es lo que tiene que hacer ahora el escritor.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad