José María Merino: «El cuento no es un género menor que la novela. Solo más corto»

«El cuento requiere precisión y no es un aprendizaje de la novela, ni es un género menor. Solo es más corto, que es su gracia», aseguró José María Merino, que ha hecho del relato breve una de sus señas de identidad literaria. El escritor explicó que, aunque sus primeras publicaciones fueron poesías, «descubrí que mis versos eran más narrativos que líricos y por eso me pasé a la novela». Yde ahí al cuento, solo tuvo que dar un paso muy corto. «En la práctica, el cuento es más difícil porque tienes que usar la síntesis y la elipsis con un concisión que la novela no necesita», aseguró el autor que obtuvo el premio Nacional de Narrativa con 'El río del Edén' (2012).

Además de ocupar el sillón 'm' de la RAE, Merino es un activista de esta institución, desde la que vela por el lenguaje. Y su opinión de la aportación del mundo hipertecnológico no es positiva. «Me crié en León y cuando vine a estudiar a Madrid el habla de la gente era más rica que la actual en la que se ha simplificado el lenguaje y se puede decir todo usando muy pocas palabras», diagnostica el escritor de 'El libro de las horas contadas' que considera que el «léxico ha ido a peor» y que las redes sociales han impuesto su moda: «La gente tuitea también cuando habla».

Sobre la escasez de escritoras en los sillones de la RAE, José María Merino reconoce que la academia ignoró a las mujeres como otras antiguas instituciones, aunque ha emprendido un camino hacia la «normalización» de ambos sexos. «Al igual que la Real Academia fue un signo de su tiempo en el pasado, en los últimos diez años han entrado ocho mujeres ya que el criterio ha cambiado drásticamente», sostiene el autor que en su próximo libro realiza una revisión del quijotismo de la mano del profesor Souto y de su pareja, Celina Vallejo.

'A través del Quijote', que se publicará el próximo año, mezcla cuentos y humor con una trama general que se inspira en la obra cervantina y sus apócrifos. «En este paseo también incluyo el Quijote de Avellaneda, ya que, por gordo que nos caiga, sin él no se puede entender la segunda parte de la obra de Cervantes», concluye.