Ignorancia y sectarismo
Negar la relevancia del Centro Cultural Generación del 27 es manosear políticamente lacultura, convirtiéndola en materia viscosa: consigna, adoctrinamiento y demagogia barata
Javier La Beira
Director de la biblioteca del Centro Cultural Generación del 27
Miércoles, 18 de junio 2025, 10:38
La exclusión de un amplio número de destacados centros e instituciones a la convocatoria del acto de presentación de la Comisión Nacional para conmemorar el ... centenario de la generación del 27, unida a las posteriores declaraciones de los ministros Urtasun y Torres, despachando a tan extenso como diverso grupo de artistas como aquellos que «consagraron su ingenio, su compromiso político y en muchos casos sus vidas a una esperanza colectiva encarnada en los avances democráticos de la Segunda República Española», constituyen el enésimo ejemplo de que la ignorancia y el sectarismo se han apropiado en nuestro país de la cultura oficial. (No he escrito «han okupado» porque estremecería de gozo y goce a Urtasun).
Cuesta pensar que el Gobierno con más ministros y más asesores de la historia de España ignore la existencia de, por mencionar algunos, la Fundación Gregorio Prieto en Valdepeñas, la Casona de Tudanca, el Archivo-Museo Sánchez Mejías en Manzanares... y el Centro Cultural Generación del 27. La maníaca fobia antitaurina de Urtasun podría explicar —nunca justificar, porque José María de Cossío e Ignacio Sánchez Mejías fueron dos intelectuales que jugaron un papel crucial en la Edad de Plata— la exclusión de los dos últimos, en tanto que la de nuestro Centro malagueño ni se explica ni mucho menos se justifica.
Todas las entidades y asociaciones culturales de España (menos una, pero eso es harina de otro artículo) cuentan no ya con mi respeto, sino con mi aprecio y, en ciertos casos, mi admiración y participación. Dicho lo anterior, y dejando claro que nunca he comulgado con el provincianismo chovinista, la generación del 27 no existiría —así de rotunda es la realidad: no existiría— sin la revista 'Ambos', Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa, José María Souvirón, la imprenta Sur, la revista 'Litoral' y los 'Suplementos de Litoral'. Siendo poetas cuyo talento pusieron al servicio de la poesía y su trabajo al servicio de otros muchos poetas, la injusticia que se comete con ellos es colosal.
Negar esta realidad y, por ende, negar la relevancia del Centro Cultural Generación del 27 —único en el mundo que abarca a todos los artistas de la Edad de Plata—, es manosear políticamente la cultura, convirtiéndola en materia viscosa: consigna, adoctrinamiento y demagogia barata. Pues al igual que en los años veinte del siglo XX la ciudad y la provincia de Málaga fueron espacios de acogida de artistas de toda condición, tendencia y estilo, sin exclusión, el Centro del 27, en sus ya cerca de cuarenta años de singladura, ha puesto sus medios, sus salas y su biblioteca a disposición de creadores e investigadores de toda condición social, género, credos estéticos y creencias ideológicas.
Tal vez sea un espejo en el que el ministro Urtasun tema mirarse, porque le devolvería, por contraste, su dogmático rostro. Quienes agitan ignorancia con sectarismo sirven un explosivo cóctel. Molotov, por supuesto.
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