Rocío Márquez y Bronquio, ayer en las tablas del Teatro del Soho. sur

El flamenco se va de after

La cantaora Rocío Márquez y el productor de electrónica Bronquio llevan el cante al éxtasis en el Teatro del Soho

TXEMA MARTÍN

MÁLAGA.

Domingo, 10 de julio 2022, 00:04

En el concierto de Rocío Márquez y Bronquio, en esta noche de sábado en el Teatro del Soho, se puso en escena la historia de ... una ascensión: la del cante flamenco, resquebrajando sus límites para convertirse de nuevo en lo que siempre ha sido, un arte que tiene en sus raíces la contaminación y el contagio, en la impureza, y que aquí viene mezclada con música electrónica para llevarnos al paraíso, cogiéndonos de la mano hasta el final. 'Tercer cielo' es el álbum que está removiendo el trance, un disco que plantea un disparo de libertad y que nos explica que la misma dosis de libertad puede encontrarse indistintamente en un tablao flamenco o en un club de Berlín.

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La cantaora onubense, con un micro de diadema que la acompañó toda la noche, siempre descalza, empieza el recital arrastrándose por el suelo y no se pone de pie hasta que no se lo pide el cuerpo. La puesta en escena de 'Tercer cielo' propone una subida que parte de lo profundo, de lo más bajo, y dibuja el camino del cante hacia un techo que no conoce límites: desde el subsuelo hasta lo celeste. Bulerías con base de techno, unos verdiales que rompen el suelo cuando se bailan, la seguiriya que pide éxtasis «por un motivo profundo, que nos ilumina la vida». En el escenario, dos enormes cortinas blancas envuelven a nuestros artistas, arropándolos. El productor jerezano Bronquio materializa esta fusión y tira hacia lo más oscuro, puede apreciarse el recorrido de Niño de Elche o de la artista venezolana Arca, que también resuena en esta pista de baile imaginaria. Esta no es una fiesta cualquiera. En las letras se nos vienen versos de Federico García Lorca, Luis García Montero, Miguel de Unamuno o Carmen Camacho.

Hay un garrotín que rompe las alas. La piel puede cortarse. Especialmente destacables son las bulerías que surgen de una onomatopeya, 'Mnnn', o la rumba 'De mí', con una letra que debería quedar enmarcada para siempre, en la que Bronquio agarra el micrófono para recitar más versos con una amplia distorsión. 'Prefiero la muerte', una soleá que sabe a sangre, trae la voz de Manolo Caracol en un diálogo con la cantaora que tiene una voz que ya es eléctrica desde que sale de su alma y que vibra como el mejor roce, que es el que llega de madrugada, cuando ya nada se espera. Rocío Márquez y Bronquio han hecho algo muy grande.

En el tramo final, en la ascensión más pura, Rocío Márquez se sube a la mesa del DJ como si estuviera en una discoteca de esas en las que no puede esperarse más que la libertad. Es palabra, libertad, sobresale al final en el cante roto de Rocío. Terminamos con ganas de más fiesta y de más alegría, aplaudiendo con ritmo este experimento de Rocío Márquez y Bronquio del que no queremos salir.

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