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Del padre de Dorian Gray a la hija del emperador. Oscar Wilde y María Antonieta

Del padre de Dorian Gray a la hija del emperador. Oscar Wilde y María Antonieta

Tal día como hoy nacía Oscar Wilde, que afiló su ingenio mordaz en el principio básico del movimiento estético que preconizaba el arte por el arte, y moría María Antonieta mediante el descabezamiento de su real persona por el acerado invento del diputado Guillotin

maría teresa lezcano

Domingo, 16 de octubre 2016, 00:13

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Tal día como hoy nacía Oscar Wilde, que afiló su ingenio mordaz en el principio básico del movimiento estético que preconizaba el arte por el arte, y moría María Antonieta mediante el descabezamiento de su real persona por el acerado invento del diputado Guillotin.

Oscar Wilde. 16-10-1854 a 30-11-1900

16 de octubre de 1854. Nace en Dublín Oscar Fingal OFlahertie Wilde, segundo hijo de una destacada familia de la sociedad angloirlandesa que moriría cuarenta y seis años más tarde como un indigente parisino bajo el falso nombre de Sebastian Melmoth. Entre ambos acontecimientos, Wilde afiló su ingenio mordaz en el principio básico del movimiento estético que preconizaba el arte por el arte y se convirtió en uno de los dramaturgos más aclamados del Londres victoriano tardío con obras como La importancia de llamarse Ernesto, y en conspicuo novelista con El retrato de Dorian Gray. Wilde, quien en una ocasión declaró en la aduana que sólo llevaba consigo su genio I have nothing to declare except my genius , tuvo la mala fortuna de que el padre de su amante, lord Alfred Douglas (éste era el nombre del amante, el padre fue John Sholto Douglas, noveno marqués de Queensberry), le enviara una carta de visita cuyo calificativo más amable era el de sodomita. El marqués, putero y sifilítico e intelectualmente incorrecto por no decir bobo de solemnidad, además de homófobo hasta los tuétanos de saint Andrew, andaba ya algo enfurruñado porque su hijo mayor y heredero jugaba demasiado a las damas con el prime minister en funciones y no estaba dispuesto a tolerar que el benjamín no despendolara sus rizos entre las crinolinas de alguna lady sino en el dandismo forrado de piel de nutria de Oscar. Tras el juicio por las acusaciones de sodomía e indecencia grave, Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados en el penal de Reading, experiencia relatada en su poemaBalada a la cárcel de Reading y en De profundis, epístola en la que recuerda que su nombre no ha venido de la sombra al momentáneo escándalo sino de esa especie de eternidad que es la fama a esa otra especie de eternidad que es la infamia. Oh, dear.

María Antonia Josefa Juana de Habsburgo-Lorena. 2-11-1755 a 16-10-1793

Sesenta y un años después del nacimiento dublinés de Oscar Wilde, perdía en París la cabeza María Antonieta, y no lo hacía como consecuencia de un episodio de locura transitoria o cronificada sino mediante el definitivo descabezamiento de su real persona por el acerado invento del diputado Guillotin. El decimoquinto retoño de Francisco I (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y gran duque de Toscana) y María Teresa I (archiduquesa de Austria, reina de Hungría y reina de Bohemia), a la sazón reina viuda del Capeto Luis XVI, recientemente y también descabezado como un pollo joven por el filo guillotinesco, tenía a los revolucionarios muy cabreados desde que, como respuesta a las hambrientas peticiones del pueblo ante la ausencia de pan, pronunció al parecer la celebérrima frase si no tienen pan que coman bollos. Bien es cierto que la autoría y la veracidad de la frasecita de marras ha sido más que cuestionada por los historiadores, pero la revolución no se detiene por un matiz, allons enfants de la patrie. María Antonieta, que tenía catorce años cuando la casaron con el entonces delfín francés, fue, tras la coronación, popularmente condecorada con apelativos cariñosos y entrañables como madame déficit, loba austriaca y autre-chienne, este último un juego de palabras entre autrichienne (austriaca) y autre chienne (otra perra). La perra, digo la reina, gustaba de jugar a la vida bucólica en un pabellón, Le Petit Trianon, que se hizo construir en Versailles, y en el que experimentaba la cocción indistinta de panes y bollos, además de gozar pastorilmente de la sencillez impostada que sólo puede pagar el lujo extremo. Despabellonada y destestada además de detestada, fue enterrada en el cementerio de la Madeleine, con la cabeza entre las piernas por si, de ser colocada en el sitio correspondiente se volvían a ligar tegumentos y arterias y se recapitaba a sí misma. Aux armes citoyens ...

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