El equipo de Mueve Montañas, en el Complejo Deportivo de la Universidad de Málaga. Crónica.

Mueve Montañas: el programa que devuelve el cuerpo y el alma a mujeres tras el cáncer de mama

El proyecto de oncología integrativa, que combina ejercicio físico, nutrición y apoyo emocional, se desarrollará durante 3 meses en el Complejo Deportivo de la UMA

Adri Revilla

Viernes, 27 de junio 2025

Lo que empezó en 2021 como un pequeño proyecto de apoyo a pacientes oncológicas, hoy se ha convertido en un modelo de referencia. Mueve Montañas ... es mucho más que un programa médico: es una propuesta transformadora que combina ejercicio físico, alimentación saludable y bienestar emocional para mujeres que han superado un cáncer de mama, pero siguen enfrentando las secuelas del tratamiento.

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Dirigido por la doctora Bella Pajares, oncóloga médica en el Hospital Virgen de la Victoria, el programa nació de una inquietud profesional y humana: «Veía que tratábamos a las pacientes con quimioterapia, cirugía y hormonoterapia, pero había un vacío enorme después. Mujeres jóvenes, curadas, pero con una calidad de vida muy deteriorada. Físicamente, emocionalmente, socialmente. Teníamos que hacer algo».

El equipo del programa está formado por varios profesionales: Bella Pajares, oncóloga médica; Inmaculada Conejo, doctora en Fisioterapia y experta en ejercicio terapéutico; María José de los Ríos, técnica en nutrición y coach nutricional; Lucia Vegas, psico-oncóloga, y Jaime Gómez, oncólogo radioterápico e instructor de mindfullness.

Mueve Montañas forma parte de un programa de oncología integrativa, una disciplina que no se limita a curar la enfermedad, sino que trata a la persona en su conjunto. El doctor Emilio Alba, jefe de Servicio de Oncología Médica del Clínico y catedrático de la Universidad de Málaga, lo define así: «Tratamos enfermos, no enfermedades. Este programa entiende que el cáncer no termina con la quimio. El ejercicio físico, la nutrición y el bienestar emocional no son complementarios: son fundamentales».

El programa dura tres meses y se organiza en grupos de diez pacientes. Cada semana, las mujeres participan en dos sesiones donde se combinan ejercicios aeróbicos, entrenamiento de fuerza y técnicas de relajación como el mindfulness. Todas las actividades están adaptadas a la situación física de cada participante, y el seguimiento es exhaustivo. Se mide la evolución física, emocional y nutricional antes y después de cada edición.

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Desde que comenzó, Mueve Montañas ha beneficiado a más de 300 mujeres. Los datos clínicos hablan por sí solos: mejora de la masa muscular, reducción del peso corporal, aumento de la agilidad y reducción de la medicación paliativa. Pero para sus responsables, el impacto más poderoso es el que no se mide en escalas: la recuperación del ánimo, de la confianza y del vínculo con otras mujeres que han pasado por lo mismo.

«El programa no solo las cuida físicamente, también les devuelve la autoestima. Algunas vienen destrozadas, con miedo, aisladas. Y en pocas semanas ves cómo florecen. Cómo se ríen, cómo comparten miedos, cómo hacen amistades.», señala la doctora Pajares, visiblemente emocionada.

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El doctor Alba subraya que el ejercicio físico tiene incluso efectos biológicos sobre el pronóstico: «Está demostrado que el músculo funciona como un órgano antiinflamatorio. El entrenamiento reduce la inflamación sistémica y mejora el metabolismo, lo cual puede alargar la vida. Las mujeres que hacen ejercicio después de un cáncer viven más que las que no lo hacen. Esto ya no es intuición, es evidencia».

Desde hace un año, cuenta con el respaldo logístico de la Universidad de Málaga, que ha cedido el pabellón deportivo para las sesiones. «Es un espacio digno, luminoso, con todas las condiciones para trabajar bien. Puede parecer un detalle menor, pero es esencial para la dignidad de las pacientes», reconoce Alba.

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La relación con la universidad no se queda en lo práctico. Pajares y Alba aspiran a convertir Mueve Montañas en un programa académico: «Queremos formar fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos, médicos… que apliquen este enfoque en otros hospitales. Que esto no sea un oasis, sino el inicio de un cambio», dice Alba.

Tanto Pajares como Alba coinciden en que el gran objetivo ahora es ampliar el programa a otras patologías. «Queremos ofrecerlo también a pacientes con otro tipo de cáncer», afirma Pajares.

El doctor Alba sueña a lo grande: «Lo ideal sería tener una Unidad de Oncología Integrativa con personal propio: psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas, enfermeras, médicos... Que cualquier paciente que cumpla los criterios pudiera acceder. No solo 30 cada tres meses. Aquí vemos más de 3.000 pacientes nuevos al año. Tenemos que estar a la altura».

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Por ahora, Mueve Montañas sigue creciendo paso a paso, como sus pacientes. Con voluntad, con ciencia, con compasión. Y con la certeza de que lo que empezó como un pequeño gesto de cuidado puede terminar siendo una revolución silenciosa en la forma de entender el cáncer.

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