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Las condiciones atmosféricas pueden anticipar la incidencia de medusas en las playas

Una investigación desarrollada por científicos de la UMA demuestra la relación existente entre las corrientes circulares del Mar de Alborán y la llegada de la 'pelagia noctiluca' a la costa

NOELIA GARCÍA HOYOS

Martes, 15 de septiembre 2020, 11:03

Científicos del Departamento de Biología Animal de la UMA en colaboración con expertos del Aula del Mar de Málaga, del Helmholtz Centre for Environmental Research de Leipzig (Alemania) y del Instituto Español de Oceanografía han llevado a cabo durante 15 años un estudio que muestra cómo a partir de las condiciones atmosféricas del invierno anterior se puede predecir el nivel de incidencia de medusas en las playas malagueñas durante el verano y, de esta forma, poner solución a este problema. Este estudio sobre las corrientes circulares que tienen lugar en el Mar de Alborán y la llegada de las medusas a la Costa del Sol, en concreto de la especie 'pelagia noctiluca', ha sido recientemente publicado en la revista 'Mediterranean Marine Science'.

El verano de 2018 fue crítico en cuanto a la aparición de medusas en las playas de Málaga. Cantidades ingentes de esta especie marina llegaron a la costa y se mantuvieron durante toda la temporada. Esto no sólo afectó a los bañistas, sino también a la economía de la zona, la pesca y el ecosistema marino y supuso otro período más de pérdidas. A raíz de que desde hacía años la situación estaba empeorando, se pone en marcha un análisis con el objetivo de poder anticipar en primavera si en el verano que le precede va a haber un nivel alto de incidencia.

El Aula del Mar de Málaga ha sido la encargada de reunir todos los datos posibles acerca de los avistamientos de estos animales marinos durante los veranos a partir de noticias en medios de comunicación y picos de interacción en internet, además de con los datos recogidos por la app móvil Infomedusa, una propuesta al alcance de cualquier ciudadano para poder informar de la aparición de estos invertebrados en las playas.

«Estamos hablando de macroecología», señala el investigador Raimundo Real

Oscilaciones microclimáticas

Una vez recogidos los datos, los expertos pasaron a analizar cómo podrían afectar las oscilaciones microclimáticas, en concreto la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) y la Oscilación Ártica (AO), que son oscilaciones que tienen lugar en la atmósfera y que influyen en la metereología de la península ibérica y sobre todo, en el área del Mediterraneo. El resultado ha sido el esperado.

El fenómeno transcurre cuando en invierno tiene lugar más precipitaciones y, sobre todo, más cantidad de nieve en zonas como Sierra Nevada, que durante el deshielo llega hasta el Mar de Alborán, quedando el agua dulce y fría sobre el agua salada del mar. Cuando esto ocurre, la superficie del agua se calienta y esto ayuda a las gónadas, ya que las estimula y favorece la cría de medusas.

«Estamos hablando de macroecología. El Mar de Alborán es grandísimo, que va desde el Estrecho de Gibraltar hasta Cabo de Gata en Almería, pero es que estamos hablando de fenómenos que suceden en el Polo Norte o en el Ártico. Es más complejo de lo que parece», señala Raimundo Real, investigador de la Cátedra de Ciencias del Litoral de la Costa del Sol, sobre este fenómeno.

Aún siguen investigando otra hipótesis relacionada con los años de incidencia alta de medusas relacionada con los giros anticiclónicos que tienen lugar en la zona del Mar de Alborán, que vienen a ser corrientes circulares que llegan hasta las costas de Marruecos. En estos flujos, las medusas se mantienen en el centro buscando el lugar idóneo para reproducirse, ya que no tienen pólipos y ambos sexos expulsan al mar las células sexuales y necesitan estar lo más unidos posibles para que se produzca de manera exitosa el proceso. El problema sucede cuando la corriente se quiebra debido a la entrada de agua del Atlántico y a fuertes vientos de poniente, que envía a las medusas que estaban en alta mar hacia la costa.

Las costas de Málaga suponen el escenario perfecto para la reproducción de la 'pelagia noctiluca'. «Es su medio y además esta especie es propensa a formar esas 'explosiones' en la playa porque no es muy grande de tamaño, pero tiene muchísimas puntas para reproducirse. Estamos hablando de cantidades inmensas, miles de millones que, si encuentran una temperatura más alta todavía, pueden procrear más, hasta llegar muchas veces a salirse de esa corriente circular», comenta Raimundo Real, uno de los investigadores que han participado en este estudio.

«En cuanto a medidas que se pueden llevar a cabo para evitar veranos como el de 2018, es más complejo de lo que parece», afirma Real, que sigue buscando una que no afecte de forma negativa al ecosistema, a la ciudad o a la especie. Se barajan diversas opciones como extracciones de medusas para posteriormente darles un uso de tipo cosmético o culinario, considerarlas un producto que afecte a la salud pública y optar por su retirada del mar, procedimientos de secado, o bien, utilizar redes anti medusas.

Ventajas e inconvenientes

Todas las opciones tienen ventajas e inconvenientes por lo que el Ayuntamiento de Málaga no ha podido, a día de hoy, decantarse por ninguna. «La mejor solución sería implementar varias de las opciones que se barajan para llegar a un equilibrio. Hay que buscar la mejor solución, no es fácil, pero tampoco imposible», apunta Raimundo Real.

Como método para llevar a cabo este estudio, se ha utilizado un algoritmo de aprendizaje supervisado o algoritmo de optimización, o lo que es lo mismo, un sistema de inteligencia artificial. «Para ajustarse le damos datos de cómo ha sido la NAO y la OA, de inviernos pasados, el índice que ha habido anteriormente de medusas, entre otros, y él hace unos procedimientos de tanteo que se intentan ajustar dentro de los datos que nosotros le introducimos a partir de intervenciones», explica el catedrático de la UMA Raimundo Real. Este sistema es también conocido como 'el algoritmo de la hormiga' en honor al proceso que estos insectos sufren en su día a día al seguir continuamente los caminos que ellas mismas diseñan hasta encontrar el más corto.

Este verano ha habido una incidencia media-baja, coincidiendo con lo que pronosticó en marzo este estudio, pero Raimundo Real lamenta que «con la pandemia de Covid-19 tampoco se ha podido disfrutar igual de la playa con las medidas de seguridad impuestas, si encima hubiera habido medusas hubiera sido un desastre para la ciudad. Ahora estamos comprobando hasta qué punto vivimos de la playa y del turismo. El año 2018 fueron las medusas y ahora ha sido el coronavirus».

El Aula del Mar de Málaga continúa con esta investigación que en marzo del próximo año dará a conocer los datos obtenidos para saber si la próxima temporada de playa será todo un éxito. Por su parte, el grupo de investigadores de la UMA ha seguido colaborando con otros proyectos relacionados con el mar como ha ocurrido con las tortugas bobas que, por primera vez, han puesto huevos en las playas de Fuengirola.

Además, actualmente se encuentran inmersos en un estudio sobre enfermedades transmitidas de animales a humanos como el ébola, el virus del Nilo, de actualidad por el brote acontecido en Sevilla este verano, o incluso, el propio coronavirus.

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