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Nacho Carmona
Martes, 2 de mayo 2023, 09:31
Hay experiencias en la vida en las que no importa tanto eso de ganar o perder. Porque se antojen como un regalo o porque, mirado desde un prisma diferente como el de los valores del deporte, con lo que haya que quedarse sea con haberse codeado con las mejores universidades del país. A veces, eso ya es un éxito.
Castilla y León acogió la fiesta más importante del año del deporte universitario: el Campeonato de España Universitario (CEU). Allí se reunieron los mejores equipos universitarios del país, de todas las disciplinas, en busca de un oro que les acreditaría como los mejores de España y les darían un billete directo al Campeonato de Europa Universitario. Título que, por cierto, la UMA tiene en sus vitrinas.
La Universidad de Málaga ha regresado a tierras costasoleñas sin medallas. Allí viajaron las selecciones de balonmano femenino tras conseguir el oro en el CAU hace poco más de un mes, y las de baloncesto masculino y rugby 7 masculino, que se hicieron con la plata también allá por el mes de marzo. Pero eso, realmente, da igual. Ha sido un CEU lleno de experiencias que servirá «para construir de cara al futuro». Así lo entiende Leandro Arias, miembro del cuerpo técnico de la selección de baloncesto, que con un mensaje esperanzador de cara a futuras ediciones se muestra feliz de haber tenido la oportunidad de vivirlo junto a sus chavales.
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A las chicas que conforman la selección de balonmano femenino de la UMA no les fue para nada mal. Emparejadas en el Grupo D con la Universidad del País Vasco (UPV), la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), se encasillaron en uno de los grupos más complicados de todo el torneo. Así lo entendía Diego Rico, su seleccionador, días antes de partir hacia León, donde se celebró el torneo de balonmano. Consiguieron un segundo puesto de grupo más que merecido.
Se impusieron a la Universidad del País Vasco en el primer partido por 21-18, perdieron contra la institución manchega en la segunda jornada, 13-20, y se impusieron en el último de sus partidos a los madrileños por 20-13. La clasificación a semifinales se antojaba complicadísima, por el alto nivel mostrado y porque solo clasificaban las primeras de grupo. En el suyo, ese puesto fue para la Universidad de Castilla-La Mancha, que se postulaba como una de las favoritas para hacerse con el CEU tras ganarlo ya el año pasado. La relación de la región con el balonmano es una de las más bonitas de todo el país.
«En líneas generales ha ido bien. Más o menos como esperábamos. Hemos tenido la desgracia de caer en el que era el 'grupo de la muerte'. La Universidad de Castilla-La Mancha tenía muchas jugadoras de Pozuelo de Calatrava, que si no son profesionales, son semiprofesionales. Cobran y viven de esto. Todas juegan en una categoría por encima de las nuestras. País Vasco fue el primer partido, era un rival difícil y fue un choque complicado. Estábamos un poco nerviosas, pero lo solventamos con buenas sensaciones. Castilla-La Mancha nos superó desde el inicio, aunque en la segunda parte recortáramos distancias. El último, ante la Autónoma de Madrid, fue un mero trámite y conseguimos ganar de siete», cuenta Diego Rico, el seleccionador.
Aún así, las valoraciones a nivel humano fueron muy positivas: «Así concluimos el CEU. No estuvimos en la lucha por las medallas, pero el comportamiento fue impecable por parte de todas. Somos una selección y aquí nos hemos encontrado con clubes completos de un nivel altísimo. Hemos peleado hasta donde hemos podido y no hemos tirado la toalla nunca. Nos vamos más que satisfechos por el trabajo realizado». Los goles y el promedio de victorias los han colocado séptimos en el ranking global del CEU.
Los chicos del baloncesto partieron en el Grupo A, desde Segovia. Allí bailaron con las selecciones de la Universidad de Girona, la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) y la IE University (Segovia), que hizo de anfitriona. Debutaron ante los catalanes, perdiendo por 50-39, 'pincharon' ante la Rey Juan Carlos en su segunda contienda en un partido que acabó 35-25 y le ganaron a la selección anfitriona en el último de sus partidos, 48-44.
Con un balance de una victoria y dos derrotas, sumaron cinco puntos que les colocaron en una tercera posición final dentro de su grupo; en el ranking global, novenos. La Universidad de Girona fue la primera de grupo, que cayó ante Valladolid en las semifinales y se tuvo que conformar con una medalla de bronce más que merecida.
Leandro Arias quiso hacer balance: «Las derrotas fueron ajustadas y conseguimos una victoria. No pasamos de fase, pero llevamos el equipo más joven del campeonato con diferencia y hemos estado muy unidos. Tenemos equipo para trabajar la base de cara al año que viene y así conseguir mejorar este resultado. Los chicos han disfrutado y nosotros como cuerpo técnico, también. El ambiente fue maravilloso y estuvo muy bien organizado. La experiencia ha sido muy positiva».
La peor de las suertes se la encontró la selección de rugby 7 masculina, que tras los dos bronces conseguidos en campo a través en el Campeonato Andaluz, fueron el tercer equipo de la UMA en conseguir su medalla en ese torneo. Con la plata bajo el brazo obtuvieron también un billete para viajar al Campeonato de España Universitario que su disciplina celebró en Valladolid.
Lo cierto es que no consiguieron ganar ningún partido. Volvieron a Málaga con un último puesto en el ranking global en la mochila, que también vino cargada de experiencias positivas y con una esperanzadora situación de cara al futuro. Cayeron en el Grupo B junto a la Universidad de Valencia, la Universidad Camilo José Cela (Madrid) y la UCAM (Murcia). El primer día se disputó la fase de grupos y el segundo, los partidos que acabarían de delimitar el ranking final. La UMA acabó última, en la duodécima posición.
José Juan Atorrasagasti lo valora, dentro de la situación, como un aprendizaje mirando al horizonte: «La realidad es que los resultados deportivos no nos han acompañado con el trabajo realizado. Hemos perdido todos los partidos, pero nos volvemos con una experiencia única en la que un grupo muy novel con casi todos estudiantes de primer y segundo año con el que se podrá trabajar para siguientes campeonatos». Además, dio su visión del deporte, la disciplina y la situación. «Para la práctica del rugby es muy importante entrenar las destrezas y también la condición física. Este es un grupo muy nuevo con mucha capacidad de progreso», concluye.
Quizá se ha hecho un poco raro no ver a Manuel Luiggi Carrasco 'Moli' y a sus chicos en el Campeonato de España Universitario. Veinte años siendo la bandera de Andalucía en el fútbol-sala universitario no son pocos. En Crónica Universitaria cuenta su percepción de la situación y su sensación tras no haber podido estar, después de años, en el CEU: «Este año no ha sido posible. Y mira que no hemos perdido ningún partido. Solo el que perdimos en los penaltis en el partido en el que nos eliminaron. Eran todos chicos nuevos y la verdad es que muy bien. Una experiencia nueva. No sé cuántos años hace que no perdíamos el Campeonato de Andalucía Universitario; pero bueno, al final es una experiencia más», cuenta el 'maestro'. Para él, hace mucho tiempo que el ganar o perder es menos importante que los valores del deporte.
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