

Secciones
Servicios
Destacamos
SANTIAGO GÓMEZ
Martes, 2 de marzo 2021, 00:11
Alberto Castellón Serrano es matemático, escritor, músico, astrónomo y coordinador de la Red de Detección de Meteoros y Bólidos de la Universidad de Málaga y la Sociedad Malagueña de Astronomía (SAM). Además, forma parte de la red española BOOTES que cuenta con telescopios robóticos en varios países y está liderado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC). El trabajo de Castellón Serrano es el de analizar las grabaciones que recojan los distintos observatorios de la red malagueña. En total son 10 estaciones repartidas por todo el país: Antequera, Córdoba, Huelva, Algeciras, Cáceres, Asturias, Burgos, Guadalajara, Lérida y Mataró.
En cada sitio hay unas cámaras que funcionan de manera autónoma y que captan el cielo en busca de bólidos: «Son estaciones robotizadas, programadas para que funcionen cuando el sol está 10 grados por debajo del horizonte, que es cuando se considera que empieza la noche náutica», explicó el profesor.
Los dispositivos graban toda la noche y cuando detectan un meteoro capturan una secuencia de 40 fotogramas. Estos archivos se ponen a disposición de los expertos la mañana siguiente: «Una vez amanece, el propio software expurga las detecciones falsas, y las verdaderas se suben automáticamente a la nube de la red», comentó el astrónomo.
Los puestos de grabación son autosuficientes y están programados para que no tengan problemas por las temperaturas ni el vaho, como dio a conocer Castellón Serrano: «Las estaciones cuentan con un sensor térmico y de humedad. Si la temperatura se acerca al punto de condensación de rocío se encienden unas alfombrillas térmicas y un ventilador para que no haya problemas ni se empañen las cámaras».La detección de bólidos es cíclica, coincidiendo con las distintas lluvias de estrellas y fenómenos astronómicos, sin embargo, Alberto Castellón sigue analizando destellos incluso en época de sequía, esto es gracias a la cantidad de estaciones con las que cuenta la red: «Al haber tantas estaciones es raro que no haya una noche en la que se detecte al menos un bólido. En época de lluvia de estrellas copiosa podemos detectar hasta 30 bólidos en una noche», afirmó el matemático.
El tener más de un observatorio a disposición tiene otras ventajas, como por ejemplo poder analizar un meteoro con más detalle, «si hay un bólido que lo recogen varias cámaras, podemos calcular la trayectoria, la velocidad, el brillo, la órbita de procedencia, etcétera», explicó el docente. Gracias a la decena de puestos que poseen, pueden calcular la zona de caída en el caso de que se produzca un meteorito, algo poco probable porque como comentó Castellón Serrano, «la mayoría de meteoros se desintegran con la fricción con la atmósfera».
El trabajo de Alberto Castellón es digno del ojo de un halcón, los bólidos analizados más lentos van a 57.600 Km/h y los más rápidos alcanzan un ritmo de 270.000 Km/h. Además, las grabaciones son muy cortas, de apenas cuatro décimas de segundo en el caso de los veloces y si la velocidad del cuerpo es baja hablamos de, como mucho, cuatro segundos. En cuanto al tamaño de los objetos observados, hay mucha diferencia «pueden ser igual de grandes que un grano de arena o como una lavadora», aclaró el licenciado en matemáticas.
Otro de los objetivos de este trabajo es el de buscar cuerpos potencialmente peligrosos, en caso de que haya un posible gran impacto de un meteorito. Por suerte, de momento, no hay peligro, «ahora mismo no hay ningún meteoro que sea peligroso a corto plazo», clarificó el escritor.
Para mayor tranquilidad, ya hay métodos para eludir una colisión: «Se ha experimentado para poder evitar impactos fatales, el objetivo principal es desviar los meteoroides», aclaró el profesor, aunque los métodos no se parecen en nada a los que utilizan en 'Hollywood': «Se ha probado a poner una vela y que el viento solar cambie la trayectoria o también pintando el meteorito de blanco y que se aleje por la radiación del sol», comentó Castellón Serrano.
Tras esta explicación, cabe recordar que a lo largo de la historia de la Tierra ha habido varios impactos, el más conocido fue el que extinguió a los dinosaurios. Tras este ejercicio de analepsis, el profesor siembra un poco de tensión, «la pregunta que nos debemos hacer es cuándo se va a producir el próximo impacto».
Para el astrónomo es un placer poder analizar bólidos todos los días, «es un trabajo emocionante, son fenómenos muy bellos». Sin embargo, como todo, tiene una parte no tan gustosa: «Lo malo es que no existen las vacaciones porque los meteoritos siguen cayendo, sea agosto o noviembre», afirmó entre risas. Además de observar bólidos, Castellón Serrano también ha podido examinar los bajos de varios insectos: «Al calorcito de las resistencias de las cámaras aparecen arañas y otros bichos, por lo que de vez en cuando veo las barrigas de protagonistas sorpresa, de hecho, en Valpuesta, Burgos, tenemos un saltamontes que le encanta el calorcito de la alfombra y sale muy frecuentemente», narró el profesor de Lógica.
A nuestro protagonista, la astronomía ha sido algo que siempre le ha interesado, «con seis años le pedí a los Reyes Magos un libro sobre meteoritos». Aunque, de manera inesperada, estudió Matemáticas, «yo quería estudiar Astrofísica, pero aún no estaban definidos los estudios que iba a impartir la UMA y finalmente me dieron plaza en la carrera de Matemáticas, algo de lo que no me quejo». Por suerte, tuvo la oportunidad de entrar en el proyecto del IAA y acabar haciendo lo que siempre le gustó desde que tiene uso de razón.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Terelu repetirá en el Zorrilla tras aplaudir el público en pie su debut en el teatro
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.