«Actualmente la IA supone mucho riesgo, ese es su principal problema»

La subdirectora de la Fundación General de la Universidad de Málaga, Elsa Marina Álvarez González, cuenta en mayor profundidad en qué consiste FormArte, así como el uso de la IA en la sociedad actual.

–¿Cuál es su papel dentro de FormArte?

–Bueno, como subdirectora de FGUMA, el Ayuntamiento se puso en contacto conmigo hace unos años con la idea de FormArte. Ellos ya habían funcionado algún año con este tema, pero se ve que en la última convocatoria no tuvieron la suficiente repercusión. Aquí es donde entra en juego la fundación de la universidad, que tiene un poder de difusión muy fuerte entre los jóvenes. Yo me encargo del impulso de los proyectos, soy quien se reúne con otros colaboradores, públicos o privados, para determinar si las actividades tienen interés para la Fundación, si merece la pena que estén aquí.

–¿Cómo surge esta idea?

–La idea es fruto del Ayuntamiento. Hace unos años deciden poner formación gratuita para los jóvenes en cuestiones relacionadas con el arte. El tema de las artes es algo que despierta especial interés entre la gente joven, sobre todo las nuevas artes, como podrían ser los videojuegos. También hemos tratado el tema del metaverso. Tenemos un taller centrado en el uso de la inteligencia artificial enfocado en el mundo de las artes. Son cursos que funcionan muy bien. Los de este año, por ejemplo, han tenido todas las plazas cubiertas.

–¿Cuántas plazas se ofertaron?

–Quince por curso. La idea es que sea realmente enriquecedor, que se pueda trabajar con los alumnos y conseguir buenos resultados, por lo que no se puede tener un curso con muchos más alumnos. Se perdería la atención individualizada.

–¿Cuál es el objetivo de estos talleres?

–Dar formación especializada. Hoy en día uno va a la universidad, estudia una carrera y sale con una formación muy generalizada. Y los jóvenes tenéis mucha competencia, por lo que uno tiene que ir formando su propio currículum desde que está estudiando, especializándose en cosas que lo puedan distinguir de los demás. Esa es la finalidad de estos cursos, que los alumnos puedan ir perfilando su currículum y añadiendo formaciones específicas.

–¿Hacen algún estudio para ver qué cursos pueden tener mayor relevancia e interés entre los jóvenes?

–No hacemos un estudio como tal, pero tengo una académica, Luisa María del Águila, profesora en la Facultad de Ciencias de la Educación, que se encarga de la elección de las temáticas. Ella es una docente con una experiencia brutal y una trayectoria muy consolidada, por lo que me fío plenamente de lo que ella me dice. Yo no sé de arte, pero ella sí. En su profesión vive el día a día de qué es lo que les interesa a los jóvenes y sabe qué es lo que quieren y funciona. Ella es la cabeza pensante. Siempre de la mano con el Ayuntamiento, claro. Cuando ella me dice que ha pensado un tema, yo no lo cuestiono. Me fío al completo de su criterio y conocimiento en este campo.

–De los cinco cursos ofertados, ¿Cuál diría que es su preferido?

–Son muy distintos entre sí, eh. El curso de teatro está muy chulo. Además, no sé si conoces a los ponentes que van a impartir ese curso. Son dos actores muy conocidos aquí en Málaga. Rafa Castillo y Francisca Díaz. Castillo, por ejemplo, ha sido actor en la serie 'Malaka', que tuvo mucho impacto en la ciudad malagueña.

El taller de escritura creativa también estuvo muy chulo. Ofreció una perspectiva distinta a toda persona que esté interesada en la literatura en general. No sé, no creo que pudiera decantarme por uno.

–¿Y si hablamos del público?

–El primero que llenó su cupo de plazas fue el taller de la IA

–Hablando del curso de la inteligencia artificial, ¿cree que la IA es un arte?

–No, no. Creo que es una herramienta, una técnica que te sirve para muchos sectores, incluido el sector del arte. A través de la inteligencia artificial se pueden crear nuevas formas y expresiones en el ámbito artístico. De hecho, el taller de IA que damos aquí está enfocado en la generación de imágenes.

–¿Está a favor del uso de esta nueva tecnología?

–Es complicado. Creo que bien utilizada puede ser una muy buena herramienta. A pesar de todo el riesgo que supone y los desafíos tan importantes que tenemos ahora mismo encima de la mesa. Actualmente son muchos los riesgos, ese es el principal problema. Y ahora me voy a meter en mi mundo porque, que para algo soy profesora de Derecho. Hoy día no está regulada, ni a nivel estatal ni europeo. Desde abril de 2021 existe un proyecto de norma encima de la mesa, sin embargo, vamos a entrar en 2024 y todavía no hemos conseguido aprobar esa norma que establezca un marco formativo. Otro tema de choque surge a raíz de la privacidad, porque la inteligencia artificial se alimenta de datos. Datos generados por personas. El tema de la privacidad y la protección de datos juegan un papel muy importante en su regulación.

Dicho esto, reconozco las virtudes que tiene. Es una herramienta potentísima para mejorar en todos los sectores. Existen robots que operan con mucha más precisión de lo que puede hacerlo un cirujano con el bisturí.

–¿Asistimos a la deshumanización de ciertas profesiones?

–Es uno de los riesgos. Un robot de asistencia en temas de dependencia en personas mayores, por ejemplo, es algo muy positivo y beneficioso, pero también tiene muchos peligros, como la propia deshumanización. Hemos llegado a una sociedad totalmente digitalizada que nos ha hecho perder las relaciones entre las personas.

–Me comentaba que la IA se alimenta de los datos, de lo ya creado para dar forma. Entonces, ¿hasta qué punto se puede considerar artístico lo que se ha generado con IA?

–La inteligencia artificial no es una modalidad artística, eso grábalo bien. Pero sí que se puede utilizar para potenciar tu técnica, tu rendimiento y eficacia.

–¿Estamos preparados?

–Muy preparados no estamos, creo yo. El cambio ha sido tan radical y disruptivo que nos ha descuadrado los esquemas. No ha habido una transición paulatina y orgánica, como sí que ocurrió en otros procesos, como la televisión o el móvil.

Cuando yo tuve mi primer móvil, que estaba en la carrera, era una patata. Eso era tan grande que necesitaba una mochila aparte para poder llevarlo. Y pesaba como un muerto. De ahí fuimos pasando a otro más chiquito. Después llegó la posibilidad de la mensajería instantánea y poco a poco apareció el smartphone. Esta adaptación no la hemos tenido con la inteligencia artificial.

–¿Cree que debería de implementarse el uso de la inteligencia artificial en las aulas?

–En la Universidad de Málaga este curso ya ha habido varias formaciones dirigidas al docente para la implementación de estas herramientas. El uso de ChatGPT, que está siendo tan cuestionado, ya lo estamos sufriendo en las aulas, incluso en Trabajos de Fin de Grado. Debemos de aprender a implementar su uso. Por ejemplo, como una herramienta para mejorar la investigación.

Si en el futuro no vas a necesitar redactar una demanda, porque lo va a hacer la inteligencia artificial, a lo mejor no debería centrarme en las capacidades de redacción del alumnado, sino en su capacidad crítica y de debate, por ejemplo. Como docentes, deberíamos de adelantarnos y cambiar lo que tenemos que evaluar en el alumno. Te pongo el ejemplo de derecho porque es el tema que más conozco, pero esto es extrapolable a cualquier disciplina.