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Ya hace varios meses que el senegalés Demba Diop consiguió que su nombre sonara con fuerza en Benalmádena. Modisto de profesión, reconocido en su país, ... cuando llegó a España se vio obligado a ganarse la vida con la venta ambulante. El desarrollo de los acontecimientos quiso que pudiera presentarse el año pasado a la Pasarela de Moda de Benalmádena dentro del concurso de jóvenes talentos y que lo ganara con una colección que el jurado consideró «impecable».
Su historia copó entonces titulares en prensa y televisión y él pensó que había llegado su oportunidad, que tras haber podido mostrar su potencial se le presentaría alguna oportunidad de trabajar en lo suyo y poder dejar la hostelería, con la que lleva tiempo ganándose la vida tras conseguir dejar atrás la venta ambulante.
No ha sido así. Uno de los premios por haber ganado el concurso de jóvenes talentos de la moda en Benalmádena era que al año siguiente pudiera presentar su colección en una nueva edición de la Pasarela de Moda. El año pasado el evento tuvo lugar a finales de año, pero la edición de este año se ha adelantado al verano, a los primeros días de este mes de julio. Demba se lamenta porque nadie lo avisó de ese cambio hasta diez días antes de la celebración del desfile y de que tuviera, por tanto, que presentar su colección.
«Hemos tenido que diseñar la colección en poco más de una semana, ha sido muy difícil, pero no quería que pensaran que era yo quien no quería participar», explica el modisto, que recuerda que trabaja en la hostelería, con los horarios que eso conlleva y que en los dos días que tiene de descanso a la semana es cuando se puede volcar en la moda. También, continúa, es difícil para él asumir el coste de todos los materiales necesarios para elaborar una colección sin ningún tipo de ayuda.
A pesar de todo ello el desfile se hizo y «para mi fue muy importante la reacción de la gente porque les gustaron mucho mis diseños», asegura Demba, quien quiere dejar claro que lo que mostró en el desfile es algo casi improvisado por todas las circunstancias antes relatadas. «Tengo mucho que enseñar, puedo hacer mucho más, solo necesito un poco de ayuda», explica.
Su victoria en el concurso de jóvenes talentos le supuso muchas llamadas de clientes para encargarle un vestido o un traje, pero «no tengo un taller en el que poder trabajar, tengo que hacerlo en casa y no tengo espacio donde tener todo el material o un sitio donde los clientes puedan venir a probarse», cuenta. «En mi casa está toda mi familia, no puedo recibir aquí a la gente para probarse, pienso que no es una buena imagen y que no van a valorar el trabajo que hay detrás de cada pieza».
Por eso Demba sigue soñando con la posibilidad de trabajar en un taller de costura o incluso con abrir su propio taller, pero esta última es una opción que le da bastante vértigo. «El precio de los locales es muy elevado, necesitaría alguna ayuda para el arranque porque no se cuántos encargos voy a recibir de inicio y no quiero fallar a nadie».
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