Ali Guire y la lucha para conseguir una vida mejor
Era menor cuando llegó a España en patera. Ahora recuerda cómo ha sido su evolución hasta tener una vivienda y trabajo en Málaga: «No fue fácil, pero puedo decir que valió la pena»
CRISTINA PINTO
MÁLAGA
Lunes, 31 de octubre 2022, 00:28
Llegó a España sin un hogar y ya cumple casi un año independizado en Málaga, un sueño que ha costado tiempo y mucho trabajo. Hasta hace nada estaba compartiendo piso con un amigo, pero en estos días ha firmado un nuevo contrato: «Una habitación, terraza, salón... Para mí solo, eso es lo que yo quería», celebra este joven con emoción mientras enseña los vídeos de su nuevo hogar. Hay varias cosas que hacen que Ali Guire esté ahora viendo que era verdad ese dicho español que tanto le decían: «Quien siembra, recoge». Sentado en un banco del Paseo del Parque durante un descanso de su jornada laboral, hay un momento en el que a este joven le empiezan a brillar los ojos e, incluso, se muestra algo nervioso: «Voy a poder ir a ver a mi familia, en enero viajaré a mi país para estar con ellos; ya llevo cinco años sin verlos. Yo salí sin decirles que venía en patera, ellos tenían mucho miedo», confiesa el joven. Va a ver a su padre, su madre, sus hermanos y su hermana y se acuerda de todos los que se ha encontrado en este camino: «Poder visitar a mi familia es todo un honor para mí, esto es por la gente que me ha ayudado desde que llegué».
Desde Tarifa a Málaga
Desde un centro de menores en Jerez de la Frontera hasta Sevilla y finalmente en Málaga. La historia de Ali Guire en la capital de la Costa del Sol comienza en Puerta Única, el centro de atención a personas sin hogar donde trataron de buscarle una residencia, primero en San Juan de Dios y más tarde en Málaga Acoge: «Tenía problemas de pasaporte y allí me ayudaron con lo que yo necesitaba, que era poder conseguir un trabajo», cuenta el joven africano. Mientras, recalca varias veces la importancia de la paciencia: «Eso ayuda a conseguir todo lo que quieres en este mundo, con prisa no se llega a nada. Cuando tienes paciencia, todo se arregla».
«He hecho cursos de almacén, construcción, limpieza... Estuve unos meses trabajando en Almería, luego conseguí un trabajo en el sector de la limpieza y ahora estoy como cocinero», cuenta Ali Guire cómo logró su trabajo actual, en un restaurante de cocina india y mexicana en el Centro. «Siempre agradezco mucho a Dios y a Málaga Acoge, que fueron los que más me ayudaron en este camino», señala. Y también se acuerda de esa familia de El Palo que le acogió dos meses durante la pandemia: «He conocido a mucha gente buena este tiempo. Por ejemplo, en Málaga Acoge me pusieron en contacto con una familia muy amable, ellos son Alejandro e Inés, gente humilde».
Cuando habla de la ciudad reconoce que la gente es una de las cosas que más le gusta de vivir aquí. El idioma le ha costado aprenderlo, a pesar de llevar años aquí, pero él lo sigue viendo como un reto más para aprender día a día: «Cuando han venido algunos amigos, les he dicho que se queden aquí a vivir pero me decían que no por el idioma, porque ellos solo saben francés. Yo les decía que lo bueno es aprender lenguas diferentes, da igual si es duro, pero yo, por ejemplo, ya puedo decir que hablo francés y español».
Si se tiene que imaginar el futuro y un siguiente reto, no lo duda: «No necesito mucho dinero, pero quiero ayudar a los que no tienen nada. Me gustaría poder formar una asociación para poder colaborar con los más necesitados. Al final los humanos somos personas, da igual si eres millonario o pobre, hemos nacido sin nada y moriremos sin nada, así que el tiempo que estemos aquí, por lo menos, deberíamos ayudar».
Cuando llegó hace unos años a Málaga Acoge insistía en lo que venía buscando: «Estoy para luchar, no para robar. He venido para trabajar y cuidar a mi familia, para eso estoy aquí». Esas palabras son ahora una realidad: Ali Guire trabaja, verá a su familia y sigue con metas en la vida. «Sé que hay que ser muy valiente para hacer lo que yo hice, pero estoy muy feliz. No fue fácil, pero puedo decir que valió la pena», concluye.
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