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Los pequeños hacen salidas diarias al entorno comunitario. sur
EDAU, desde Antequera por la inclusión de las personas autistas
Acción Solidaria

EDAU, desde Antequera por la inclusión de las personas autistas

Esta fundación trabaja en la comarca desde 2013 y ofrece cobertura desde la atención temprana hasta la edad adulta

Lunes, 16 de mayo 2022, 00:40

Hace un par de años, los padres del pequeño Narciso no podían ni imaginar que su hijo volvería a un aula ordinaria, una vuelta al cole en toda regla para aprender desde otra perspectiva y en un entorno no habitual para él. Aunque sólo sean por un par de horas horas, este pequeño puede acudir al Colegio Nuestra Señora del Carmen en Antequera donde todo está acoplado a él: a los profesores y alumnos se les informó y formó previamente y se adaptó todo el centro con pictogramas y otras fórmulas para hacer el aula más accesible cognitivamente para Narciso, poniendo pelotas de tenis en las sillas para evitar ruidos, por ejemplo. Todo fue gracias a EDAU, la entidad antequerana que trabaja para que niños y adultos como Narciso, diagnosticados con trastorno del espectro autista, puedan tener una rutina normalizada, adaptada y en la que los estímulos cotidianos no resulten un problema y un parón para ellos.

El pequeño Narciso, en el centro de educación específica de EDAU. SUR

Carolina Parra y su actual marido, Diego Vela, se conocieron en Madrid mientras ambos trabajaban en un centro especializado para personas autistas. Allí, esta malagueña vio que su tierra necesitaba un impulso en cuanto a la atención especializada de este tipo de trastorno, sobre todo enfocado en una enseñanza adaptada a cada menor y en la que se pensara en el futuro. Por ello, le propuso a Diego regresar a Málaga para fundar en Antequera, lugar en el que residió algunos años, su propia escuela. El sí fue rotundo.

Con esfuerzo nace EDAU, en ese momento el único centro de atención específica de la comarca y tan sólo el segundo de Andalucía después de Sevilla: «Vimos que había mucha escasez de recursos en general, que los adultos con autismo del municipio no tenían ningún tipo de ocupación ni taller al que acudir, algo que agrava la sintomatología y genera un malestar que desemboca en problemas de conducta. Nosotros quisimos aportar todo eso que faltaba con la creación de un centro educativo específico de autismo», cuenta con ilusión esta profesional.

Lo que empezó con apenas una docena de niños y adultos ahora se extiende a unos 100 usuarios: 30 menores en atención temprana, otros 20 en terapias, 10 en el centro educativo, 8 adultos, unos 15 niños en atención, diagnóstico y acompañamiento y, por último los que se incorporan a las salidas y eventos de ocio que realizan. Lo cierto y lo más curioso de esta entidad es que no todas las personas que acuden pertenecen a Antequera, pues Parra reconoce que tienen usuarios de cualquier municipio de Málaga e incluso de provincias cercanas: «Tenemos a un chico que viene de Cartajima. de Fuengirola e incluso otro de Loja. El problema es que en la atención temprana tenemos las 30 plazas cubiertas y en el centro educativo las 10, entonces no se están haciendo más derivaciones porque no tenemos más recursos. Para llegar hasta aquí el pequeño tiene que pasar por un centro ordinario, después seguir en el centro ordinario con apoyo, más tarde derivarlo al aula específica y si ahí sigue sin haber adaptación real viene a un centro de educación especial», comenta. En la actualidad están a la espera de que la Junta de Andalucía les ayude a incrementar esas 10 plazas del centro en 20, un aumento que supondría mayor atención y ayuda: «Hasta que la Junta no autorice ese cambio no se propicia el cambio por parte de las familias y los centros educativos por miedo a que tengan que desplazarse a Málaga cada día», relata, pensando en los usuarios que viven en las zonas más cercanas a Antequera.

Talleres para adultos

Una de sus peculiaridades es que atienden a personas de edades muy distintas y desde EDAU piensan en el futuro de esos niños con autismo. Sus talleres de terapia ocupacional con adultos, tan sólo 8 en la entidad, son una prueba de ello. Estos chicos y chicas de entre 22 y 34 años realizan actividades diarias para seguir desarrollando sus capacidades y aprender a asumir responsabilidades. Por ello se ocupan del huerto de la entidad, de las gallinas, de las labores de saneamiento del jardín de una de casa de campo que tienen en común (y que cedió una familia de la comarca) o de lavar semanalmente las furgonetas de la entidad con las que se realizan los transportes de sus usuarios: «Se hacen salidas al entorno comunitario todos los días sin excepción. Queremos aproximarles para que participen y dar visibilidad a nuestros chicos, que adquieran el aprendizaje en la calle para que siga aquí la inclusión. Porque la inclusión no es sólo de nueve de la mañana dos de la tarde, queremos aportarles calidad de vida», aclaran desde la entidad.

Para aumentar esa calidad de vida ya prevén abrir pisos tutelados para que estos adultos tengan una vida independiente dentro de poco, algo que supondría un avance para la entidad y su cobertura de cualquier momento vital de sus usuarios: un sueño pendiente, pero no imposible para EDAU.

Los adultos realizan labores de mantenimiento en una finca con jardín que tienen en común. SUR

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