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REGINA SOTORRÍO
Sábado, 5 de octubre 2013, 17:02
Quería irse así:«Con la cabeza alta». En forma, con la voz intacta, tras cerrar con éxito una gira de My fair lady y con un último álbum (Amolap) que revolucionó las redes con su coqueteo con la música electrónica. Pero «el mundo no se acaba en un escenario». Es el momento de cambiar de vida. Paloma San Basilio deja la profesión para dedicarse a su familia y a sí misma tras 40 años de idas y venidas. Lo hace diciendo Hasta siempre a su público en una gira de despedida que el 9 de octubre llega al Teatro Cervantes. «Quiero darle las gracias a la gente que no me ha dejado sola», declara la actriz y cantante. Las entradas están agotadas desde hace días.
Hasta siempre es una despedida por todo lo grande.
Sí, es una alegría tener la posibilidad de dar las gracias a la gente y de irme despidiendo de los distintos públicos de tantos años. Es lo que siempre he querido hacer.
¿Por qué ahora? Lanzó hace un año Amolap, en el que coqueteaba con la música disco, cerró con éxito una nueva gira de My fair lady...
Porque yo creo que han sido ciclos que se han ido cubriendo. El disco era algo que tenía pendiente y que tenía muchas ganas de hacer. He ido haciendo cosas que quería hacer, que me había propuesto y ya era el momento de cambiar, de dedicarme a otras cosas. Quería irme con un buen sabor en los labios, dejando un buen trabajo hecho, pero son casi 40 años... Llega un momento en el que conviene ya mirar hacia otro lado y plantearte otra forma de vida.
¿Cómo será su vida ahora?
Será una vida viajera, como siempre lo ha sido. Seguiré moviéndome porque no me puedo estar quieta. Quiero irme a vivir a mi casa del sur, y estaré mucho tiempo en Los Ángeles con mi hija y con los niños, que me llaman constantemente y me echan de menos. No me los quiero perder. Seguiré pintando, seguiré escribiendo y descubriendo cosas nuevas.
Es el momento de hacer lo que el trabajo no le ha permitido.
Llevo muchos años dedicada a esta profesión y no disfrutando de mi familia como me gustaría, sobre todo durante toda la etapa en la que Ivana era pequeña. Ahora mismo se lo debo.
¿En esta decisión ha influido de alguna manera la situación que vive la cultura? Imagino que desmotiva para seguir adelante...
No es el momento más oportuno, la verdad. Cuando pensé en la gira de despedida no fue un factor que influyese, pero sí es cierto que el hecho de plantearte giras de teatro importantes con la subida del IVAes prácticamente imposible. Y el mundo discográfico está atravesando una mala racha y cada vez es más complicado hacer buenas producciones. Es un momento en el que ya no me siento muy cómoda en la situación del mundo de la música y el teatro, y ha coincidido con la sensación de querer cambiar el sitio por el que transitar.
Ya se sabe que una retirada a tiempo es una victoria.
Total y absolutamente. No sabes lo bonito que es estar haciendo una gira donde todo el mundo te dice que la voz está maravillosa, los teatros están llenos... Hay que irse así, con la cabeza alta y el listón alto para que la despedida sea gratificante y pienses que mereció la pena todo este tiempo de entrega a una profesión.
¿Siempre tuvo claro que no moriría con las botas puestas?
Desde el principio. Yo soy una ciudadana que está en constante aprendizaje, he hecho muchas cosas, he tocado muchos palos, ha sido un recorrido maravilloso... pero el mundo no se acaba en un escenario. La vida tiene muchas ventanas que abrir.
¿Se va con la tranquilidad de haber hecho todo lo que ha querido?
Nunca pensé cuando hice mi primer disco que iba a recorrer el camino que he recorrido. Estoy muy contenta de todo el trabajo. Siempre se pueden conseguir más cosas, pero si me quejase no sería justo en comparación con tantas carreras que van a tener dificultad para hacer un recorrido tan largo, tal y como está el mercado.
¿Hay algo que no volvería hacer?
No tengo ninguna tendencia a arrepentirme, porque tampoco te sirve de mucho. De todo se aprende, incluso de las malas experiencias y de los errores. Lo importante en esta profesión y en esta vida es no tener miedo y arriesgar por lo que crees.
Usted no lo ha tenido.
Cuando te dedicas esta profesión no tienes garantizados ni el sueldo ni el despacho, nosotros vamos a ver qué pasa siempre. Siempre vas saltando sin red y eso ya forma parte de mi carácter. Yo me siento más cómoda en esa atmósfera que en la atmósfera de seguridad, de repetir lo mismo, de estar en el mismo sitio...
Y si echara de menos la adrenalina de los escenarios, ¿qué?
¿Sabes qué pasa?A mí la adrenalina me sube con mucha facilidad. Cuando estoy en el escenario por supuesto que hay un sentimiento maravilloso de emoción, pero yo también siento eso cuando estoy con la gente que quiero, cuando veo a mis nietos, cuando viajo y descubro mundo, cuando hay un día maravilloso de sol y me puedo bañar en el mar... La adrenalina la tengo siempre bien entrenada y no creo que solamente sea el escenario el que me la estimula.
Al público le llegan los éxitos, los discos nuevos, las giras de teatro... Pero también habrá una trastienda no tan bonita que no se ve.
El que piense que esto es fácil está muy equivocado. Pueden verme con mi traje bonito y con un foco, pero hay muchas cosas detrás, muchos momentos difíciles, muchas decepciones... De pronto luchas por un disco por el que llevas trabajando meses y ahora llega un nuevo director a tu compañía y no le gusta y te lo tienes que tragar... Hay que tener muchas ganas y mucha confianza en uno para no venirse abajo y seguir adelante.
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