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GEMA MARTÍNEZ
Domingo, 4 de marzo 2012, 12:25
En las escaleras que conducen a una oficina de los setenta, hay un olor conocido. Huele a ajonjolí o a matalauva. «Huele a dulce», resume Francisco Ramos, nieto de Ángel Ramos, fundador de Tortas Ramos.
La foto del fundador, grande, antigua y coloreada, es el único adorno en la pared de esa oficina de los setenta, con una mesa de la misma época, en la que se amontonan varias cajas azul celeste intenso, con un logotipo que enmarca el apellido del fundador de la foto y que retrotrae a meriendas, a recreos, a café con tortas Ramos.
Eso también cuentan muchas de las personas que se han vuelto a encontrar con la marca malagueña a través de su web. Malagueños que emigraron a Cataluña y que ahora realizan, a través de Internet pedidos particulares, para rememorar el sabor; para acordarse del sabor de aquellas tortas de siempre.
Los ingredientes
«Las tortas Ramos llevan, sobre todo, aceite de oliva virgen», dice Francisco Ramos. «Y azúcar, y ajonjolí, matalauva, almendra, miel... y harina, claro», añade. Cuando tuvieron que hacer el análisis para ver cuántas calorías tenía una torta Ramos salió menos de lo que el nieto del fundador, copropietario con su hermano de la empresa, pensaba. 244 kilocalorías por pieza. No es que sea un producto light, pero de todas las variedades elaboradas en el obrador torta Ramos de chocolate, Gaditana y San Ciriaco es la que menos calorías tiene. Eso asegura Francisco.
La web (www.tortasramos.com) y eso de las calorías sitúa a la firma en el siglo XXI, mientras que la masa madre es el cordón umbilical que la mantiene unida a aquel emprendedor de la foto, que en 1932 exportó el desayuno típico y contundente de su pueblo de la Axarquía a toda la provincia. «Empezó allí, en Algarrobo, pero como era un emprendedor, se vino a Málaga y montó el obrador en Ciudad Jardín, donde estuvo hasta el 79, cuando nos trasladamos aquí, a El Viso».
La masa madre no cambió; ni con el tiempo ni con los traslados, ni con la web ni con la conveniencia de informar al consumidor de los kilojulios por unidad. «Guardamos un poco de la masa de hoy y se la añadimos a la de mañana. Así ha sido desde los años cuarenta», dice Francisco Ramos. También, que es un método que preserva la esencia de la masa y que además le da consistencia.
En estos momentos y según uno de los dos nietos de Ángel Ramos, en el obrador de El Viso se elaboran 30.000 tortas al día, de las diferentes variedades de la firma. Entre producción y distribución, Tortas Ramos da trabajo a 21 personas y en estos momentos se está ampliando su distribución, introduciéndos en mayor número de grandes cadenas. «Antes teníamos presencia en una única cadena, mientras que ahora vamos a estar en casi todas», dice. No obstante, reconoce que la marca debe su éxito a la acogida que siempre ha tenido en pequeñas tiendas o comercios de cercanías y en los bares, sobre todo de la provincia y que Francisco Ramos asegura conocerse al dedillo: «Si ahora mismo me llama un cliente y me dice el nombre del bar, yo sé dónde está ubicado», mantiene.
No es que el nieto del fundador asegure que la crisis no afecta a la firma, pero sí da a entender que no asusta demasiado. De hecho, mantiene que esa introducción en otros frentes se está traduciendo en un aumento de ventas. También asegura que pasaron una crisis mucho peor en los ochenta, cuando acometieron una reestructuración que no dio los frutos esperados. «Esta crisis nos pilla con experiencia», concluye.
En la fábrica que, sin un solo cartel que la anuncie, parece esconderse entre las naves de El Viso, huele a matalauva. Pero Francisco Ramos dice que a él no le huele a nada. Luego lo explica: «Llevo 27 años trabajando aquí. Con dos años corría por el obrador».
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