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Los tres novilleros torearon por primera vez en La Malagueta con caballos. De ahí que hicieran el paseíllo desmonterados.
El ganado de Macandro deslució la primera de feria
FERIA DE MÁLAGA 2009

El ganado de Macandro deslució la primera de feria

Los novilleros Pablo Belando, Saúl Jiménez Fortes y Manuel Días Gomes se enfrentaron a una auténtica corrida de toros

TEXTO: ANTONIO ROCHE

Sábado, 15 de agosto 2009, 03:40

La autoridad ha puesto el listón bastante alto en cuanto a la presentación del ganado, porque lo que le echaron ayer a los tres jóvenes novilleros fue toda una corrida de toros. Hay que esperar que ese listón se mantenga también cuando lleguen las figuritas, aunque tememos que van a matar algunos astados de similar presencia. Si no, al tiempo.

Los toros -así hay que llamarlos- tiraron por el suelo la ilusión de Pablo Belando, Saúl Jiménez Fortes y Manuel Días Gomes. Fue mucho arroz para tan poco pollo. Mucha presencia para tres jóvenes poco rodados. Toros descastados, faltos de fuerzas, sosos, sin transmisión... Todo eso metido en el cóctel da como resultado un deslucimiento generalizado del festejo. Algunos de esos bureles, que alcanzaron los 500 kilos, fueron pitados en el arrastre.

La Feria de Málaga no pudo empezar peor. La primera en la frente. Esperemos que sólo sea la primera, que se quede ahí, y que el ganado que se lidie a partir de hoy tenga otro comportamiento. Por favor, no más tardes de aburrimiento.

Pablo Belando

Es difícil enjuiciar, criticar, la labor de los novilleros ante semejante ganado y lo poco placeados que están. Con esa premisa, hay que decir que Pablo Belando toreó ayer en una plaza de primera como Málaga sin estar completamente recuperado de la cornadita que sufrió el pasado domingo en Gijón. Mermado de facultades, fue una temeridad enfrentarse a esa corrida. Se le notaba claramente las secuelas de aquella cogida.

El de Murcia, por esa razón, declinó llevar sus dos toros al caballo y delegó esta tarea en el subalterno que lidiaba. Un chaval que empieza está obligado a afrontar la responsabilidad con todas las consecuencias. De lo contrario, hay muchos más novilleros deseando cubrir un hueco en la Feria de Málaga. Entre ellos, el malagueño Juan Carlos Cabello, que se ha quedado fuera del ciclo.

Con el primero pasó sin pena ni gloria, quizás, también, impresionado por la presencia de 'Candelo' (498 kilos). Con el segundo salió algo más dispuesto y lo recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio. Se llevó un susto al caerse en la cara del toro tras veroniquear a 'Catinillo' (499 kilos).

El chaval quiso agradar e instrumentó una primera serie con la derecha, cuyos muletazos tuvieron suavidad y temple al acertar con la distancia, pero el novillo se le fue apagando. Fue ovacionado tras liquidarlo de dos pinchazos y media caída.

Jiménez Fortes

Saúl Jiménez Fortes se topó con los mismos inconvenientes en cuanto al ganado. El hijo de Gaspar Jiménez y de Mari Fortes tiene un buen concepto de toreo, pero le queda mucho por corregir. Por ejemplo, fortalecer la muñeca -parecía que la tuviera de mantequilla- para que los pitones no le desarmaran con tanta frecuencia. Fue desesperante los enganchones a la tela.

En su primero (485 kilos) dibujó tres excelentes verónicas. Eso fue lo mejor. Porque con la muleta brindó a una prima de Barcelona una faena que no existió por dejar que el toro le enganchara la franela con insistencia. Pinchazo y dos medias, y se silenció su labor.

El quinto de Macandro (500 kilos), de la línea de Juan Pedro Domecq, fue un zambombo cuyo juego fue similar a los de la otra rama. Con un agravante: el toro se vencía por el izquierdo. Además, en el tercio de banderillas creó cierto desconcierto con dos capotes en el suelo y dos banderilleros de cabeza al callejón.

Jiménez Fortes, que lo recibió antes con una larga cambiada de rodillas -creemos que el chaval tiene condiciones para no recurrir a ello-, nos hizo albergar ciertas esperanzas con la mano derecha, pero rápidamente se esfumaron entre tantos enganchones y muleta por los suelos. Un pinchazo y otros dos hondos dieron tiempo a que sonara un aviso. Además, el puntillero, que es nuevo este año en La Malagueta, tardó en cachetearlo: precisó de cuatro golpes.

El portugués Manuel Dias Gomes hizo lo más potable del festejo. Fue en el último (489 kilos), al que lanceó bien. Intentó empezar su faena muleteril con un pase cambiado por la espalda desde el centro del anillo, pero el burel se le vino andando y desistió de dárselo. Además, manejó la derecha con cierto gusto, rematándola con un torero cambio de mano. Aquello parecía que iba a ir a más, con un público ansioso por aplaudir y un maestro Puyana dispuesto a agradar. Pero no, no. No fue a más. También le permitió que el toro le tocara con frecuencia los engaños y hasta en una ocasión le partió el estaquillador.

Dias Gomes, que no está acostumbrado a ejecutar la suerte suprema -en Portugal no se matan los toros-, necesitó de un pinchazo del que salió arrollado por la testuz del animal, otros tres y una estocada algo defectuosa. Sus ganas de agradar fueron correspondidas con aplausos.

El tercero (461 kilos), el más escurrido del encierro, tiraba tornillazos al final del muletazo lo que provocó más enganchones y, por tanto, deslucimiento del diestro. Mató de cinco pinchazos y una media, y escuchó un aviso.

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