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ÍÑIGO GURRUCHAGA
Jueves, 29 de enero 2009, 02:59
El futbolista Robinho, que juega esta temporada en el Manchester City tras pasar varios años en el Real Madrid, fue interrogado ayer por la Policía británica en el curso de la investigación por la denuncia de una mujer que alega que fue víctima de un asalto sexual por parte del brasileño en una discoteca de Leeds.
El representante de Robinho negó que el futbolista haya cometido ningún delito y la Policía le dejó en libertad provisional, sin que se le presentasen cargos, tras acudir voluntariamente a la comisaría a una hora pactada y responder a las preguntas de los investigadores, que también le hicieron la foto habitual en estos casos.
La denuncia -por violación, según medios británicos- procede de una estudiante de la Universidad de Leeds, que estaba en compañía de unos amigos en un club nocturno frecuentado, al parecer, por futbolistas. Los hechos que la Policía investiga se produjeron en la noche del 14 de enero y la información sobre lo ocurrido está sometida a las restricciones habituales cuando existe un posible proceso penal.
Robson de Souza, Robinho, tiene 25 años y vive cerca de Manchester en compañía de su mujer, Vivian, y de su hijo, Robson Junior. Nació cerca de Santos, en el Estado de Sao Paulo, y su habilidad casi circense con el balón le catapultó inmediatamente al equipo local, se dice que por mediación del famoso Pelé.
Desde el Santos se fue al Real Madrid y este verano manifestó su deseo de marcharse, porque se sentía menospreciado al conocerse que el club le ofrecía al Manchester United como parte de una operación de fichaje del portugués Ronaldo. Pero la compraventa no se cerró, porque el United no quiso vender.
En esas circunstancias, Robinho pidió que le dejaran marcharse y el equipo entonces más rico de Inglaterra, el Chelsea, que había fichado como entrenador al también brasileño Luis Filipe Scolari, se mostró interesado.
Pero el club de Londres no aceptó pagar el precio pedido por los mandatarios del Real Madrid, que tenían sobre la mesa otra oferta. Porque el jeque Mansour, de la familia gobernante en Abu Dhabi, compró el Manchester City y lo convirtió en un club con fondos aparentemente ilimitados. El fichaje de Robinho por el City se convirtió en el gran acontecimiento del mercado del fútbol el pasado verano. El traspaso costó cerca de 40 millones de euros y se asegura que cobra un sueldo semanal de 160.000 euros.
Un club sin relumbrón
El fichaje de Robinho por el City, un equipo con pocos éxitos deportivos en su historial, no sirvió para enmendar su trayectoria, que discurre por lugares tibios de la clasificación. Sin embargo, el City ambicionaba un lugar más alto en la tabla y trató de reforzar el equipo fichando a otro astro brasileño, esta vez Kaká, que juega en Milán, y por 100 millones de euros. La operación se truncó hace una semana.
El mismo día en el que se anunció que Kaká no iría a Manchester, Robinho se escapó de la concentración de su equipo, en Tenerife. Argumentó que tenía cuestiones personales que resolver en Brasil. Regresó el pasado domingo y el club no ha confirmado aún si el jugador recibirá una sanción.
Pero el desconcierto provocado por las andanzas recientes de Robinho dejaba ayer de ser gracioso. El Manchester City, que con el fichaje del evangelista Kaká aspiraba a crear un modelo de conducta deportiva, se queda ahora con Robinho y en un lugar muy diferente al deseado.
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